para asher:
aquella vez que nos sentamos durante horas sobre el maletero de tu auto mirando consternados las estrellas,
hicimos una promesa,
mientras nuestros hombros se tocaban, nuestro calor se mezclaba y nuestros dedos se sostenían, pronunciaste:
"hasta que el caos que desatamos nos consuma".
y yo, mientras moría por dentro y me sentía tan viva como nunca a la vez, asentí,
pensando en cuanto dolor cargaría pero que estaba dispuesta a llevar
solo para sentir tu respiración sobre mi cuello
o escuchar tu voz cantar a media noche.y nunca me percaté de que el viento ya nos había soplado en diferentes direcciones.