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¿Por qué le ocurría algo así justamente a ella?

«Quizá sea karma»

Es lo que ella pensó, no debió haberse comido los chocolates de Miku sin su permiso, ahora el destino la castigaba... Pero, ¿Tanto castigo por unos chocolates en forma de puerros? El destino no podía ser tan vengativo... ¿O sí?

—Rin...

Dijo el peliazul, quien fue el primero en salir del estado de shock.

—¡No digas mi nombre! No quiero que lo digas con tus sucios labios manchados de mentiras...

Logró decir al fin la rubia, su corazón estaba acelerado, no estaba lista para enfrentarse a él aún.

—Yo... Lo siento mucho... Por... Por todo...

Respondió el joven peliazul, cabizbajo.

—No quiero escucharte... Sólo sabes decir mentiras y jugar con los corazones...

Respondió ésta, molesta.

—No es así... Rin, yo... Te extrañe demasiado, lamento haber sido un idiota, qui-quisiera que pudiéramos salir y ... Hablar... Tengo cosas que quiero... Que necesito decirte... Claro, si tu quieres...

Soltó el peliazul, temeroso de lo que pudiera decir ésta.

Rin no sabía que hacer. Aún sentía rencor hacia Kaito, pero le daba curiosidad el saber lo que él querría decirle.

—No estoy segura de que sea lo correcto...

Respondió al fin.

—Por favor... Naranjita...

"Naranjita"

Ése era el apodo que él le había puesto cuándo eran pareja... Solía llamarla así casi todo el tiempo, y escucharlo nuevamente había caído cómo una bomba en su corazón, pero no quería volver a caer en sus mentiras como lo había hecho anteriormente...

—Disculpe, pero quisiera que me diera mis entradas de: "Una voz silenciosa" para poder entrar a ver la función...

Dijo fría, necesitaba salir de ahí, o de seguro terminaría callendo nuevamente... Eso no era bueno...

—Naranjita, por favor... Quiero que hablemos... Tú... ¿P-podriamos vernos en la cafetería: "Sweety Bea"?

Insistió el peliazul, no quería dejar que se fuera, necesitaba hablar con ella del pasado, necesitaba disculparse adecuadamente y sobre todo... Necesitaba recuperarla.

La rubia no tuvo demasiada fuerza de voluntad, lo intentó, pero cayó rendida, nuevamente.

—6:30...

Dijo la rubia, casi en un susurro.

—¿Q-que?

—S-si mañana no estás a las 6:30 en el café me iré...

Dijo esta vez algo más fuerte, para que pudiera oírla.

—6:30, es una cita naranjita.~

Respondió éste feliz, de verdad que lo estaba.

—C-como sea, dame ya mis entradas antes de que me arrepienta... Por favor.

Dijo desviando la mirada, quería irse de allí rápido al encuentro con su amiga.

—¡Si, toma!

Respondió alegre, apresurándose a darle las entradas a la pequeña e impaciente rubia.

—Gracias...

Dijo ésta.

—¡Hasta mañana, Naranjita!

Respondió él, feliz, con una enorme sonrisa.

—Ha-hasta mañana he-heladito...

Respondió ésta, avergonzada, dejando atrás a un muy sonrojado Kaito, extrañaba que ella lo llamara así.

No sabía por qué había usado su apodo... Nisiquera sabía por que había aceptado salir con él, sabía que eso sólo serviría para reabrir la herida, pero ya era demasiado tarde, ya había aceptado y se encontraba con su amiga viendo la película. Pero no podía disfrutarla, estaba nerviosa. ¿Por qué será? Ella ya no sentía nada por él... Sólo odio... ¿O tal vez no era así? ¿Quizá aun lo amaba? Imposible, no podía seguir amándolo luego de todo lo que hizo... Después de dañarla tanto... O... A caso, ¿Sí podía? Estaba demasiado confundida en éste momento, pero era tarde, ya había aceptado, había aceptado abrir la herida y ponerle vinagre seguramente...

Mientras se encontraba perdida, pensando en sus problemas amorosos, fue distraída por un sonido de... ¿Beso?

«Puaj, los ricos no deberían comer frente a los pobres.»

Fue lo que pensó, hasta que logró ver a la pareja "besucona" que se encontraba una fila más abajo que ellas, pero en los asientos de en frente.

Era el rubio, el mismo que aseguraba que ella era quién le gustaba, y se encontraba besando a una joven de verdes cabellos... No le importaba, él era prácticamente nada para ella, quizá sólo un acosador de apariencia decente, pero... ¿Por qué dolía tanto...? No lo entendía, el rubio no era nada para ella.

—Agh...

No pudo evitar sacar su celular. Celosa, aunque no sabia bien por qué, decidió bloquear al rubio de su Facebook antes de seguir viendo la película con su coletuda mejor amiga.

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¿¡Me enamoré de un niño!? (RiLen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora