Parte XVIII : Anhelo

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Se había dado por vencida, cayó en un abismo de desesperación, donde sólo hayaba la paz a través del filo de una hojilla. Se habia acostumbrado tanto al dolor que solo sintiéndolo olvidaba su tormento.

Su única compañía era ella misma, personas que le prometieron nunca abandonarla, lo hicieron antes de terminar la frase.

Su sonrisa fue tan maltratada que ahira solo finge al sonreír, sus ojos ocultaban tanto dolor que se podía notar que en cualquier momento rompería a llorar.

La inocencia no se pierde con el primer cigarro o con la primera bebida de alcohol, ni si quiera con la primera noche de sexo.

La inocencia te la arrebatan las personas, las primeras decepciones, las traiciones dolorosas, las despedidas inesperadas, los fracasos en la amistad y en el amor, la lejanía de los padres, las promesas rotas.

Se acostumbro tanto a que las personas sean temporales, que ya no quiere a nadie para siempre, tampoco espera que lo sea, y si alguien se va... Ya no duele, solo pasa y ya.

Pero con el anhelo de que algo cambien sin ella saberlo.

Sin padre, sin el monstruo, con los hermanos de nuevo, el sentimiento de no ser suficiente, la vida en contra, con la posibilidad de un nuevo comienzo, rota, traicionada y con anhelo a un cambió.

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