Una sombra salió de la puerta rápidamente y se abalanzó sobre el señor Wells. Lo estaba inmovilizado y no paraba de emitir rugidos.
-¡Aaaaah!-dijo el señor Wells- ¡Detente!, ¡Ayudaa!, por favor...¡por favor, que alguien me ayu...- la figura aparentemente humana emitió un chillido y hundió su rostro en el cuello del señor Wells-
-Dios...- dijo Caleb cerrando los ojos y cerrando la cortina- ¿qué cojones está pasando?
-¿Qu-qué era eso Caleb?- dije con un hilo de voz. No me dí cuenta de que mis ojos estaban llorosos.
-No...no lo sé- dijo y se llevó una mano a la cabeza-. Escúchame, no creo que William vaya a volver. Tenemos que...
-¡No digas eso Caleb!- una lágrima por fin salió y recorrió mi mejilla rápidamente-
-Ana, es la verdad- dijo mirándome a los ojos-. Tenemos que cerrarlo todo. Persianas, puertas...
-¡No!, ¡Will va a venir!- más lágrimas aparecieron-
-Ana, ¡no va a volver!, ¿has visto lo que le ha pasado al señor Wells?- el ceño de Caleb se frunció mientras me miraba a los ojos intentando hacerme entrar en razón-.
Un fuerte portazo nos sobresaltó a los dos. Caleb me miró y se puso un dedo en los labios en señal de que no hiciésemos ruido. Se oyeron pasos y una voz ronca dijo:
-¡Chicos!, ¡Chicos soy yo!- la voz gruñó- ¡Soy Will!
Nuestros ojos se iluminaron de esperanza y bajamos como un relámpago las viejas escaleras de madera. Me dirigí hacia el viejo anciano y lo abracé.
William nos adoptó hace 10 años, cuando éramos pequeños. Caleb tenía 7 años y yo 4. Desde entonces, había cuidado de nosotros como un padre; el mejor.
William dió un quejido y yo pensé que tal vez le había abrazado muy fuerte asique me aparté suavemente.
-Chicos, supongo que estareis algo confundidos...
-¡Sí!- saltamos Caleb y yo al unísono-
-Escuchad, ha pasado algo. Nadie sabe muy bien el qué. Es una enfermedad contagiosa o un virus... no lo sé- dió un hondo suspiro- No os acerquéis a nadie- dijo mirándonos seriamente a los dos-, me da igual que sea un conocido, ese virus o lo que sea eso... se contagia por saliva, arañazos, rasguños...
De pronto nos quedamos todos en silencio.
-Estoy sediento...- dijo mirándome- Ana, cielo, ¿me puedes traer un vaso de agua, por favor?
-Sí, voy- me dirigí hacia la puerta, giré la esquina pero no fuí a la cocina. Me quedé al lado de la pared intentando escuchar lo que decían-.
-¿A dónde has ido?, ¿por qué has llegado tan tarde?- dijo Caleb-
-Caleb, ahora no hay tiempo para hablar de eso- se quedaron en silencio-.
-Un rasguño...-dijo Caleb. ¿Cómo que un rasguño? Will dijo que te podías contagiar por un rasguño...¿Acaso estaba...?-
-Me han contagiado- dijo el anciano-. No hay tiempo Caleb, quiero que os vayáis y me dejéis aquí. No sé cuánto tardará en hacer efecto.
-Pe-pero...no...no podemos...- dijo Caleb y pude notar como su voz se quebraba-
-Caleb...llévatela, no quiero que me vea así...- dijo Will y pude notar que estaba llorando. Nunca le había visto llorar.-
-Pero, ¿cuándo?- dijo Caleb-
-Ahora, coger vuestras cosas e iros. Te voy a dar las armas...- oí pasos y fuí lo más sigilosamente posible a la cocina. Llené un vaso de agua y fuí corriendo a la entrada-
-¿Y Will?- le dije a Caleb como si nada-
-Ha ido a...¿Por qué estás llorando?- noté angustia en la voz de Caleb-
-¿Qué?- mis ojos estaban húmedos- Ah..., es que... he visto el cuerpo del señor Wells desde la ventana y...- le contesté mirando al suelo-
Caleb me puso una mano en el hombro y con la otra me puso el pelo detrás de la oreja suavemente. A Caleb le costaba mucho abrazar a la gente asique lo abracé yo.
ESTÁS LEYENDO
Alone (Solos)
Ciencia FicciónLa enfermedad llegó a la ciudad de Londres. Se fue dispersando rápidamente por todo el mundo. Trillones de personas murieron y otros billones...bueno...algo parecido.