Trajeron de prisa una herramienta para cortar puertas metálicas de gran envergadura, robustas y de gran tamaño.
Esa herramienta si pudo abrir sin duda la puerta y así logramos ver desde el pasillo que dentro del ascensor, solo había una bolsa negra de consorcio, atada con una soga roja, la sacaron de inmediato para ver su contenido, ya que mucho no pesaba; un oficial nos corrió hacia atrás y acordonaron mejor el sitio, no querían que contaminaran la zona.
Los segundos parecían minutos y los minutos horas, los oficiales seguían el protocolo, y abrieron la bolsa con precaución y cautela, no querían dañar las pruebas, entonces abrieron la bolsa y solo había un manojo de llaves y ropa ensangrentada. Pero de ahí no provenía ese olor.
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