-Capítulo 1.-

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"...Chara"

El nombre resonó como eco en sus oídos mientras despertaba. Sus ojos se abrieron lentamente, y lograron enfocar su visión. Aquel sueño tan vívido le hizo perder la noción. ¿Dónde estaba?

Su mente se aclaró, estaba en su habitación. Una cálida luz entraba por la ventana, iluminando las paredes azul rey de su cuarto. Era como el de cualquier otro chico adolescente, con una TV enfrente sobre un mueble, y una guitarra recargada sobre este. Estrellas fosforescentes decoraban las azules paredes, junto con algunos pósters de sus bandas favoritas: MCR, FOB, TOP, etc.

Se frotó los ojos mientras miraba al techo, aquel nombre aún divagaba en sus pensamientos.

Chara. Chara...

"Chara," dijo en un murmullo. Tenía dos años que se había ido, justo en el momento en el que Frisk pisó la Superficie. Desapareció sin decir adiós, sin darle la oportunidad de agradecerle. Oh Chara, ¿qué habría hecho sin ? Decía Frisk en su mente.

La chica de piel pálida, ojos color rojos cual sangre, cicatrices en los brazos y una extraña mente, lo había salvado. A él, un chico que solía ser huérfano y solitario incluso en sus pensamientos. En momentos así Frisk pensaba que, además de Asriel, había hecho falta salvar a alguien más.

Despejando aquellos sentimientos de su mente, se levantó. Buscó en su closet su adorado suéter, ese de color azul marino con franjas violetas. Encima, se puso una chaqueta gris, era una mañana fría. Se dejó el pantalón de pijama. ¿A quién le importa?

Bajó las escaleras, su madre lo esperaba. Una mujer de cabello castaño y piel morena see hallaba en la cocina. Esta miró hacia su hijo al escuchar sus pasos.

"Oh, Frisk. Buenos días."

"Buenos días, mamá," respondió Frisk con una voz cansada.

"¿Tienes hambre?"

El chico se sentó en la mesa. Poco después, llegó un plato con pan francés, tocino, y frijoles. También un vaso de leche. Su madre le dió una pequeña caricia, sentándose en la mesa junto de él.

"Y, ¿cómo dormiste?" preguntó Aileen, su madre, mientras empezaba a comer de su propio plato.

"Bien, yo... Tuve un sueño extraño," confesó el chico.

"¿Sobre qué?" Frunció el ceño levemente.

"Sobre..." Frisk recordó algo, un pacto entre él y Chara. Nunca hablaría sobre ella. "...Una vieja amiga."

"¿Antes de que-... desaparecieras?" Preguntó Aileen, recargando sus brazos sobre la mesa.

"Erm... Casi. Talvez no era la mejor persona, pero..."

La mirada del chico cayó, sus ojos fijos en sus delgadas piernas. Aileen sonrió compasiva, acariciando el suave cabello castaño de su hijo.

Frisk miró a su madre y sonrió. Ella hizo lo mismo. Luego, Frisk dirigió su atención al reloj en la pared. Su expresión cambió a una de angustia y sus pupilas se dilataban.

"¡Rayos! ¡Tengo una reunión ahora!" Exclamó, levantandose rapidamente, el impulso a punto de tirar los objetos en la mesa. Aileen se reclinó en el asiento, sobresaltada. Luego rió con simpatía.

"¡Corre, alcanzala!"

"¡Si, te amo!"

El chico corrió con pasos fuertes hacia su cuarto, y derrapó en la puerta para entrar. Se deslizó a su cama, tomando su computadora portátil en el camino. Se tiró en su cama y abrió el portátil, sin pila.

"¡Rayos!," maldijo para sí.

Se inclinó a su derecha, alcanzando el cargador de su laptop. Lo conectó rápidamente e inició el aparato.

"Vamos, vamos, vamos...," murmuraba. ¡Esta cosa se tarda años!

Al fin. La pantalla de inicio. Escribió la contraseña y activo la videollamada. Se sentó de manera que la camara solo captara de su torso para arriba. Se veía profesional, aún escondiendo su falta de pantalones adecuados para la ocasión. Se puso sus audiculares.

"Buenos días," anunció.

"Buenos días," dijo alguien del otro lado del monitor, uno de cinco personas 'presentes'. "¿Sabes que no es profesional atender juntas tarde? Incluso si son en línea."

Tengo 14 años, dejenme en paz, pensó el chico. "Lo lamento."

El hombre del otro lado de la pantalla suspiró. "En fin," comenzó, "él es Frisk Dorian, embajador y representante de la raza Monstruo."

El chico asintió, un mar de murmurados 'buenos días' se escuchaba de parte de los otros cuatro invitados. Ahora era su turno. Respiró profundamente, todo depende de tí.

"Bienvenidos. Yo, embajador y representante de la raza Monstruo, Frisk Dorian, estoy aquí para apoyar a los monstruos y legalizar su integración a la sociedad." Inhaló, pensando bien en sus palabras. "El día de hoy, hago una petición para incluir a la raza Monstruo como ciudadanos, y con los mismos derechos que los humanos." Sus manos temblaban sin cesar y su respiración se había vuelto levemente agitada.

Un silencio inundó la comversación. Los musculos del chico se tensaron mientras esperaba una respuesta. En la pantalla, los presentes se miraban entre si. Parecían estar hablando entre ellos con puro contacto visual. Alguien asintió.

"¿Por qué razón se debería otorgar derechos a los Monstruos?" preguntó una voz femenina.

Frisk tomó otro respiro, estaba determinado a lograr que esto funcionara. "Los Monstruos son seres con la capacidad de entender y razonar. Pueden comprender la diferencia entre bien y mal, y así acatar reglas legales, morales y éticas. Pienso que cualquier ser son estas cualidades tiene derecho a... Los derechos, hah." Toció en su brazo.

Los presentes de nuevo se miraron entre si, asintiendo y susurrando lo que Frisk esperaba fueran palabras de aprovación. El chico jalaba desesperadamente de la manga de su suéter, sus manos aún no dejaban de temblar.

Otra voz habló, esta vez la de un hombre joven. "Bien dicho. Una pregunta más Sr. Dorian, ya que
en un momento tenemos que terminar. ¿Cómo sabe usted si los Monstruos se incorporarán a nuestra sociedad de manera efectiva?"

Gulp. Vamos, Frisk. Esta es fácil.

"De hecho, la sociedad Monstruo no es tan diferente a la nuestra. Tienen normas, y el mismo principio moral humano. No robar, no matar, no engañar. De igual manera tienen leyes parecidas." dijo, pero sus siguientes palabras salieron casi sin pensar.

"Además, ya ha influido la cultura humana." Al momento se arrepintió de haberlo dicho. Afortunadamente, no recibió un comentario sobre aquello, solo un silencio.

"Bien," anunció la voz femenina de antes, "hemos terminado. Lo contactaremos para el seguimiento, Frisk Dorian. Tenga una buena tarde." La mujer sonrió, Frisk no detectó señal de hostilidad. El chico exhaló con alivio, y sonrió igual.

"Igualmente, madam y todos los presentes. Estaré al pendiente."

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2018 ⏰

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