Jons & Jenis

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Se cuenta, que de la primera erupción del volcán Canno nació el gran dragón Vulcano. El marcaría historia en nuestro continente para siempre. Pasaron 100 años hasta que Vulcano pudo poner huevos, el los dejó escondidos en lugares imposibles de encontrar, excepto uno, al que dejó cerca del Mar Rojo. Un día la marea fue tan alta, que lo arrastró al pequeño huevo hasta la Isla de Eross. Allí fue encontrado por un hombre, él cual lo cuidó hasta que un día se quebró y nació Venes, en los libros la describen como la más hermosa de todas, blanca y dorada, con las facciones mas finas que se le pueden atribuir a un dragón. Con el tiempo Venes fue creciendo y se convirtió en una diosa de la Isla de Eross.
Al tiempo puso tres huevos, al quebrarse nacieron los pequeños dragones, tenían el tamaño de un águila adulta. Uno de ellos era todo negro con los ojos rojos, le llamaron Malarion. También estaba Frea, con escamas doradas y al contacto con el agua se volvían azules. Y por último, Cristalina, cuentan que era el mas pequeño, con escamas verdes y ojos amarillos. No sé sabe mucho de ellos, ya que estas leyendas son del año 1000 antes del muro... - relataba Servas, a mi y mis compañeros de batalla-.

Todos estaban concentrados en la historia que contaba el tío Servas, un hombre de 50 años, hermano de mi madre. Que acompañó a mi padre estos 9 años de guerra, experto y culto guerrero de la casa Bassero.
Mientras Servas seguía relatando historias de los Reyes, yo observaba por la ventana de la torre que daba al mar angosto, la isla de Essos. Las historias mas fascinantes provienen de allí.
Amaba leer los libros de los Maestros, aun que no tenía acceso a todos, a veces me escabullia por los tuneles del catillo y tomaba prestados algunos.

- Perdonale la vida. La podrías tomar como tu sirvienta- le aconseje a mi padre, el Rey que había sido insultado por una joven en su coronación-.
- Alguien tiene que pagar hijo mío, los Hollwes no perdonamos.

El tomo mi consejo, pero a cambio decidió algo mucho peor.

- Yo Rey de Gloria, en ojos de Vulcano, sentencio a muerte a Diana Tellarson de la casa Tellas- apenas pronunció la última palabra dejo caer su espada, degollando a la madre de la joven-.
Se escucharon los gritos de sus hijos, y los llantos de familiares.
- Lo que hizo Jenis Tellarson, condenó a su madre- dijo el Rey y se marchó.

Habían pasado meses, Jenis cada vez se veía "mejor" por lo que había pasado. A veces cuando estaba distraída la observaba, cada día me parecía mas hermosa. Intente hablarle muchas veces, pero cada intento era en vano.

- Principe Jons, su padre pide que vaya al gran salon- escuche por detras de mi espalda, era Jenis-.
Antes de que diera la vuelta y marcharse le dije;
- Puedes llamarme solo Jons- sonreí-.
- Prefiero las formalidades, mi Príncipe- me contestó seria, como siempre-.
- Como quieras- le dije acercandome a ella, noté que se puso nerviosa. Eso me agradó-.
Sin mas, me dirigí al salón donde estaba mi padre.

~
El Rey ya me había dado permiso para irme a descansar, pero en vez de irme a mi habitación, sin que nadie ne viera, me dirigí a las criptas que estaban por debajo del castillo. Encendí todas las velas que estaban, así podía ver los nombres de mis difuntos familiares. Al final del pasillo, estaba la tumba del primer Rey de Drowes, el gran Valeris Dragarion, fundador de nuestra casa. El pueblo lo amaba. Fue un gran Rey. Al lado de su estatua, estaba su dragón Vulcano. Me hubiera encantado conocerlos.

- Valeris Dragarion, el hijo del dragón- con solo escucharlo me di cuenta que era Jons- le apodaban "el glorioso", increible no?
- Sí, ¿crees que de verdad no ardía? - pregunté-.
Se veía sorprendido. No por la pregunta, sino porque le pregunté.
- Jamas he visto a alguien no arder, diría que son solo historias... y ¿qué haces aquí abajo? Solo familiares pueden venir.
- Podría preguntar lo mismo, Principe Jons- dije sonriendo-.
- ¿Quiere que la acompañe a su habitación? Es muy tarde, y en estos días el peligro esta hasta adentro del castillo.
- Gracias, pero iré sola. Puedo cuidarme, descanse principe Jons- le hice una reverencia y me fui-.

