« Desde algún pequeño agujero de mi celda, pude vislumbrar cómo la luz se colaba entre mi eterna oscuridad.
Puede ver cómo el agujero iba creciendo lentamente, permitiéndome observar el mundo que había en el exterior.
¿En dónde estaba?, me pregunté tantas veces.
Llorando y peleando contra el frío aire que me envolvía, no permitiéndome pensar.
Días pasaron antes de que pudiera ver por primera vez ese pequeño rayo de luz que cambió todo.
Ese simple gesto, que
me incitó a anhelar un poco más.
Un poco más de luminosidad.
Un poco más de esperanza.
Creo que si no hubiera aparecido ese
simple rayito de luz, no tendría este sentimiento en mi corazón.
Aún podía luchar.
Hoy, el rayo de luz sigue
expandiéndose en una de las
paredes de mi gran y oscura celda.
Hoy, creo que puedo volver a
sonreír una vez más.
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