En cuanto salieron de la residencia Lightwood, Alec quedó impresionado por el auto estacionado frente a su casa, si no fuera por que básicamente 4 calles a la redonda eran propiedad de su familia, tendría miedo de que alguien le robara ese auto a Magnus, ¿Cómo se le ocurría llevarlo a un lugar tan apartado?
- ¿Te gusta?, es un Lamborghini aventador svj, escogí el color azul por tus ojos- Alec lo miro confundido -Acabo de comprarlo esta mañana, es un regalo para ti- le extendió las llaves, pero Alec en lugar de tomarlas lo miro molestó -¿Sucede algo pastelito?-
-¿Crees que me vendo?- soltó Alec directamente, no había ninguna pizca de diversión en su voz -pensé que ayer entendiste, pensé que habías notado que si acepte salir contigo no fue por tu dinero, por que en primer lugar no lo necesito, acepte salir contigo para conocerte, para conocer a Magnus, no al exitoso empresario, si no a la persona, la misma persona que se sentó la noche anterior en mi mesa y comió sopa instantánea sin molestarse, al parecer aún no te das cuenta que soy alguien de gustos sencillos, si querías un Lightwood a quien impresionar con un auto así, te equivocaste de hermano-
Magnus se había quedado como una piedra, mientras tanto, escondidos detrás de la puerta tanto Izzy como Jace escuchaban atentos la conversación sintiendo su pecho inflarse de orgullo por su hermano, ellos amaban a Alec por su honestidad y sencillez, alguien que era feliz con simplemente tener la compañía de quienes amaba sin nada a cambio
-Lamento si te di esa impresión Alexander, realmente no quería que pareciera de ese modo- Magnus se veía realmente mortificado
- ¿Y cómo querías que pareciera?, me invitas a salir y al día siguiente me das este regalo, ¿Acostumbras a regalar autos de lujo en la primera cita?, si es así no entiendo como sigues siendo rico- La voz de Alec básicamente estaba furiosa, paso todo el día de compras, en el spa y en el salón de belleza sin poder probar bocado, y al parecer esta noche iba a terminar comiendo sopa instantánea
Ni siquiera habían pasado 5 minutos y la cita era un desastre, Magnus no pensó que Alec fuese a tomar de esa forma el regalo, aunque admitía que era su error el haber comparado a Alec con Camille, su ex prometida quien siempre le pedía regalos cada vez más valiosos, había sido un tonto al dejarse influenciar por Meliorn su asistente, definitivamente el ramo de rosas azules abrían sido un mejor regalo, sin esperar respuesta Alec ya había dado media vuelta para regresar a su casa y Magnus no podía permitirlo
-Pensé que unas rosas serían demasiado sencillas como regalo de cumpleaños, admito que me excedí con el auto por favor discúlpame, es solo que me volví loco sin saber que regalarte, lo único que aparecía en mi cabeza eran las rosas y te juro que las busque por toda la ciudad pero no encontré el tono de azul que le hiciera justicia a tus ojos, entonces cuando pensé que no habría nada que estuviera a la altura me encontré este auto, simplemente choque con él mientras iba cruzando la calle y tuve que pelear con el dueño para que lo vendiera, el color es único así que sin pensar lo compre y quise parecer genial y despreocupado diciendo que incluso escogí el color, cuando realmente fue el auto quien me escogió-
Magnus había hablado bastante rápido y alterado, no quería que todo se arruinara de esa manera, y si para eso tenía que verse como un tonto, se sacrificaría; por su parte Alec había dejado de avanzar quedándose como una estatua - ¿Qué dijiste?, ¿Regalo de cumpleaños?, estás equivocado hoy no es mi... ¿Qué fecha es hoy? –
-Hoy es 12 de septiembre, cuando le comenté a Rafael sobre nuestra cita se asombró por saber que te dejarían salir conmigo en tu cumpleaños- Alec estaba congelado, había olvidado su cumpleaños, aunque en su defensa solía olvidar el día en que estaba, pero su familia cada año le hacía una fiesta al despertar, aunque este vez no fue así, al parecer todos habían quedado tan impresionados por la noche anterior que habían olvidado su cumpleaños, pero eso no le molestaba, Alec entendía.
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IDRIS
Short StoryEn Nueva York habia un lugar exclusivo para hombres ricos donde podían pasar una noche placentera a cambio de dinero, con la ventaja de que todo lo que pasaba en Idris se quedaba en Idris. Magnus quería saber lo que se siente pasar una noche con alg...