Me sentía horrible, tenía unas inmensas ganas de salir corriendo y no mirar atrás, ni siquiera de esperar a Misha, quería correr y alejarme de todas esas personas, de aquel sonido capaz de reventarte los tímpanos, quería estar en casa viendo alguna película, lo que sea pero menos aquí.
Al entrar a aquella casa algunas personas voltearon a vernos, ¿con curiosidad?, ¿con asco?, ¿con asombro?, no podía detectarlo, me sentía un pequeño ratón alrededor de un montón de leones, sentía que todas aquellas miradas estarían atentas viendo cada uno de mis errores, cada tropiezo y cada tartamudeo, incluso cada movimiento sería motivo de risa para ellos.
Adentrarnos a aquella casa, solo me revolvió aún más el estómago y el olor de los distintos tipos de perfumes no ayudaba en nada, sentía que en cualquier momento iba a desmayarme, mi mirada iba de aquí allá, la mayoría de las chicas llevaban el cabello suelto, ropas llamativas y tacones altos, por un momento me sentí intimidado, me limite a fingir que todo me parecía aburrido y solo seguí a Misha, el cual parecía pez en el agua, saludaba con una sonrisa a todos y caminaba con naturalidad entre las personas, pero era obvio que lo hiciera, él se sentía seguro y , quería sentirme igual que él, pero solo con entrar aquí toda seguridad se iba.
No sabía cuánto tiempo pasamos caminando o cuantas personas ya habían saludado a Misha, mi mente estaba en otro mundo, uno en donde me estaba arrepintiendo de todo esto o así era hasta que Misha se acercó con dos vasos de cristal medio llenos y me entrego uno, le mire un momento y lo tome dudoso – ¿Qué es?- recibí una pequeña sonrisa como respuesta –si no fueras tú, pensaría que estas tratando de drogarme- esta vez una risa se escapó de sus labios
–Claro cariño, así me sería más fácil llevarte a alguna de las habitaciones- reí un poco oyendo su comentario, pase de él y tome un poco de la bebida –sabe bien, ¿Quién las preparo?-
-Un chico de sexto, él se encarga de las bebidas en todas las fiestas, sus padres tienen un bar- tome otro trago y después de un rato terminamos sentados en uno de los sofás, llevábamos tres o cuatro copas, la verdad es que no las estaba contando, las personas se nos quedaban viendo pero rápidamente apartaban la mirada, otras susurraban alrededor pero eso era lo que menos me importaba, culpaba al alcohol, ya que mis nervios habían disminuido y me sentía más relajado, iba por la mitad de mi siguiente vaso cuando sentí la mano de Misha tomar mi muñeca, me sobresalte un poco pues su agarre era un poco fuerte, voltee a verle y al momento me percate de aquella sonrisa que adornaba sus mejillas de lado a lado y sus ojos entrecerrados, señal de estaba planeando algo, se levantó rápidamente y me obligo a hacer lo mismo, tomo mi bebida y la dejo sobre una mesa que estaba al lado junto con la suya, comenzó a caminar volviendo a tomarme de la muñeca..
-¿Qué pasa?- trate de detenerme pero él estaba jalándome entre las personas y sinceramente no tenía ganas de forcejear con él.
-pasa que me encanta esa canción- volvió a sonreír esta vez guiñándome un ojo –y tú y yo amigo mío vamos a bailar
Apenas oír eso, sentí como mi ritmo cardíaco aumentaba si bien el alcohol no me deja pensar del todo aun guardaba un poco de conciencia y en estos momentos lo único que me decía era que esta era una mala idea, trate de detenerlo pero justo cuando logre pararle note que ya estábamos en el centro de la pista, Misha tomo mi otra mano y comenzó a mover sus caderas al ritmo de la música, me apene un poco ya que algunas miradas se posaron sobre nosotros.
-Vamos Dorian, solo diviértete- tomo mis manos y comenzó a moverme junto a él, no era que no supiera bailar, yo y Misha habíamos tomado clases de danza juntos por mucho tiempo, pero nunca lo había hecho en una fiesta, ¿cómo se supone que debes moverte?, mire a Misha con atención movía sus pies y sus caderas de forma delicada pero un poco sensual, opte por copiar sus pasos y comencé a mover las caderas a su ritmo, poco a poco me fui relajando y en unos minutos ya me movía a mi propio ritmo más relajado que antes, seguramente el alcohol tuvo algo que ver estoy convencido.
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Just one more dance, please
Short StoryDorian es un chico de 17 años, que ha diferencia de muchos antes de dormir planea un horario que debe ser seguido de acuerdo a como el lo planeo, no hay espacio para errores, cada uno de sus días tenia que ser perfecto, por que Dorian ama la perfecc...