Capítulo 1: El amor es estúpido.

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Un fondo oscuro cubre una gran parte del paisaje, pocas estrellas se logran visualizar, mientras que debajo de ello, faroles, casas, edificios y demás se encienden poco a poco, a nadie le gusta vivir a oscuras, por este motivo la luz de la ciudad se reflejaba cada vez más en el mismo cielo, dejándolo con un tono más claro y extraño, como si un rayo diminuto pasara por ese espacio.

Los grandes edificios iluminan demasiado a tantos ciudadanos, pero para ellos eso no es nada, ya que ahora pueden ver casi cada punto de cada calle.

Las personas van y vienen en sus vehículos o caminando, nadie se detiene, nadie para, todos viven su vida tan agitada, el trabajo, la escuela, la llamada "vida social"; eso provoca tráfico en muchos lugares, poca gente se da cuenta de lo que pasa a su alrededor, cada vez se ven menos estrellas por nuestra culpa, pero y eso que más da, solo se ignora.

No muy lejos de aquella zona, grandes hileras de casas recorrían gran parte del área, muchas de ellas de colores neutros y otras de colores luminosos, sin embargo, en la noche se podían notar más la diferencia, al menos en la hora en la que aún no prenden las luces. Una sombra hablaba para sí, sentada arriba de una de las casas, solo de cerca se podría aprecia su rostro. Los faroles comenzaban a encenderse y el chico se deslumbro un poco, cubriendo así parte de su rostro mientras miraba su teléfono apagado. Se encontraba sentado en la orilla del techo, y aunque constaba de dos partes, estas formaban un ángulo de 90°, que por cierto le ayudaba solo para acomodarse.

Al retirar la mano, dejo su rostro descubierto, sus ojos verdes, su cabello castaño algo despeinado y algunos pelillos que se asomaban en su barbilla. Su mirada estaba perdida y aunque el aire lograba temblar a cualquiera, a él no le importaba, tal vez ya estaba acostumbrado o tal vez le gustaba ese clima. Pronto su mirada cambio, prendió el teléfono intranquilo y busco entre los mensajes guardados, seleccionando uno en especial, el ultimo de esa fila. Lo comenzó a escuchar mientras subía un poco el volumen y desviaba la mirada.

-Hiccup lo siento, no me ignores, tenemos que hablar, todo tiene una explicación, bueno no es tan buena explicación, pero aun así debemos platicar. Por favor llámame- Se escuchó desde el teléfono la voz de una chica, era una voz suave, sin embargo se le escuchaba algo desesperada y preocupada.

Pronto se escuchó una voz de contestadora: -Este mensaje fue guardado hace 386 días- El chico vio el aparato nuevamente y busco otra herramienta.

"Desea borrar este mensaje". Aceptar o cancelar eran sus opciones.

El chico dudo un momento, pero su mirada reflejaba tristeza. Decidió seleccionar "Aceptar". Guardo rápidamente su celular en el bolsillo de su playera, sus ojos comenzaban a cristalizarse mientras apretaba sus labios para no soltar una lágrima. Y aunque quería bajar, decidió quedarse allí un momento más para relajarse y disfrutar de aquella vista.

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-No sé si todo esto sea una buena idea- Se decía a si mismo aquel chico al salir de su casa. Metió sus manos en los bolsillos un poco resignado. –Tal vez solo deba probar algo distinto desde ahora.-

No mucho tiempo después llego a una casa grande pero humilde, por el ruido de música y voces se podía notar que había una fiesta dentro. El chico subió las dos escaleras de la entrada y abrió la puerta, no tenía llave ni nada por el estilo, cada invitado podía pasar cuando quisiera y salir igual.

"Hasta un ladrón podría haber aprovechado para entrar y asaltar a todos los invitados, sin embargo, parece que no tuvieran ningún interés en ninguna de estas cosas" Salió de sus pensamientos mientras colgaba su abrigó en el perchero y pasaba por un pequeño pasillo. Todas las personas bailaban y platicaban, mientras que el chico se intentaba abrir paso entre ellos, era sencillo, sin embargo algo incómodo, ya que algunos podrían llegar a golpearlo por accidente al no ver por donde se movían. Por fin logro llegar a la cocina, cerca del refrigerador color crema decorado con algunas líneas plateadas, no era tan común, ya que el congelador estaba integrado con el mismo refrigerador, teniendo este solo una gran puerta, y todo completo era algo pequeño a comparación de otros, además había algo curioso allí, ya que tenía varios imanes con palabras escritas en ella de color negro con un fondo blanco, todas eran frases descabelladas, acomodadas o totalmente chuecas, mientras que las palabras sobrantes se encontraban en la parte baja. Por alguna extraña razón todo había desaparecido, apenas y se escuchaba la música, pero las voces, la cocina y todo a su alrededor ya no existía para él. Comenzó a escribir, "el amor es estúpido", por casualidad tal vez, nadie había ocupado esas palabras, todas eran sobrantes y no tuvo que deshacer un solo poema de la parte superior.

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⏰ Última actualización: Jan 17 ⏰

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