Los días pasaban y cada vez éramos mas cercanos con Jons, de algún modo me parecía lindo. Era inteligente y muy amable, todo lo contrario a su padre. Me había contado que su madre había muerto hace años, al dar a luz a su difunto hermano. Que había muerto en batalla, al conquistar el Reino.
Él me preguntaba sobre mi pasado, y me sentía mal al mentirle. No podía contarle la verdad de ningun modo, o me matarían.

- Aquí tienes unos libros, escondelos bien. Que nadie los vea- me aclaro Jons- nos vemos luego.
- Gracias.

Jons sacaba algunos libros de la biblioteca para que, por las noches los leyera y así tendríamos de que hablar todos los días.

El Rey me habia llamado para que le ordenara su habitación, al llegar toque la puerta. Me dio el permiso de entrar, y la abrí. Habían dos hombres mas, uno se veía mas joven que el otro. Parecían ser informantes del Rey. Mientras arreglaba sus cosas prestaba atención a la conversación.
- ¿Y cuáles son sus términos- dijo el Rey frustrado-.
- Su majestad, ella pide la union de las dos casas.
- Perfecto, Garden es una gran casa de Drowes, nuestra unión podría funcionar- decía el Rey pensativo- manda una carta a Pyros, escribe una carta anunciando que quiero a su familia pronto aquí.
Los hombres asistieron y se marcharon.
- Dile a Jons que venga, rápido, ve ve.
Casi corriendo fui donde estaba Jons, antes de que me pudiera ver, me detuve y lo contemple por unos segundos. Él era alto y fuerte, como un guerrero. Su cabello dorado brillaba cuando le daba el sol, tenía los ojos mas oscuros que había visto. Se veía muy bien practicando con la espada. Cuando me acerqué, Jons se detuvo. Y su amigo Bleis lo miro extrañado.
- Principe Jons, su padre lo necesita- le dije con la voz agitada-.
- Ok. Después seguimos Bleis- tiró la espada de madera, con la cual practicaba, a un costado de Bleis-.
Lo deje pasar primero y lo seguí por detrás.
- ¿Sabes de qué se trata?
- No...- mentí-.
Al llegar, no me dejaron pasar. Tenía tanta curiosidad, que me quede en la puerta a escuchar.

- Dime.
- Sabes que yo, ya soy un pobre viejo...- hizo una pausa- no me queda mucho, y tu eres mi único heredero, he hecho un trato...
- Papá... aún te queda mucho por gobernar- interrumpió jons-.
- Dejame hablar, antes de morir quiero conocer a mis nietos. Asi que... como decía, he mandado una carta a Pyros, a la casa Garden.
- ¿Garden? Todos saben que las mujeres de esa família estan locas, dicen ver el futuro y esas cosas- se escuchaba decir a Jons con voz temblorosa-.
- Tonterías, sus hijas son hermosas. Y Lady Lissa te ha dado la mano de Clara, la mayor y mas bella de sus hijas.

- Creo que deberiamos esperar, yo no estoy apresurado - Jons parecía tratar de convencer al Rey de pensar dos veces esta propuesta- y además hay muchas mujeres en este Reino, podría conocer a alguien que...
- ¿Que quieras de verdad? - rie- hijo mio no seas ingenuo, todos los matrimonios son arreglados y así será siempre. El amor dejárselo a los pobres.
- ¿Nunca amaste a mamá?
- Al principio no, la conocí el mismo día de la boda. Era joven y solo pensaba en vino y putas. Con el tiempo eso cambió, nos fuimos conociendo y si. Sí la llegue a amar.

Después de eso, me fui. Me sentía enfadada, porqué iba a obligarlo a casarse con alguien que no conocía, era estúpido. Iba tan concentrada en mis pensamientos, que me tropecé en las escaleras y antes de caer al piso, me agarre de una antorcha encendida, que estaba en la pared. Quede petrificada al no sentir dolor ante mi contacto con el fuego y recorde lo que decía mi madre; la sangre de dragon no arde.

Ecos de sangre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora