Capítulo 5: Desenlace.

1.3K 152 56
                                    


Dos...



El escándalo ocasionado después de aquellos días de "calor" en donde poco se supo de Reborn y de Tsuna, fue enorme, duró días eternos en donde algunas sesiones de tiro al blanco se plasmaron en los jardines. Aunque ese escándalo fue ocasionado solamente por la persona que en ese momento había irrumpido en el cuarto del cielo Vongola y se había adueñado del espacio disponible.

Y si bien su orgullo estaba algo lastimado por no haber sido el primero en tomar la virginidad del décimo Vongola, sabía bien que él sería el alfa que dejaría en estado al heredero de aquella familia. Nadie le iba a quitar ese gusto, ni siquiera su pequeño hermano a quien dejaría fuera en ese tan bello incidente.

—¿Qué hora es? —Tsuna estiró su mano para salir de entre su pequeño nido de cobijas para tratar de localizar el celular o el reloj de la mesita a su lado. Respiró profundamente dándose cuenta de que "ese" ciclo había llegado en medio de su descanso nocturno.

—Son las seis de la mañana —sonrió complacido porque aún no era detectado, nadie le superaba en sigilo y silencio.

—Re... —el castaño luchó por quitarse el impedimento y sacó su cabeza para verificar que su mente no le estaba jugando una mala pasada—. Renato —susurró un tanto histérico porque no se esperó eso y menos en ese momento.

—Hueles bien —dejó su fedora de lado para poder estar más cómodo, deslizó sus dedos por las hebras que se desacomodaron y disfrutó del mar de feromonas que inundaban aquel cuarto.

—¿Qué? ... ¿qué haces aquí? —Tsuna respiraba agitadamente, su cuerpo se sentía un tanto pesado y el calor era sofocante, eran los efectos de su celo.

—No sé —sonrió acercándose a aquella cama y sentándose en el borde—, tal vez fui atraído por un suave perfume a vainilla que de pronto se hizo demasiado tentador como para ignorar.

—Necesito mis... supresores —retrocedió un poco en busca de una escapatoria, alternando su mirada por los dos lados de su cama y respirando por la boca para no detectar el aroma del alfa.

—No los necesitas —Renato habló en tono divertido por las acciones ajenas. Era tan gracioso verlo alterado por algo de lo que se le advirtió.

—Renato, yo no...

—Shhh —posó su dedo índice por sobre sus propios labios y escuchó claramente un suspiro entonado por el omega—. Ni siquiera menciones a mi hermanito en esta ocasión —con agilidad se acercó hasta tomar la muñeca ajena de forma gentil, la que tenía aquella marca.

—Pero él y yo... —quiso detener aquellas sutiles caricias, pero su piel se erizó y sintió un cosquilleo placentero recorrer su cuerpo.

—No me interesa —susurró mientras acercaba aquella mano a su rostro y deslizaba sus labios hasta aquella marca para besarla durante unos segundos.

—Aun así... —Tsuna se tuvo que morder el interior de su mejilla para no gemir.

—Tienes calor, ¿verdad? —acarició la marca que seguramente cosquilleaba al igual que la suya—. Yo te ayudo con eso —su voz se volvió más ronca para seducir a su pequeño omega.

—Espera...

—Yo seré quien te satisfaga en tu celo, Tsuna.

—Re-Renato —tartamudeó porque prontamente las feromonas del alfa lo hicieron temblar—, espera.

—Nada se compara con un alfa para tu celo —tiró ligeramente de aquel brazo hasta que pudo aferrarse a la cintura ajena y hablar sobre los labios de su castaño—. No niegues que quieres ser sometido por mí.

Destino en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora