Parte 2.

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Dos semanas habían pasado, tan rápido, que en mi mente, las horas se transformaron en pequeñas gotas de agua, que se escurrían con rapidez de entre mis dedos, las clases eran en cierto punto aburridas y me fastidiaba la maldita clase de química, en la que ahora me encontraba, nunca lograba entenderla, tal vez era porque me distraída demasiado en está mirando por la ventana, tal vez era la voz chillona de la maestra, no lo sabía, pero tampoco era como si quisiera descubrirlo.

-También es importante recordar que la electrolisis no sólo separa el oxígeno y el hidrógeno, sino también los demás componentes que estén presentes como sales, metales......

Fingía prestar atención a la clase, mirando a la maestra atentamente, mientras anotaba todo lo que podía o al menos así era hasta que mi mente se desconectó de la voz chillona de la profesora y lo único que oía era bla, bla, bla, como si esa maestra fuera un perico, uno muy fastidioso, mire por la ventana y observo el pequeño jardín que tenía la escuela, no sabía cuantos minutos había estado atrapado mirando aquel colibrí saltando de aquí para allá, desperté de mi ensoñación hasta que escuche los tacones de ese molesto perico alejarse y el horrible graznido desaparecer, guarde mis cosas con calma, siempre me gustaba ser el último en salir, mire con curiosidad a Misha que a diferencia de mi guardaba sus cosas con rapidez.

-¿Sucede algo?

-Sí, tengo que entregarle unas cosas a una chica de tercero, podrías comprarme algo en la cafetería tratare de no tardarme mucho

-Está bien, yo tratare de ganar una banca- y seguí guardando mis cosas

-Gracias, eres el mejor- me abrazo con rapidez y salió corriendo

. . . . . . . .

Después de luchar en la fila del almuerzo, por fin me encontraba degustando mi comida, sentado en una mesa algo escondida, las dichosas mesas contaban con un espacio para 8 personas, pero vamos, ¿quién se sentaría en la misma mesa que Dorian Sandoval? Nadie que lo conociera o hubiera escuchado hablar de él, siquiera se atrevería a hablarme.

Pasaron algunos minutos más y por fin pude ver a Misha acercarse, se sentó frente a mí y tomo su comida e inmediatamente comenzó a contarme su pequeño recorrido por los salones de tercero, mire a las demás personas en la cafetería e inevitablemente mis ojos fueron a parar en Cristóbal, tenía a un montón de gente a su alrededor, gente divertida y bromista, gente fuerte y problemática, pero más que nada él estaba rodeado de gente normal.

-Dorian ¿qué tienes?- voltee a ver a Misha con ese semblante relajado, ¿porque alguien normal como él estaba con alguien subnormal como yo?

-Misha, ¿crees que soy raro?- mire mi comida fijamente, sentía su mirada furiosa y casi podía imaginar su ceño fruncido

-¿Quién te dijo eso?-jugué con el tenedor en mi mano y me asuste un poco al oír esa voz aterciopelada con cierto tono de furia, por lo cual decidí ignorar la pregunta- mírame Dorian- y ahí estaba de nuevo, hice mi charola a un lado y levante la mirada

-Nadie, es otro pensamiento fugaz, ya sabes como soy- me encogí de hombros y desvié la mirada de nuevo

-No lo eres, las personas que piensan eso es porque no conocen al verdadero tú, son solo personas que no son capaces de ver más allá de las apariencias

-Supongo que tienes razón- sonreí y agradecía que Misha no le hubiera dado más vueltas al asunto, así que dándolo por cerrado volvimos al salón, conversando de cualquier tontería.

. . . . . . . . .

1:23, justo a tiempo, bajo del auto y entro a casa.

Y 1:48, la sirvienta llama para comer, todo tendría que ser como yo lo había programado, ¿Pero por qué las personas a mi alrededor tenían que echarlo a perder siempre?, en estos momento desearía que alguien cortara las cuerdas vocales, incluso con solo la lengua me conformo, pero por favor que alguien les cierre la boca a mis padres, odiaba con cada nervio de mi cuerpo que hablaran mal de Misha.

Just one more dance, pleaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora