Incubus

Toda una vida.

Tan solo con la primera semana sin verse, Sasuke se sentía como un perdido sin Naruto. Jamás habría creído que estar tanto tiempo sin él lo llevaría a sentir mucha tristeza y soledad y tampoco que un humano se podría sentir así, había acudido al doctor para saber si de esa manera podrían ayudarlo y lo que le diagnosticaron no fue más que depresión y ya por orgullo no había querido tomar las pastillas recetadas, lo cual lo había llevado a no trabajar y solo hundirse debajo de sus sábanas.

Justo una noche de sábado no pudo aguantar la curiosidad de saber que podría estar haciendo Naruto y no con sus mejores ropas, se escabulló entre todos los bares a la redonda y después de un rato de vagar entre multitudes lo encontró, ahí estaba, rodeado de mujeres, coqueteando con ellas, bebiendo con ellas y besandolas. Sasuke pudo sentir como el corazon se le rompió en millones de pedazos, Naruto lo hacía increíble, superarlo le salía muy bien ¿qué más podía esperar? Es un demonio.

Ahora era un humano, un adulto y más o menos consciente y maduro como para afrontar una situación de esa magnitud, podría hacerle frente y salir de ahí con su dignidad intacta sin hacer ningún tipo de escena.

-Provecho.

O eso pensaba, solo un par de segundos fueron suficientes para acercarse justo donde estaba su "ex pareja" y arrojarle su bebida en la cara antes de irse. Había dicho que nada de escenas pero, era un humano con un caso grave de depresión ¿Qué más se podía esperar?

-¡Sasuke que demonios! -Por instinto Naruto fue tras de Sasuke. Una vez afuera del establecimiento lo tomó del brazo y lo confronto -¿Crees que es fácil? ¡Tu fuiste quien me pidió que me fuera! ¡TE EXTRAÑO MALDITA SEA!

-Si, se nota que es sumamente difícil para ti -No se contuvo en lo más mínimo con sus gestos y tono irónicos- Anda corre estoy seguro que eso no daño tu racha y esas a quienes estabas metiendo la lengua estarán ansiosas por pasar la noche contigo -Hizo que lo soltara- No te preocupes, ganaste, no volveré a buscarte y menos a extrañarte. -Antes de que pudiera responder ya estaba caminando a paso acelerado para no escuchar nada de lo que tuviera que decir.

-¡SABES QUE ES MI TRABAJO! -Fue lo último que pudo distinguir de las palabras de Naruto.

Las semanas pasaban y seguían siendo un tormento, pero tenía que aprender a superarlo y para eso el primer paso era volver al trabajo que por algún milagro había logrado conservar pese a sus ausencias. Con el pasar del tiempo iba comprendiendo lentamente como era que vivían los humanos, al inicio pensaba que la mejor manera era llenarse de trabajo para no pensar en cosas desagradables pero eso le pasó factura a su cuerpo, por lo que tuvo que encontrar un equilibrio para mantener su mente ocupada y no descuidar su trabajo tampoco.

Como humano también encontró algunos hobbies que igualmente servían para que no pensara para nada en Naruto, el ejercicio y la lectura le habían ayudado y eso porque en su trabajo en la cafetería escuchaba (sin querer y otras veces intencionalmente) a los clientes hablando sobre ese tipo de cosas que pudo poner en práctica. Al final resultó que no necesitaba los medicamentos para escapar de esa depresión, incluso llegó a tener un par de conocidos aunque no fuese la persona más sociable del mundo.

El verdadero reto comenzó cuando, de vez en cuando, lo invitaban a salir por las noches ya que no quería pisar un bar ni ningún lugar donde pudiera encontrarse a Naruto, pero ya que tenía ciertas ideas en la cabeza se las arregló para alejarse de los lugares donde sabía que era casi seguro encontrarlo, así podrá disfrutar de una noche tranquila sin el temor de verle la cara de nuevo.

Pasados los meses los frutos de su esfuerzo se vieron reflejados y es que había logrado conseguir un ascenso, de un simple mesero a administrador lo que le facilitaba mucho las cosas. Antes de darse cuenta ya habian pasado 6 meses y había ocurrido justo lo que él deseaba, no fue necesario ir a un bar ni aun hotel ni a ninguno de esos lugares, finalmente un día en esa misma cafetería había conocido a alguien que logró llamar su atención.