Heridas.

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¿Cómo es que se cura a alguien? Tal vez con ¿Alcohol? o ¿Esa cosa marrón que se veía bastante desagradable? Seguro era con esa cosa igual al alcohol que tenia un nombre demasiado largo para ser deletreado. ¿Tenia que echarlo directamente a la herida? o ¿Mojarlo en el algodón? Joder ¿Por que curar a las personas tenia que ser tan complicado? Todo era porque cuando le pasaba algo o simplemente se quedaba así o le pedía a sus amigos que le ayudaran.

Ahora estaba ahí, en su casa, frente al cuerpo de un chico bastante atractivo, el cual tenia un par de golpes en todo el cuerpo y varios cortes en los brazos... sumándole con la piel demasiado blanca, ojeras casi negras y varias contusiones en el cuello, cintura y mejillas. 

Tenia miedo a tocar algo que no debía o herirlo mas de lo que estaba, se veía demasiado frágil. Por un segundo pensó que si a penas lo tocaba se rompería en millones de pedazos.

Pero de algo estaba seguro de todo eso, sino hacia algo pronto puede que el chico empeorara... ¿Y si no despierta? ¿Y si tiene una hemorragia interna? ¿Y si esta aun peor? ¿Y si mue...

Sacudió su anaranjada cabeza e intento bloquear esos comentarios. Nada le pasaría, el esta bien, respira y no parece tener algún hueso roto.

Con toda la delicadeza y valentía, decidió despojar al chico de rulos de su ropa solo dejándolo en boxers. El corazón de Ed latió con fuerza y no por el hecho de tener un chico demasiado hermoso como para ponerlo en palabras y jodidamente caliente, era el hecho de que su cuerpo se encontraba lleno de cortes, algunas cicatrices y moretones gigantes que variaban en colores bastante oscuros.

Sin pensarlo dos veces se levanto y con rapidez busco unas cuentas toalla junto a una cubeta, la cual lleno de agua calienta y regreso a la habitación. Mojo cada una, escurriéndolas un poco y con mucha delicadeza, cubrió su cuerpo con ellas. Tratando así que el cuerpo del castaño entrara en calor. Estaba tan frió que sus dedos tenían un toque purpura, estar en ese clima podía matar a cualquiera. Puede que no estuviera en una temperatura casi a los bajo cero, sin embargo, seguro el chico llevaba un par de horas en las calles y vistiendo ese simple suéter.

Cuando noto que el calor regresaba a la suave piel, retiro las toallas y las dejo a un lado. Con una que estaba sin usar, seco el cuerpo. Tratando de no darle importancia a lo que tocaba, salvo el hecho de hacer que el chico se pusiera mejor. 

Se levanto y rebusco en su armario algo que pudiera hacer que usara, tomo unos pantalones sueltos y una camisa que sabia que le quedaría gigantesca. Lo dejo a un lado del cuerpo inerte en la cama y con eso prosiguió a curarlo, paso por cada herida un algodón con una sustancia que no sabia pronunciar pero que según la etiqueta servía para desinfectar, también aplico una pomada que sabia que era muy buena ya que la había usado varias veces en el pasado y por ultimo vendo unos cuantos cortes bastante profundos. Al final de todo, lo vistió con calma sin querer despertarlo y prosiguió a arroparlo muy bien hasta la barbilla. 

No sabia muy bien que hacer en ese punto, así que sin mas solo prefirió preparar un café y tal vez una sopa para el rizado.

Treinta minutos después había hecho la sopa de pollo y se encontraba sentado en su sofá tomando un café bien cargado, viendo la vista panorámica de Londres en su humilde apartamento. Vivía en un piso 15 y la ciudad se veía maravillosa, mientras los rayos del sol se ocultaban en el horizonte, en un majestuoso juego de colores entre el naranja, rosa y amarillo... que casualmente combinaba con el paisaje otoñal. Era una vista que podía dejar sin aire a cualquiera.

Un ruido proveniente de su recamara, lo saco de su ensoñamiento y de un salto se dirigió a su cuarto. Trato de no botar su café en el proceso, ya que estaba muy caliente y no quería tampoco arruinar su sudadera favorita.

Al entrar en la habitación, lo recibieron unas grandes esmeraldas, las cuales se veian muy confundidas y un tanto asustadas. En ese mismo momento, el pelirrojo pudo jurar que no sabia que era respirar. Es mas, creyó que su corazón se había detenido por un segundo. 

La belleza de ese joven era tan pura y por un segundo de verdad creyó en los ángeles.

-Hola.- fue lo único que se le ocurrió, luego de haberse dado cuenta que llevaba casi dos minutos mirándolo como un idiota y posible acosador. Pudo ver como aquel cuerpo se encogió en la cama y tembló- No... no... no te voy a hacer daño, te lo juro.- rogó con la voz quebrada. El chico pareció dudar- De verdad. Te encontré en el parque, estabas desmayado y simplemente no te pude dejar ahí. Así que te traje a mi casa, espero no te moleste.- los ojos verdes viajaron por el lugar y por un segundo creyó haberlo oído suspirar- Cure tus heridas y te cambie... espero que de verdad no te moleste.- hubo un silencio incomodo y al final, el chico negó. El pelirrojo se sintió aliviado- Soy Ed, por cierto...-esperaba una respuesta o algo pero el chico parecía no querer hablar, ya que le dio una simple sonrisa un poco rota- ¿Quiéres comer?- por un segunda casi se le escapa una carcajada de felicidad, al ver como casi de inmediato el chico respondió con un asentimiento y un par de gemas verdes brillando. 

Regreso a la cocina casi a la carrera y de inmediato, coloco suficiente sopa en un plato como para dos personas. Con cuidado fue a su cuarto y sin vacilar se acerco al chico, dándole con mucha gentileza la comida. Este lo tomo casi sin dudar y con otra gran sonrisa comenzó a comer.

-¿Te apetece té?- otro asentimiento.

Al entregarle la bebida, parecía aun mas feliz... se veía tan adorable, casi sentía como la habitación se iluminaba con su presencia y aun mas con esa sonrisa. Era como ver una estrella. 

Luego de que el joven que aun no tenia nombre acabara su comida, Ed retiro los platos y luego de lavarlos y servirse otra taza de café, dejo que el chico descansara. Parecía haber tenido de verdad un día muy duro.

-Cualquier cosa que necesites, estoy en la sala.- fue lo ultimo que le dijo, antes de dirigirse al sofá y seguir tomando de su bebida, vio la tv hasta que sin darse cuenta cayo en un profundo sueño.

A la mañana siguiente, lo despertó los rayos solares que entraban por el gran ventanal. Se estiro un poco. La espalda le dolía por haber dormido en ese lugar, pero muy poco le importo.

A paso lento se acerco a la habitación y casi pudo sentir que el corazón se le salio por la boca, al ver el lugar complemente vació. Busco en todos lados, pero nada... el chico se había marchado. Se había ido sin despedirse y eso de verdad le dolió, el quería saber su nombre, el quería saber algo de el, el simplemente quería haber escuchado su voz antes de que se hubiera marchado.

Pero estaba ahí, en un apartamento completamente vació, sintiéndose mas solo que nunca y con las esperanzas por los suelos. 

Un papel blanco le llamo la atención, estaba sobre la mesa del comedor y tenia una letra bastante elegante.

“Muchas gracias por todo Ed, la verdad es que no se como pagártelo. Espero que un día nos volvamos a encontrar y te lo agradeceré. xX“

Y nada mas, no nombre y mucho menos algún apellido. Pero aunque suene tonto eso hizo que el corazón del pelirrojo latiera como loco y una gran sonrisa adornara su rostro.

En ese momento y por primera vez en muchos meses, decidió escribir y escribiría sobre un ángel, un ángel de labios blancos y piel pálida. 

Bueno, lamento haberme tardado y decir que publicaría ayer pero ocurrió un percance y perdí todo el capitulo. No quiero ni recordarlo, gracias a las personas que comentaron, son unos soles. Espero que este también les haya gustado :3

The A Team » larry lirry zarry narry || shylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora