El mundo de los creepypastas

Capitulo 4: Final Inesperado

La joven chica despertó y tomó el brazo del joven, tan fuerte que parecía que no fuera una simple chica. Entonces la joven habló

—¿Quiii...quiiiee...Quiiien eres tú? — Se notaba que aún estaba fuera de sí debido a los golpes que pudo haberse llevado.

—Tranquila, vi que caíste duramente al piso y corrí a auxiliarte — El muchacho consternado no podía creer que aquella chica siguiera viva y más aún con semejante herida en la cara. — ¿Te encuentras bien?

— Sí. Es solo que... — La chica se incorporó sobre su cintura y apoyó las manos en la tierra. — ... ¿Dónnn... dónd... Dónde está Fesliyan? — dijo un poco alterada.

—¿Quien? — Preguntó el joven.

— ¡Fesliyan! — gritó furiosa. Su expresión de desconcierto había pasado a exaltación o sorpresa y luego a una rabia profunda, en la cual las arrugas de su rostro decían más de lo que se pudiese expresar en palabras — ¡¿Dónde está mi hermana?!¡¿Qué le hiciste hijo de perra?! —Su tono acusador era de un tono chirriante que cada vez que hablaba raspaba fuertemente su voz de chica. — ¡¿Qué le hiciste?!¡¿Dónde está?!—.

—No...noo..no sé de qué me hablas.— Rápido el joven paso de su posición de estar sentado en cuclillas a estar parado y dar unos pasos atrás. La joven se levantó del suelo y de la nada sacó un cuchillo de cocina que rápidamente utilizó para dar una estocada a el chico allí a su lado, este en una maniobra de reflejos impresionantes, esquivó el golpe de su atacante.

La chica adoptó una pose con las manos dejadas a los lados caídas empuñando el arma en su mano derecha, con la espalda arqueada y la cabeza hacia abajo, el pelo cubriéndole la cara, dejando entre ver un poco su boca y las piernas separadas como si estas apenas pudieran contener su peso.

—Sí no me vas a decir dónde está mi hermana, tendré que matarte para asegurarme de que no la lastimes, ni a ella... — Pausó antes de continuar — ni a mi...—Hubo un silencio pequeño, en el cual el muchacho veía la escena con los ojos a punto de salir de su cuenca con una expresión de horror tal que no se podía describir. — ¡¡¡¡NUNCA!!!!—Gritó la chica con una voz chirriante de desesperación, mezclada con locura.

El instinto hablo, no era momento de quedarse allí, y echó a correr hacia arriba en la dirección en la que venía. La chica susurró algo "bien", antes de correr tras él.

La luna parecía oscurecer el prado, el pasto se sentía como lianas o tentáculos atiborrados que trataban de frustrar el paso del chico. La mujer que venía tras él era un peligro latente que se sentía cada vez más cerca. Podía sentir el filo del cuchillo casi atravesando su piel. Un error en este momento era más que fatal.

La chica detrás iba jadeando como perro mesclando ligeras risotadas demenciales mientras corría de una manera limpia entre los pastizales de aquel prado, cada vez era más seguro que llegado un momento podría alcanzar al que ahora se hallaba corriendo delante de ella. El joven logró llegar a donde iniciaban los árboles y siguió corriendo. Se dirigió al que momentos atrás fuera un refugio para él, tiró su mochila al suelo y buscó su arma que no la encontraba por ningún lado, en eso la chica, se abalanzó sobre él y le apuñaló fuertemente en el hueso que unía el brazo con la espalda. El chico expresó una cara de sorpresa y lágrimas de dolor tras eso. Ya había derramado algunas lágrimas cuando la mujer, desencajó el filoso cuchillo de la espalda, y esta sin otro instinto que no fuera asesino, se dispuso a apuñalar al joven. El cuchillo dejaba caer gotas de sangre de la punta, el tiempo se había detenido, la playera negra que llevaba puesta estaba húmeda por las salpicaduras del líquido interno rojo que corría por las venas del joven. La muerte estaba llamando a su puerta. Apenas hace unas horas había emprendido su búsqueda y momentos después iba a terminar brutalmente apuñalado por una loca.