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Abrí los ojos, el sol ya invadía la habitación por el hueco que había dejado la cortina de mi ventana.

Miré a mi lado, Camila seguía durmiendo plácidamente. Una inmensas ganas de despertarla me invadieron.

La moví levemente para que despertara. Al instante abrió los ojos.

Moría de ganas por contarle lo que había pasado anoche. O en realidad me guardaría el secreto de la pagina mágica que había encontrado. Pero le diría que ya tengo manera de evitar que nos descubran.

Camila – ella me miró aún tratando de entrar en la realidad.

No me digas que descubrieron nuestro malévolo plan – me miró horrorizada.

Debía esperar a que Camila dijera cosas coherentes, puesto que aún no comprendía del todo la realidad. Debía dejarla despertar unos minutos más.

Ya tengo forma de evadir las cámaras – sonreí victoriosa.

¿Cómo? – preguntó emocionada. Se reincorporó sentándose en mi cama.

Conseguí un código – se me había salido decirle, algo que realmente no quería hacer.

Me miró boquiabierta.

¿Cómo una hacker? – me miró de la misma manera.

Había arruinado mi idea de no decirle. Por alguna razón quería que la pagina fuera mi secreto, no sé lo contaría a nadie. Debía inventarme una buena explicación para Camila.

No. Recordé qué hay un código para desactivar las cámaras en el estudio de mi papá – farfullé.

Vaya, que inteligente, Zoé – celebró; aunque realmente lo era, había logrado obtener un código de una pagina ilegal.

[...]

Camila y yo bajamos a desayunar. La mujer de la cocina había preparado un omelette. Era lo único que nos quedaba de personal en la casa, no teníamos chofer, ni una mujer que hiciera la limpieza de la casa.

No tenía idea de donde se encontraba mi madre. Posiblemente tratando de conseguirse otro esposo. Realmente no me interesaba; siempre me dejaba sola, lo cual siempre me hacía recurrir a mi mejor amiga Camila.

¿Iremos esta noche? – susurró, evitando que la mujer de la cocina escuchara.

Si. Así que, tendrás que estar lista – hablé de la misma manera que ella.

Seguí comiendo, sin decir una palabra. Solo imaginaba en mi mente la manera en la que entraríamos a la habitación de Vanessa.

Zoé, tú madre me dijo que te avisara que no estará en todo el día, posiblemente llegue mañana por la tarde – habló Juliana, la cocinera.

¡Genial! Sería más fácil de lo que pensaba. Me iría sin preocupación de que alguien me viera salir.

Es demasiado tarde – Camila habló con la boca llena, lo cual me resultó asqueroso –, tengo que llegar a casa a las nueve.

No tenía idea como lograría que Camila llegara a su casa en menos de veinte minutos. No tenía chofer; tenía un auto el cual no sabía manejar, nunca había tenido la necesidad de aprender.

Ni siquiera tenía dinero propio para pagarle un taxi que la llevara de regreso.

Zoé, si no llego ahora, no podré ir esta noche – hizo una mueca.

No podría hacer el plan contra Vanessa sola, sin Camila. Tenía que pensar en algo pronto.

Ahora vuelvo – dije para subir corriendo hacia mi alcoba.

Encontré mi computador portátil. El código de la tarjeta de mi padre había llegado a mi mente; había prometido no volver a abrir esa página, pero contaba como emergencia.

Tecleé lo mismo que anoche «cómo hackear».

Los resultados fueron los mismos, llegué hasta el último encontrándome con la pagina ilegal. Tecleé el nombre de mi padre y conseguí aquel código.

Encontré una sección nueva, debía colocar ahí el código para poder ver los pasos a seguir para poder hackear aquella cosa que quisiera.

Escribí el código de la tarjeta. Y lo que me arrojó la pagina fue nada más y nada menos que el número de tarjeta.

Ingresé para pedir el taxi, coloqué los datos de mi padre para su tarjeta, y listo, el taxi venía en camino.

Ahora si debía prometer no volver a ingresar a aquella página.

Me dirigí nuevamente hacia la cocina directo con Camila, quien seguía terminando con su desayuno.

El taxi viene por ti en diez minutos – anuncié.

Gracias, Zoé – sonrió.

El taxi llegó después de justamente esos diez minutos, me despedí de Camila.

Nos vemos al rato – susurró en mi oído, justo antes de irse.

Sonreí con malicia, al igual que ella.

Estaba ansiosa por hacerlo, por fin podría vengarme de esa rubia oxigenada.

→ → →
Holaaa.(:
Otro capítulo.❤️

Ladrona. (Jos Canela) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora