II

728 72 80
                                    

Bien, tal vez darle su número de teléfono a Thomas no fue la mejor idea que había tenido en su vida y ahora parecía jugarle en contra.

Frente al hospital le había parecido un chico agradable y carismático, puede que hasta guapo, además era parecido a él en algunos aspectos, como el hecho de que no se rendía con facilidad y que no podían cambiar su forma de pensar de un día a otro, por lo que cuando le pidió su número para mantener el contacto no se lo pensó mucho, al principio fue bueno, pero cuando salió el tema sobre su cita con el doctor el chico empezó a insistir sobre que debía ir a la terapia y seguir esa dieta.

Gritó con frustración cuando un nuevo mensaje llegó de parte el sureño. Tomó su celular muy a su pesar para poder ver lo que quería ahora.

Thomas: Alex, ¿Puedo llamarte?

Visto √√

Thomas: Tomaré eso como un claro si ♡

"Llamada entrante de Thomas"

Si bien podía dejarlo pasar e ignorarlo todas las veces que llame, o podría contestar, insultarlo, dejarle claro que se fuera al diablo y volver a tener una vida normal sin un gran acosador en potencia.

Optó por contestar.

—Thomas, escúchame, yo---

—¡No, escúchame tu a mí! ¿Te has detenido a pensar como puede eso afectar eso a tu familia? A tus amigos, una muerte no es algo que se toma a la ligera, Alexander Hamilton; ellos se echarán la culpa por tu partida el resto de su vida. Tú muerte no te afectará a tí nunca más, pero si a ellos.

"Alexander, si te muerte te mato" le había dicho Betsey una vez, según ella estaba bromeando, pero el pudo detectar en su tono de voz la preocupación que sentía por él, aunque no lo haya dicho en voz alta.

—Thomas, vete al diablo, n-no te metas en mi vida.

▲───────◇◆◇───────▲

Se había tomado muy en serio lo de no volver a donde ese especialista.

Recogió su pelo en una cola alta bastante desprolija, dejando varios mechones sueltos dándole su habitual aspecto desordenado. No podía decir que iba muy bien vestido; solo su ya desgastada sudadera y un pantalón deportivo que lo había acompañado por mucho tiempo.

Amaba correr, sentirse libre unos cuantos minutos al día, volver a vivir solo tenía sus ventajas, como que podría volver a correr, no como en casa de su madre, ella no se lo permitía.

Tomó sus auriculares junto a su mp3 y colocó una playlist para no aburrirse por el camino, unos pocos minutos después ya se encontraba recorriendo las calles de su bonita Nueva York.

Empezó por un pequeño trote, era lo necesario si no quería lesionarse. Si se lesionaba un tobillo no podría correr, por lo que esas pequeñas calorías que consumía no serían quemadas luego y empezaría a ganar peso.

Nunca podría permitirse ganar peso, no le daría el gusto a nadie.

"Voy a hacerte cambiar todos tus hábitos, pondré tu vida de cabeza, Alexander Hamilton."

Frunció el ceño con molestia, apretando los dientes al recordar lo último que le había dicho el moreno durante la llamada. Él no necesitaba cambiar su vida, él estaba bien, ¿No? Cuando su padre se divorció de su madre y desapareció estuvo bien, cuando su hermano partió en busca de una mejor vida también estuvo bien, cuando su madre empezó a tener problemas económicos, sobrevivió a la adolescencia y a esos pubertos que solo quieren destruirte por diversión a esa edad, estuvo bien antes, y estará bien siempre.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 30, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Bajo Control ➡️ Jamilton Modern AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora