Capítulo 3: Día 28/Día 32

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Día 28


— Vamos Baekhyun, dame las llaves, en verdad tengo que irme.

El pelirrojo negó sin dejar de sonreír con travesura al tiempo que metía las llaves en el bolsillo trasero de su pantalón.

Quería jugar un poco, quería que el alto se quedara a descansar y reponerse del trabajo, pero, por sobre todas las cosas...

...Deseaba estar con él.

— Si tanto las quieres, tendrás que venir por ellas.

Chanyeol le miró por unos segundos, y después sonrió de costado y sin vacilar se dirigió a él rodeando su cintura con fuerza para así tomar sus labios en un profundo beso.

Ante su reacción Baekhyun suspiró, y cerró sus ojos aferrándose al cuello del mayor dejándose llevar sin ningún tipo de duda a eso que ambos estaban creando y...



Abrió sus ojos de golpe.

¿Qué había soñado?

Alarmado y agitado se sentó sobre la cama, y llevó sus manos a su rostro descubriendo cuán cálidas y sudorosas estaban sus mejillas. Su pulso también era acelerado, y no dejaba de ver aquellas imágenes de él y Chanyeol empezando aquella escena íntima.

Su cuerpo se estremeció, y él se obligó a sacudir su cabeza para sacar la imagen de ella no sabiendo ya si eso era una premonición, o su mente que en los últimos días lo había traicionado con respecto a ese hombre pues, aunque tratara ya de no pensar en él, sus sueños persistían y los cuadros del accidente poco a poco se iban mezclando con otras que eran más cotidianas.

De ellos dos en diversas situaciones... Situaciones que él no deseaba ya que, si estas se cumplían, al final significarían que ese médico moriría.

— En verdad me voy a volver loco — jadeó bajito, y se volvió a recostar sobre el colchón tratando de mirar el techo en medio oscuridad de la madrugada—. Eres un imbécil...

— Y tú un maldito que no me deja dormir — giró su rostro un poco a su costado, y se quejó en voz baja cuando Luhan se dio media vuelta y dejó caer la mitad de su cuerpo sobre el suyo sin ningún tipo de compasión—. ¿Podrías callarte y volver a dormir? Apenas son las cuatro de la madrugada.

El castaño bostezó sobre su oído y, aunque quiso evitarlo, él hizo lo mismo consiguiendo que sus ojos se tornaran llorosos y un par de lágrimas de sueño recorrieran su rostro.

Dormir era lo que él más deseaba en el mundo, pero no lo haría porque sabía que las visiones volverían.

— Puedo callarme, pero olvida que vuelva a pegar el ojo — masculló girando su rostro, sintiendo que Luhan enredó sus dedos en su cabello. Al instante entrecerró sus ojos y suspiró de gusto, pues el mayor siempre hacía eso cuando él no podía conciliar el sueño—. Volví a tener una visión con él...

Luhan suspiró, y se movió un poco sobre la cama hasta dejar su rostro cerca de la curvatura de su cuello.

— ¿De nuevo? ¿De qué beneficios goza ese hombre para no salir de tu cabeza? — resopló un poco, pero rió suave luchando un poco para ver a Luhan en la oscuridad—. Bien, ¿viste otra vez el accidente? ¿Algún detalle nuevo?

Negó, volvió su vista al techo y alzó su brazo para también acariciar los cabellos de su amigo.

— No, nada de eso — mordió su labio inferior, ordenando a su cuerpo el mantenerse tranquilo y apacible—. Vi que tonteábamos y nos besábamos.

61 Days With YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora