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Raeken

ST. FRANCIS HOSPITAL
TACOMA, WA
MARZO EN LA ACTUALIDAD

4 días antes del suceso...

Se encuentra un paciente con cancer terminal en una habitación. Después de tanto sufrimiento y no poder dominar la muerte. Se mantiene ahí, atrapado. Sin fuerzas, sin aliento y peor aún sin poder abandonarlo.

El dolor es escaso debido a sus particularidades divinas pero no es inmune a los sentimientos propios del receptor.

Observa a la enfermera quien prepara sus medicamentos que ni el mismo puede consumir por si mismo, tomar la decisión de salir del cuerpo actual no era sencilla.

Cada vez que el salía de un habitad una luz resplandecía en todo el cielo, lo cual no favorecía su escondite por lo que optaba por vivir toda la vida de su huésped.

Tenía 8 meses en cama sin poder moverse, el hambre crecía y la comida humana no llenaba esa necesidad.

Escuchaba personas hablar, al parecer eran familiares de su actual receptor que solía llamarse David, 29 años y todo le salió mal al no poder sobrevivir el cancer.

Entre más tiempo pasaba en el huésped sus poderes de curación disminuían por lo cual no se daba el lujo de experimentar situaciones que pudieran poner en riesgo su hábitat.

La familia se acerca, rodean la cama mientras lloran y lo observan con lastima o en su totalidad tristeza. El sabía que era momento de irse y darle oportunidad a David de despedirse de su familia sin saber porque está ahí.

El recordaría su último día como si fuera ayer, como si despertara una mañana cualquiera pero de su último ayer habían pasado ya 7 años.

Se preparó, provocó que le dieran convulsiones para que la familia fuera retirada. Llegaron los médicos de guardia para detenerlas y abandonó el cuerpo.

Dejando desconcertado de todo al verdadero dueño del cuerpo, el cual se daria cuenta que tan solo le quedan pocas horas de vida, y quedaran justas para poder decir adios una ultima vez a toda su familia.

Tocó la mano de su enfermero, momento exacto, tiempo exacto. Escape momentáneo lo cual provocó que el enfermero cayese a un lado de la cama.

Los demás desconcertados por el suceso, dos enfermeras lo tomaron de los brazos para poder reincorporarlo. Abrió sus ojos por primera vez en el nuevo receptor provocando el  grito de una de las enfermeras.

Cayendo al suelo de nuevo, parándose lentamente mientras tocaba su cabeza y miraba para todos lados.

Salió de la habitación con rumbo al sanitario para lavarse la cara y salir a buscar un receptor valioso que pudiera darle buena vida.

No quería ser un simple enfermero de un hospital de gente rica, y defectuosa.

Se observa en el espejo unos segundos, ese chico de piel blanca y esos ojos verdes penetrantes con su quijada semi perfecta era ahora su nuevo títere.

Apuntó de salir, entra un chica que se le queda viendo, y le hace señas de que no se encuentra en el baño correcto.

Asiente y le sonríe, lo cual ocasiona un poco de incomodidad en la escena. La chica da media vuelta para retirarse pero él es veloz.

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