PENSAMIENTOS

21 0 0
                                    

  Los días pasaban volando, y yo seguía en esa casa. Y él, resguardando el lugar. Cada vez comía más y más, y eso comenzaba asustarme. Jin decía que era normal, pero aún tenía dudas. No me había explicado bien las cosas.
Aún quedaban pertenencias mías en mi "apartamento" anterior y Jin, cada vez que Sun Hee salía de allí, se metía a escondidas para poder tomarlas, para que ésta no sospechara que Jin me tenía en su cuidado. Según él, Sun Hee se estaba volviendo loca. Fue a la comisaría y me reportó como desaparecida. Desde aquella vez en que salimos del hospital. Me dijo también que había miles de folletos en los postes con mi rostro. Estaba completamente perpleja. Creo que le importaba mucho a esa chica, mi mejor amiga. Una vez, antes de que Sun Hee saliera del apartamento, su ángel protector se topó con Jin. Un tal Jimin. Me platicaba que él era su mejor amigo desde hace años. Desde antes de que yo naciera, muchos años antes. Al parecer, él también estaba enamorado de Sun Hee, lamentablemente ésta chica tenía novio. Pero era demasiado reservado y tímido como para dejarse llevar ante sus emociones, todo lo contrario a Jin.

Desde mi día de desaparición en el hospital, cada noche que pasaba Sun Hee en vela ante la desesperación de no saber en dónde estoy, Jimin hacía que se tranquilizara y pudiera conciliar el sueño. Pobre. Había dejado de ver a su novio por mi culpa. 

Estaba anocheciendo y cada vez era más tarde. Subí a mi habitación y tomé una deliciosa ducha. Jin había salido por última vez hacia el apartamento, ya había traído mis pertenencias, solo faltaban pocas cosas. Aproveché algunos minutos para leer un libro de tantos que había traído Jin hace días. Decía que me encantaba leer. A orillas del río Piedra me senté y lloré. Obra de Paulo Coelho. La verdad que me gustó mucho el prefacio de la pequeña obra. Era varias recopilaciones de éste autor y comencé a leer esa obra.

-¿Cómo es posible que Pilar no se lo haya confesado? –Decía al seguir leyendo. Leí demasiado que no podía dejar de hacerlo, pero tenía que posponerlo para después. Los párpados me pesaban, y añoraban cerrarse. Bostecé y miré el reloj que estaba en el pequeño mueble del lado derecho de la cama. 10:32 p.m., habían pasado solo 30 minutos y ya tenía sueño. Me introducí dentro de las sábanas frías, deseando el dulce calor que se colaba en mi piel discretamente y el olor indescriptible de Jin. Vaya, lo necesitaba-.

Volví a despertar del mismo sueño que había tenido ya hace tiempo atrás, esa pequeña discusión entre dos hombres y que uno de ellos la abandonaba repentinamente. Sentí los unos brazos rodear mi cintura. Jin estaba aquí. Me volví para sí y el me miraba tiernamente, a pesar de que la obscuridad invadía la habitación, una pequeña lucecita que procedía de la enorme luna llena, se colaba en la alcoba, iluminando algunos rasgos de su rostro. En verdad era un ángel. Ninguno de los dos articuló ninguna palabra, solo nuestras respiraciones retumbaban en mi cabeza, esperando el tan deseoso beso que no me había dado en todo el día. 

Él solo sonrió al escuchar mis pensamientos- Lo siento –Susurró quedamente. Se acercó lentamente a mi rostro y conforme más tardaba en hacerlo, más me desesperaba. "No pienses nada, no pienses nada", me decía a mí misma, no quería que él se enterara de lo que se me había venido a la cabeza en ese momento-.

Nuestros labios se fundieron en un dulce beso, haciendo que me corazón pegara un salto desbocado dentro de mi pecho. Rodeé su cuello en mis brazos, recordando rápidamente lo que había pasado antes, mi torpeza había hecho lastimarme, pero ahora, me sentía genial. Acaricié lentamente su cabello, sedoso como siempre y enredé mis dedos en él.

El beso que antes era dulce y tierno, se había tornado de manera rápida, en desesperado. Sabía que éste día sería, lo sabía. Nos separamos un poco, por falta de aire, para luego volver a besarnos, no me importaba el aire, solo quería seguir besándolo para siempre y a decir verdad, no podía vivir sin sus besos, no podía. Él fue ganado terreno de poco a poco y se montó encima de mí.

No sabía si era correcto pero, dejé llevarme por mis impulsos y rodeé sus tan fornidas caderas con mis piernas. Él emitió un pequeño sonido entre besos y se separó unos cuantos centímetros de mi boca- No deberíamos de hacer esto Hye -Susurró. A mí no me importaba que era correcto o no en ese momento. Solo tenía mentalidad para pensar en una cosa, y Jin sabía que no podría quitármelo tan fácilmente-.

Lo besé nuevamente sin importarme lo que había musitado. Era mi oportunidad, y sabía que también lo era para él. Aunque una y mil veces lo negara, sabía que él no podía resistirse. Agradecida estaba porque ése día hiciera un calor de infierno y que yo me haya puesto solo un camisón y un pequeño Calzón. Sería más fácil desnudarme ante sus ojos.

~ÁNGEL~ Jin|BTS|SK.JN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora