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Reproduzcan la canción en multimedia mientras leen, ahre.
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No sabía si era realmente necesario actuar como en las películas, vestirme de negro y con un gorro para evitar ser reconocida.

No perdía nada con intentarlo, en las películas les resultaba bien. Esperaba que Camila hubiera pensado lo mismo que yo, quizás sólo haría el ridículo frente a ella.

Me miré al espejo una última vez, me veía tal como en las películas de ladrones; reí en mis adentros.

No se encontraba nadie en casa, Juliana ya se había marchado de casa. Y mi madre, lógicamente llegaría hasta mañana.

En la tarde me había dedicado a seguir los pasos para desactivar absolutamente todas las cámaras de seguridad de la casa de mi padre.

Tomé mi móvil, y las llaves de mi casa; salí de casa, esperaría a que Camila llegara en su auto, ella si sabía manejar.

Justo cuando salía miré a un auto aparcarse frente a mi casa, se trataba de Camila. Me acerqué hasta él para poder subirme en el lugar de copiloto.

La miré, igual iba vestida de negro y con un gorro para "ocultar" su identidad. Ambas reímos ante nuestra primera impresión.

Creí que era rídiculo vestirme así – confesó Camila.

Lo mismo pensé – comencé a reír.

Me adentré en su auto. Camila manejaba bastante rápido, todo el tiempo me tenía asustada, creía que en cualquier momento nos estrellaríamos.

Tomaremos las mejores prendas, eh – habló Camila sin apartar la vista de en frente.

A renovar nuestro clóset – ambas reímos ante nuestro plan.

Camila aparcó el auto frente a la gran casa, incluso, más grande que la mía.

Mi estómago se estrujó al mirar semejante mansión. Eso debería ser mío, no de Vanessa y su madre.

Aquí es, mansión de los Poot Reed – exclamó Camila, poniendo énfasis en sus últimas palabras.

Cállate – mascullé; me molestaba que Camila me recordara a Vanessa Reed.

Salimos del auto, hice exactamente lo que la página me había indicado. Introducir todos los códigos y al instante estarían desactivadas.

Caminamos sigilosamente por el jardín. Cuando de pronto recordé que no estaba segura que no se encontraran en casa, eso podría arruinar por completo todo.

Camila iba adelante de mi. En realidad no teníamos un plan con exactitud, solo sabíamos que desactivaríamos las cámaras.

Había un gran árbol a un costado de una ventana. Debía admitir que nunca había intentado forzar una ventana, no sabía cómo demonios la íbamos a abrir.

Camila intentó trepar por el árbol, y seguida de ella fui yo. Aunque me resultaba muy difícil, jamás lo había hecho en mi vida. Quizás mi infancia había sido la peor de todas.

– ¡Zoé! ¿Vanessa tiene una hermana? – preguntó en voz baja mientras se colocaba junto a la ventana.

No, ¿por qué? – pregunté desconcertada.

Hay una niña de aproximadamente doce años que está bailando y cantando en su alcoba – respondió.

La música comenzó a inundar mis oídos.

No tienes que temer, déjame tenerte, vamos a suponer que nos conocemos de siempre. Me llamas cuando ya necesites de mi, todas las noches yo necesito de ti.

Claro, la hija menor de la esposa de mi padre. Él ya me lo había dicho, su nombre es Mía Reed. Bastante parecida a Vanessa, solo que quizás ella es más agradable.

Mía Reed – le dije en voz baja a Camila.

Quisiera quedarme a bailar con ella.

– Deja de decir tonterías, y hay que meternos ya – bufé.

Camila comenzó a forzar la ventana, hasta que por fin lo logró. Habíamos hecho bastante ruido, pero gracias a la música que tenía a todo volumen Mía sería imposible que ella nos escuchara.

Pudimos adentrarnos en aquella alcoba que parecía ser de mi padre y Romina, su esposa.

Camila iba directo hacia la habitación de Vanessa; en cambio, yo me había quedado a inspeccionar un poco en el clóset de Romina Reed.

¿Qué haces? Solo robaremos a Vanessa, no a su mamá – hizo un intento de gritar pero en voz baja.

Tiene ropa bonita – confesé.

Camila me miró mal. Entonces, decidí seguirla hasta la habitación de Vanessa, sin haber tomado cosas de la habitación de mi padre.

Su habitación era más amplia que la mía, incluso podría decir que el doble. Eso me lastimaba aún más, ¿acaso mi padre la quería más a ella que a su propia hija?

La música seguía escuchándose, seguramente por toda la mansión.

Dame un beso que el tiempo se acaba, sigamos bailando niña, hace tanto que me gustabas.

Nos adentramos en el lugar que más deseábamos, el clóset. Todo el lugar olía a ropa nueva, olor que estaba ausente en mi clóset.

Era parecido al de la foto que me había mostrado Camila, de la chica de Instagram. Cientos de prendas de diferentes colores y texturas. Al igual que cientos de pares de zapatos.

Camila y yo llevábamos mochilas vacías, dispuestas a llenarlas de prendas usadas por Vanessa.

Camila soltó un intento de grito ahogado.

Tomemos todo – susurró.

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Holaaa.(:
¿Si les está gustando?🤔

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2018 ⏰

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Ladrona. (Jos Canela) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora