Capítulo 9: Paquetes de regalo misteriosos

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Las chicas habían llegado a la casa con su buena cantidad de comida —la que fácilmente podría alimentar a todo el piso— cuando me contaron que todos vendrían a cenar aquí comprendí la gran cantidad de comida. Mientras leía un libro cómodamente en la sala Maia y Christie limpiaban el departamento, cuando terminaron fueron corriendo a ducharse, mientras se peleaban el baño y luego el secador de pelo. Cuando las chicas estuvieron listas, vestidas con ropa más formal, me indico que debía de estar a la altura de mis compañeras de casa, así que fui hasta mi cuarto y entre a darme un baño, mientras escuchaba el ruido de la máquina de coser de Maia.

Después de terminar mi baño, cogí una camiseta blanca que me coloqué mientras buscaba algo que ponerme, lo que termino siendo una camisa azul con unos pantalones blancos. Llegue a la sala con uno de mis libros en mano, encontrándome con las chicas que acariciaban a un cachorro blanco.

—¿De quién es ese lindo perrito?—pregunte.

—Es de Cassie... lo adopto para tratar de sacar a DaeHyun de su depresión — dijo Maia.

—Es una buena idea —dije, recordando el estado de mi nuevo amigo. —Esperó que a DaeHyun le guste.

—Yo también esperó lo mismo — dijo Cassie.

—¿Pero, no lo invitaron? — pregunte.

—Se rehusó a venir —respondió molesta.

—Dale tiempo.

—Llevo dándoselo por días, no come, no habla, cuando está en casa ni se mueve.

—No te preocupes demasiado, con Nick y Seth hemos logrado que se divierta con nosotros...

— Así que eso explica tus salidas a diario, sales con Seth, Nick y DaeHyun —dijo Maia burlándose de mí recordándome como yo les preguntaba por sus andanzas matutinas. — ¿Qué hacen?

—Jugamos pool  — respondí sentándome en el sillón.

Maia comenzó a burlarse de mí como de costumbre, mientras que Cassie y Christie reían por sus estupideces. Un par de minutos después llego Zoé, la que algo acelerada nos entregó unas tarjetas musicales, mientras nos decía que no podría venir a cenar con Nick porque este se encontraba enfermo. Después que se fue no pasó mucho tiempo para que Seth apareciera para decir algo similar, la diferencia que el también se encontraba enfermo, a lo que Christie y Maia reaccionaron. Toda la comida que habían preparado la colocaron en diversas fuentes y salieron a repartirla, mientras ellas hacían eso un extraño mensaje apareció en la televisión...

<<Te espero el día 26 en el piso -14 a medio día, usa las escaleras para llegar hasta ahí, te abriré la puerta a las 12.00, no le digas a nadie donde vas. ATTE X.>>

Termine de leer el mensaje y la pantalla volvió a oscurecerse. Bastante sorprendido por lo que había ocurrido, provoco que mi mente comenzara a funcionar a todo lo que da su capacidad. ¿Para qué me querrá ese tal X? Con esta pregunta rondando mis pensamientos volví a coger mi libro para tratar de despejarme.

La tranquilidad de la casa no duro por mucho tiempo Maia y Christie llegaron de vuelta sin la comida que se habían llevado, para correr a la cocina y servir la cena. La comida estuvo exquisita, tras acabar de comer —en lo que estuvimos por lo menos una hora y media entre entrada, plato1, plato2, plato de fondo, y postres —, Maia nos hizo abrir los obsequios justo a medianoche, esperando ansiosa nuestra reacción frente a sus regalos, que resultaron ser una teñida de ropa formal nueva, que combinaba entre sí.

—¿Qué les parece?

—Bonito... — dije. Christie esbozo una sonrisa.

—Maia me escuchaste hablar mientras dormía, ¿Verdad?

Tiempo de ruinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora