La primera parada de la gira de la victoria

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Perrquete POV

Sé que el día será horrible cuando empiezo a ver llegar las cámaras a mi distrito. Estoy cerca de la estación devorando un buen trozo del diminuto pan que sirven en mi distrito. Es cuadrado y normalmente te lo puedes acabar de un bocado. Simplemente se vende porqué es barato, y a todo el mundo le gusta lo barato. Incluso en el distrito doce, el más pobre de todos, tienen un pan más grande y suculento que el nuestro.

El primer tren llega a las doce en punto. De él se bajan un montón de cámaras y técnicos que son recibidos rápidamente por la alcaldesa. La mujer que administra el distrito no es muy joven, quizás tendrá unos cincuenta y cinco años. Es una mujer muy estirada pero querida por todo el mundo. Tiene dos hijos mayores y tres nietos que no deben tener ni la edad de Teetee. Nunca me había acercado mucho a ella, pero en los últimos meses he estado más veces en su casa que en la que yo vivía antes de los juegos. Al final me había acostumbrado a pasear por el ayuntamiento como si se tratara de mi habitación. 

Supongo que mi relajado día se acaba aquí. Después de estar seis meses sin molestos focos apuntándome en todo momento, vuelvo a estar en el centro de todo. Salto de mi querido asiento entre los muros de hormigón que hay repartidos por toda la plaza central del distrito y me despido de mis compañeros antes de empezar mi camino hacia la aldea de los vencedores. 

Se suponía que después de ganar los juegos iba a dejar el colegio, no necesitaba estudiar si iba a ser mantenida durante toda mi vida, pero después de un largo més de mis eternas vacaciones, volví por puro aburrimiento. Beetee me había contado que los tributos, después de proclamarse vencedores, adoptaban hobbies que les entretuvieran y permitieran que en el capitolio se sintieran embelesados con ellos. Yo, a parte del colegio, no tenía ningún talento especial. Y lo había intentado. Prové a ser inventora cómo mi mentor, pero mis manos y mi maña no eran los indicados. No sabía dibujar, era patosa y me parecía mortalmente aburrido. Wiress, que había sido mentora de Lesterr en los juegos, me propuso que intentara darle una oportunidad a los juegos de estrategia, como ella. También lo intenté, pero, por muy bien que se me hubiera dado planear estrategias en la arena, el ajedrez era otra cosa distinta. Era tan mala que en una ocasión Wiress me había ganado con tres movimientos.

Al final, dándome cuenta de que lo que realmente se me daba bien era la teoría, decidí volver al colegio acabadas las vacaciones de verano. Y me lo paso bien, me gusta estar allí como una alumna más. En el capitolio ya me han encontrado otro apodo rídiculo "el cerebrín". No se si prefiero este o el de "el corazón de oro". 

Cuando llego al fin a mi casa me encuentro a Teetee jugando con Hunter en la mesa de la cocina. Una de las condiciones que le había puesto al capitolio a cambio de mi silencio era que Hunte se viniera a vivir conmigo, aun sin pertenecer a la familia. A la suya, por otra parte, no le había parecido mala idea. Una casa de la aldea de los vencedores esta mucho mejor adaptada que su viejo habitaje. Incluso había hecho instalar un dispositivo que le ayuda a subir las escaleras.

-¡Tenemos visita! -grita Teetee señalando a la sala de estar-. Han venido a maquillarte -explica mientras hace extrañas muecas con la cara.

Sonrío mientras me acerco a aquel par. Hunter y Teetee se habían unido extrañamente durante los juegos, lo cual parecía extraordinario. A Hunter no le gustan los niños, y Teetee se espanta de cualquiera que sea un año mayor que él. La sorpresa que me llevé al llegar a mi distrito y encontrarme a mi hermano pequeño sentado en el regazo de mi amigo. 

-Os traigo la piezas que me pedisteis -digo dejando la bolsa llena de cachivaches encima de la mesa.

Los dos sonríen emocionados mientras vacían la bolsa y vigilan que estén todos los componentes que me pidieron. A diferencia de mi, mis dos hermanos son todos unos manitas, como buenos habitantes del distrito tres. Eso ha conseguido unirlos aún mas con Hunter, el primero de la clase en mecánica. Des de hace unos meses el extraño par de amigos se han dedicado a crear un proyecto secreto del que no me han hablado. Bueno, un poco, pero solo sobre las piezas necesarias para acabarlo. Últimamente he pasado demasiado por la ferretería y, en caso de no hallar lo que busco, por las fabricas abandonadas del distrito.

La oculta historia de HaymitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora