Dreamed Love (Calum Hood y tu)

Capítulo Tres

 “I know it's crazy to believe in silly things

But it's not that easy”

 Quiero dormir, pero estoy caminando hasta llegar al frente de la puerta de una bonita y conocida casa.

  Hoy me habían invitado a una pequeña fiesta con mis antiguos compañeros, era para juntarnos, sencillamente, y no podía negarme.

 — ¡Hola! –saludé y abracé a Jake. Seguía igual que siempre, un gran sweater lo cubría y sus ojos verdes brillaban con fuerza. Contagiaba felicidad muy fácilmente.

— ¡Sydey! Hace tiempo que no te veía

— ¡Jake! Te extrañé –hice un puchero. El me condujo hasta una sala en su casa y corrí a sentarme al lado de Barbie, el resto de las chicas ya debían estar bailando y Barbara no tardaría en dejarme para ir a “conversar” con Jamie. Hablé con todo el mundo, ya que ya no los veía tan a diario, y en un momento la mayoría se fue a bailar. Me quedé sentada en un gran sillón mientras intercambiaba algunas palabras con los que se detenían a comer algo de la mesita que estaba a mi lado.

—Así que eres muda y ciega ¿eh? –escuché la risueña voz a mi lado. Me giré inmediatamente y no pude evitar dar un salto de asombro cuando vi al chico tan cerca de mí.

— ¿Te asusté mucho? –podía oír su sonrisa. No veía nada más que el hoodie azul oscuro y los contornos de su rostro por la falta de luz.

­—Yo… no me asusto, solo me sorprendo –dije. ¿De dónde saqué esa respuesta?

—Ahh… así que eres una chica valiente… -repuso riéndose.

—La verdad, es que si –pude ver que me miraba. La sonrisa seguía allí, elevando la comisura de sus labios.

—Me llamo Calum –dijo sonriendo.

­—Yo Sydney –dije sonriendo también.

—Que gracioso… Vives en Sydney y te llamas así… ¿por qué? –cuestionó.

—Una corta historia. Mis padres se conocieron aquí, mi mamá es italiana y mi papá español. Ambos aman Australia y siempre soñaron con viajar hasta acá. Es… Sydney significa muchas cosas para ellos –expliqué sin esperar que el me mirara atentamente durante toda mi narración, no estaba acostumbrada a que me prestaran tanta atención.

 Este chico me estaba poniendo nerviosa.

—Así que Sydney de Sydney… ¿te importaría salir conmigo algún día?

 Vi como lo decía con total naturalidad, debía tener millones de citas al mes…

—Uhmm….

— ¿Qué hice mal para que dudaras y no me respondieras que si en el primer momento?

 Eso sonó tan arrogante que no pensé en ninguna otra reacción que no sea la de echar a reír, cosa que hice mientras él se hacía el ofendido.

— ¡Hey! ¡No te rías! –intentó parecer serio. —¿Qué puedo hacer para conseguir esa cita?

—Averígualo tú mismo –respondí. La verdad, le habría contestado que sí, pero me asustaba la idea de una cita, ni siquiera había salido con un chico en plan de amigos. Él era todo lo contrario a mí: guapo, seguro de sí mismo, popular y al parecer siempre alegre. Creí que con esa respuesta se alejaría y me dejaría tranquila, pero solo pude notar diversión en su cara.

—Será un gusto –me guiñó. —Parece ser de las chicas que adora la música –cambió el tema velozmente. Bueno, al menos teníamos algo en común.