Capítulo 5

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Cuando sintió el roce de los suaves dedos en su rostro se obligó a cerrar los ojos y a apretarlos con más fuerza de la que debería, sintió su cuerpo estremecerse ante la sensación de los cálidos, delgados y suaves dedos de Juan Pablo Villamil intentando deshacer el nudo que Susana Isaza había hecho varios minutos atrás en la venda que ahora el menor quitaba de su rostro con una sutileza que solo se podía comparar con el tacto de una pluma o de una nube, no, las nubes son imposibles de acariciar y ahora el podía tocar a Villamil, tal vez un algodón de azúcar, si definitivamente eso era, tan suave y tan dulce a la vez, de esas cosas en la vida por las que vale la pena detenerse solo a disfrutar de ellas.

Un suspiro escapó de sus labios en cuanto sintió la ausencia de la tela en su rostro y pudo disfrutar con mayor plenitud del toque de Villa que ahora se dedicaba a trazar círculos en sus sienes como en una especie de invitación silenciosa a que abriese los ojos, el toque de Villamil y los lentes en su mano parecían quemar, también en un intento de obligarle a abrir los ojos cosa a la que se negaba rotundamente y aunque en un principio se había enojado cuando Susana le amenazó con cortar sus partes nobles y dársela como comida a sus gatos, ahora mismo estaba agradecido y es que no tenía idea de cómo habría actuado si no hubiese tenido los ojos vendados, tal vez se hubiese echado a correr tras Susana cuando esta misma salió corriendo y gritándoles a toda voz que por favor usasen condón.

Sentir los labios de Villamil cerrándose con suavidad sobre su mejilla no era una sensación desconocida para Simón, pero justo en ese instante creía sentir algo que nunca antes había experimentado, tal vez era la profundidad del momento o solo la inmensa satisfacción que sentía al poder sentir así de cerca nuevamente a su gran amor, no había abierto los ojos  pero tenía una idea clara de cómo lucia el chico que le acariciaba como si él fuese el tesoro más preciado del universo entero.

Seguramente tenía el entrecejo ligeramente fruncido a causa de un debate mental sobre si debía también cerrar los ojos y disfrutar del intimo contacto o si debía dedicarse a observar el increíble espectáculo que ahora mismo le ofrecía Simón.

Villamil comenzó a repartir pequeños y suaves besos en el rostro de Simón que tímidamente levanto sus brazos hasta la altura de los hombros de Juan Pablo para juntarlos a ambos en más puro de los abrazos.

Siempre se ha dicho que hay abrazos que son capaces de reiniciarte, pero hay muy pocos abrazos que sean capaces de borrar los malos recuerdos, que te hagan olvidar cada noche de insomnio, las lágrimas derramadas, los besos soñados y nunca dados, definitivamente muy pocos abrazos te devuelven la mejor parte de tu vida.

Y ahí de pie justo en el lugar donde compartieron su primer beso y con la misma luna alcahueta brillando para ellos Simón y Juan Pablo confirmaban una vez más que su hogar era allí, justo en el corazón del otro.

Cuando se separaron los rostros de ambos estaban bañados en lágrimas, pero esta vez había una diferencia, no eran lágrimas de dolor o de arrepentimiento, eran de absoluta felicidad. Era como si hubiesen despertado de la más terrible de las pesadillas y ahora hubiesen descubierto que todo había sido un mal sueño, que Juan Pablo nunca mintió y Simón nunca se fue.

Villamil pasó sus dedos con suavidad y recogió las lágrimas de Simón para luego con pequeños besos intentar borrar todo rastro de lágrimas que habían manchado el rostro del chico al que él ama, junto sus frentes en un intento de calmar su corazón que ahora mismo latía desenfrenado.

Simón abrió lentamente sus ojos para toparse con los orbes verdes de Juan Pablo que desde arriba le observaban con tal intensidad que sintió su cuerpo desfallecer, en los ojos de Villa no había reproche, ni miedo solamente veía un amor tan grande que era capaz de perdonarlo todo y no temerle a nada.
— Lo siento tanto —susurró Simón escondiéndose en la curva del cuello de Juan Pablo— por favor perdóname.

— No tienes nada que lamentar y yo nada que perdonar, me diste la mayor lección de mi vida y yo debo agradecerte por eso.

— Se me ocurren varias maneras en las que podrías agradecerme —susurró aún escondido en el cuello del menor

—Monchi se supone que el romántico es usted, no acabe con el momento de esa manera.

— Hey bebe solo digo que puedes agradecerme dejándome hacer parte una vez más de tu vida.

— Simón usted no ha dejado de hacer parte de mi vida y le aseguro que necesito que nunca deje de hacer parte de ella.

— Entonces no hay nada que pagar.

—Te extrañe mucho.

— Y yo a ti.

Se quedaron ahí de pie como si ese abrazo fuese lo más importante y al tenerse el uno al otro no necesitasen nada más.

—Me ha pegado en la cara mi error —Villamil comenzó a cantar una canción que ambos conocían  muy bien y que Simón en un intento de declararsele a Villa había robado esa canción de la habitación de Isaza — mi corazón se cansó de gritar.

—Mi garganta le dijo que no y a el le daba miedo —Simón comenzó a cantar y a moverse arrastrando consigo a Villamil en un improvisado baile.

No supieron cuanto tiempo estuvieron cantando el uno para el otro intentando hacer eterno ese momento, un ruido proviniente del estomago de Villa los hizo separarse.

Fue entonces que Simón se dio cuenta del lugar en el que estaban, en su lugar, en el lugar en el que Simón confeso su amor a Villa, ahí donde compartieron su primer beso, ese lugar tan suyo y tan de nadie a la vez.

Habían descubierto ese lugar cuando en un salida de campo en un bosque cercano a su colegio se entretuvieron hablando y cuando Villamil se dió cuenta de que se habían quedado atrás comenzó a correr sin dirección alguna gritando que no quería ser devorado por un animal de la selva ignorando por completo a Simón que trataba de explicarle que era prácticamente imposible que eso ocurriese considerando que no estaban en una selva.                            Cuando alcanzó a Villa que estaba en la orilla de un pequeño lago se dió cuenta del lugar en el que estaban.
En medio de un pequeño grupo de árboles que parecían haberse separado del resto del bosque para proteger un pequeño lago.          La sombra que brindaban los árboles era lo suficientemente agradable como para atraer por completo al par de chicos que en silencio se sentaron a descansar, por las hojas de los árboles se filtraban algunos rebeldes rayos de sol que se reflejaban en el lago creando un bello contraste entre lo verdoso de las aguas y los dorados rayos de sol, una mezcla que a Simón le pareció magnífica al comparar las aguas del lago con los ojos de Juan Pablo.
Aunque les costó bastante tiempo, pudieron encontrar el camino de vuelta con sus compañeros y profesores sin exponer la ubicación de tan maravilloso lugar, y durante el paso de los años lo mantuvieron en secreto, era un refugio para ambos.

Y ahora estaban ahí justo en ese lugar dónde todo comenzó y ahora tenían una nueva oportunidad frente a ellos y no planeaban desaprovecharla.

Porque en ese lugar todo vuelve a comenzar.

karenMayHZ  quiero desearte de todo corazón que cumplas muchos años más de vida. Qué todos tus deseos  y  los sueños con Morat y Villargas  se hagan realidad.
Te quiero demasiado y lo sabes.
Felices 17.
He aquí tú regalo, espero te guste.
Te ama, tu esposa.😍😘❤️

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