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Ian

Todo el camino hacia la escuela estuvo en completo silencio. No podía dejar de pensar en cuál era la razón por la que Leo se encontraba tan cerca de mi cara esta mañana. Tal vez él iba a...NO eso es imposible además creo que le gustan las chicas, aunque nunca he visto que le haga caso a las de nuestro salón. No sé qué pensar, creo que es mejor olvidarme de mis ideas locas.

- Estas muy callado, te encuentras bien-preguntó con su vista fija en la carretera.

ISi, solo estaba pensando en algo

-puedo saber en qué-noté que tenía bastante curiosidad.

-No es nada importante no te preocupes.

-Si tú lo dices.

Sonreí y nos volvimos a quedar en silencio hasta llegar a la escuela.

Al llegar con la primera persona que me encontré fue con Alan y fue en ese momento que recordé todo lo que había pasado el día anterior. Salí corriendo de ese lugar hasta llegar a un pasillo solitario. Me recosté de la pared e intente regular mi respiración. No quería verlo, no después de lo que me había dicho Leo. Que ni se le ocurra acercarse porque juro que empezare a gritar hasta quedarme sin mis bellos pulmones. No iba a permitir que me volviera a tocar nunca más.

-¿Ian?-No puede ser por favor díganme que solo imagine esa voz y que Alan no me está llamando.

Lentamente giré mi cabeza hacia la dirección por donde provenía aquella voz, encontrándome con un pelinegro acercándose. Dije que no quería verlo, que si se me acercaba gritaría pero aun no entiendo porque sigo mirándolo en vez de empezar a gritar y a correr como alma que lleva el diablo.

Cada vez veía a Alan más y más cerca de mí y lo único que lograba hacer era observar como el espacio entre nosotros se hacía más corto.

-¿Por qué huyes de mí?

-No estoy huyendo de nadie.

-Entonces ¿Por qué estas retrocediendo cada vez que me intento acercar?

-Y-yo- bajé la cabeza observando fijamente mis zapatos.

-¿Tu qué?- dijo serio y sin darme tiempo de reaccionar ya me estaba acorralando en la pared.

-Que es lo que quieres Alan-dije con fastidio a la misma vez que intentaba zafarme de sus brazos.

-Quiero que vayas a mi casa el sábado a las 5.

-¿Y se puede saber quién dijo que iría?

-Lo digo yo porque si no vas por las buenas tendrá que ser por las malas y no creo que esa idea te guste ¿o sí?

-...

-Nos vemos luego amor- me dio un beso fugaz y se fue rápidamente.

Aun no me lo creía. Esto no me podía estar pasando, puta vida la mía juro que me mudaré al otro lado del mundo. ¿Ahora que se supone que debo hacer el Sábado? ¿Hacerme el muerto? ¿Decir que me fui de viaje al espacio? ¿Qué me raptaron los extraterrestres? Ya no se ni qué hacer con mi preciada vida.

Hasta se me había olvidado que salí corriendo sin avisarle a Leo que me pasaba o a donde iba...Lo más seguro piense que tengo problemas o algo así y por eso salí corriendo como loco.

Camine por los pasillos hasta encontrar a Leo hablando con unas personas que ni idea de quienes era pero bueno, tampoco era asunto mío.

-hey ahí estas, pensé que te habían secuestrado. Te noto algo pálido ¿Estas bien?

- Perdón estaba en el baño y sí, estoy bien- intenté sonreír.

Leo tomó mi mano y nos alejamos de las personas con las que se encontraba hablando.

- ¿Sabes que puedes confiar en mi verdad?

- S-si- dije en un susurro

-Entonces ¿porque me estas mintiendo?

-No lo sé- ¿tan malo era mintiendo?

-¿Quieres que te acompañe a tu casa luego de clases para que así podamos hablar?-aquello por algún motivo provoco que mis mejillas se tornaran rojas.

-Si-sonreí involuntariamente

- Pues estaremos juntos prácticamente todo el día- sonrío mostrando por primera vez sus hermosos dientes blancos.

Con tan solo aquel acto por parte de Leo un sentimiento cálido invadió mi pecho. Intenté buscarle algún nombre a aquella sensación pero no me era posible, Al menos no aun...

Enamorado del mayor idiota de la escuela (Yaoi/Gay) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora