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“¿Quién podría temer a ese chico?”

Renjun no era alguien precisamente de apariencia amenazadora, al contrario, se veía tan puro y dulce que todo el mundo juraría que no había maldad en su alma, aunque así era, y Mark Lee tuvo que ser quien lo comprobaría.

Ambos eran jóvenes cuando se conocieron, y lo eran cuando Mark murió, o mejor dicho, fue asesinado.

Renjun frecuentaba la librería donde Mark trabajaba desde que este ingresó, y todos fueron testigos de eso.

Muchos creían que al joven le gustaba ese chico, es decir, era atractivo, nadie iba a negar eso, pero había más razones, y todas eran perturbadoras.

Renjun fantaseaba un sinfín de actos macabros para con el chico de la librería y deseaba ansiosamente poder llevarlos a cabo, o al menos, a uno de ellos.

¿Sería capaz de disparar al chico en la cabeza tan certeramente para ver su sangre manchar cada libro en la estantería donde ponía tanto afán y cuidado por organizar? O tal vez cortaría su garganta con el cortante con el que desenvolvía cada libro cuidadosamente.
La idea de degollar al chico entre todos sus libros y el ambiente al cual amaba le era prometedora y emocionante.

Una mañana fría de invierno, Renjun decidió llevar a cabo su plan: mataría al chico de la librería.

Como era de esperarse, las calles estaban poco pobladas a causa del frío que hacía temblar bruscamente su cuerpo y que amenazaba con congelarlo si se quedaba demasiado tiempo quieto en algún sitio.

Llegó a la librería y, como esperaba, nadie más que Mark estaba allí, organizando nuevos libros y reacomodando otros.

Saludó al chico con una reverencia y este le sonrió, asintiendo en respuesta, al igual que cada día, desde hacía meses.

No tardó mucho en cerciorarse de que nadie estuviera allí y tomó el cortante de encima de la mesa, se acercó a Mark, quien estaba de espaldas y lo observó, simplemente, sin que este se percate de su cercanía.

Rozó el filo con sus dedos y estuvo satisfecho, eso sería suficiente.
Con rapidez se acercó desde atrás y le cubrió la boca, riendo risueñamente contra su oído, lo que sacudió al mayor con brusquedad a causa del susto.

Miraba el cuello del mayor con anhelo y, mientras este aun intentaba soltarse, rozó el filo suavemente, oyendo el quejido de dolor que esbozó su víctima, quien comenzaba a sangrar a causa de la herida.

Nuevamente repitió la acción y el llanto no tardó, haciéndolo reír suavemente, provocando pánico en el chico que intentaba, sin éxito, cubrir su cuello con las manos para frenar la sangre y el dolor.

Por tercera y última vez, Renjun hizo un corte certero en su garganta, lo que sangró aun más y acabó quitándole la vida, esparciendo la sangre por su pecho y el suelo en finos chorros hasta que lo soltó y el peso muerto golpeó el suelo ensangrentado, creando un ruido seco y corto.

El joven se quedó un momento apreciando el cuerpo en el suelo, sin vida, manchando todo lo que la sangre alcanzaba y la sensación lo llenó a tal punto de hacerlo reír suavemente, como acostumbraba cuando Mark lo saludaba cada vez que entraba en busca de un nuevo libro.

Pretty boy | H. Renjun「ⁿᶜᵗ ᵈʳᵉᵃᵐ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora