Eran las 5:55 am según el reloj negro colgado en la pared, pero en aquella habitación, iluminada solamente por una pequeña lámpara y los rayos del sol que se filtraban por aquellas cortinas, podía oírse el ruido continuo de la regadera, Dorian con tan solo 17 años, ya llevaba una rutina que bien podría considerarse excesiva, para otros chicos de su edad, podría decirse que es una persona perfeccionista, no podía vivir sin pensar en un horario para su día y de acuerdo a este, el debería estar saliendo de la ducha justo a las 6:00 am y bajar de desayunar a las 6 con 10, para venir saliendo de su hogar a las 6:22 donde tendría que esperar otros tres minutos para que su chófer pasara por él y finalmente llegar a la escuela a las 6:45.
Pero a pesar de dar la apariencia de una persona seria, reservada y algo malhumorada, Dorian es completamente distinto, nunca se cerraba a tratar con nueva gente y era un excelente conversador, dispuesto a opinar o hablar de cualquier tema y siempre con buenos consejos que compartir. Prejuicioso no era y tampoco era engreído, algo tímido y asustadizo tal vez, es un chico listo y es uno de los chicos con mejor promedio de toda la escuela, una asistencia impecable y según la opinión de sus padres el reconocimiento al mejor hijo del mundo, responsable y de modales perfectos.
Dorian nunca iba en contra de las reglas, ni las que exponía la escuela, ni las que le inculcaban sus padres, gracias a esto lo consideraban una persona aburrida, por lo cual el solo contaba con un amigo, su mejor amigo.
Misha, un chico que a diferencia de Dorian, es abiertamente gay, no se preocupa por lo que digan los demás, pero si lo ofendes el pequeño se volvía una pequeña fiera dispuesto a destrozarte la yugular, Misha quiere mucho a su "pequeño" Dorian y se esfuerza para que este salga de su aburrida rutina y pruebe nuevas cosas.
Más que nada Misha quiere que Dorian sea libre...
6:50, Dorian llega a su clase, es el primero en estar ahí, se sienta en el mismo pupitre de siempre y saca un libro de matemáticas avanzadas dispuesto a comenzar a estudiar los cinco minutos restantes que tiene antes de que llegue su mejor amigo a arrebatarle el libro de entre sus manos.
Sus ojos comienzan a bailar entre aquellas letras y el lápiz en su mano se mueve tan rápido como puede, para él, estos ejercicios son tan fáciles que le aburren, aun así los realiza entre suspiros, pasan los minutos y los alumnos van llegando al salón y de un momento a otro una voz muy conocida para él se infiltra en sus oídos, no voltea a mirar, solo observa por el rabillo del ojo a aquella persona y ve claramente como aquel chico besa los labios rojos de una de sus compañera.
-nos vemos en el descanso- escucha como se despiden y la chica entra al salón y aquella voz se aleja, tan rápido como vino se fue, Dorian suspiro por enésima vez y su mirada vuelve a aquel libro, parece que Cristóbal Montero tiene una nueva conquista, su mente comienza a divagar imaginando el sabor de sus labios, ¿será tierno o agresivo? y el lápiz entre sus dedos comienza a dar vueltas, pasan los minutos y un joven sonriente entra al salón.
Misha observa a su mejor amigo perdido en su pequeño mundo, se acerca y toma asiento a su lado, acomoda sus cosas y recargando su barbilla en una de sus manos mira fijamente a su pequeño.
-Dorian, dime las cifras de pi
-3.14 15 92 65 35 87 93
Dorian era un chico que fácilmente se perdía en sus pensamientos y era muy difícil traerlo de vuelta a la realidad, pero con el tiempo Misha descubrió que su amigo sabe 14 cifras de pi y siempre que le preguntaba cuáles eran, parecía que presionaba un interruptor en la cabeza de Dorian haciéndolo volver en sí.
Y una vez que estuvo en sus 5 sentidos dirigió su mirada al reloj colgado en la pared frente a él, 6:56, justo a tiempo, piensa y por fin mira a su acompañante.
-buenos días Misha- suelta como si nada y sonríe
-Buenos días, ¿qué sucedió?- y como siempre su amigo tan directo, nunca se iba por las ramas y eso a veces molestaba a Dorian
-no sé de qué hablas
-tus problemas siempre tienen un nombre
-entonces ya deberías saber cuál es
-Cristóbal Montero- mira a su amigo buscando una respuesta, pero este solo se encogió de hombros.
Cristóbal Montero, un chico de ojos claros, bastante atractivo, con una voz varonil y esa sonrisa de ensueño que sacaba más de un suspiro y que la mayoría esperaba que estuvieran dirigidas solo para ellos, por donde ese hombre pasaba, hacia un alboroto, podías oler incluso las hormonas de todos alborotarse, atraía miradas, tanto de chicas como de chicos, una persona carismática, buena en los deportes y con uno de los mejores promedios de la escuela, pero también demasiado problemático, su segunda casa era la escuela, su habitación era el salón de detención y su sala de start la oficina del director, pero eso no era lo peor, lo peor era que como se esperaba el chico tenia a quien deseara en su cama, donde él quería, cuando él quisiera, a la hora que el deseara.
Misha no entendía porque Dorian estaba enamorado de un chico como Cristóbal, para él su pequeño merecía más que un casanova como ese, pero si su amigo se había fijado en alguien así, debía ser porque esa persona tenía algo especial o al menos eso quería creer, así que no le quedaba de otra que ayudar a su complicado amigo en su amor no correspondido, emparejarlos o siquiera darle a Dorian la oportunidad de hablarle a Cristóbal, sería tan fácil para Misha, si no existiera Gerónimo Acosta, el malnacido mejor amigo de Cristóbal, siempre que podía el tipo le lanzaba alguna indirecta, todas con un objetivo sexual, a veces romántico, por eso evitaba acercarse a ese par, literal no podía estar a dos metros de él, sin que le silbara o le lanzara algún cumplido de mal gusto.
Ambos se quedaron en silencio y el maestro entro a clases.
Cinco minutos tarde, pensó Dorian, aun con la mirada en el reloj que indicaba las 7:05 y por fin la clase comenzó.
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Just one more dance, please
Short StoryDorian es un chico de 17 años, que ha diferencia de muchos antes de dormir planea un horario que debe ser seguido de acuerdo a como el lo planeo, no hay espacio para errores, cada uno de sus días tenia que ser perfecto, por que Dorian ama la perfecc...