Yoongi ya estaba recostado en su pequeña camita. Su hermano mayor entró a su habitación y se sentó junto a él.
—¿Te divertiste jugando en el bosque hoy?
—¡Sí! ¡Me divertí mucho! ¡Además--!
Silencio.
—¿Qué?
—N--nada. Es un secreto.
—Oh, ya veo... ¿Encontraste un unicornio, o alguna criatura mágica y misteriosa cuya existencia no puedes revelar?
—Ya soy grande. No creo en esas cosas.
—Apenas tienes nueve años —rió.
—¡Soy grande! —refunfuñó— Y Jimin es más lindo que un unicornio...
—¿Qué?
—Que quiero dormir.
—Está bien, de acuerdo —rodó sus ojos, se paró, y apagó la vela que iluminaba su habitación—. Buenas noches.
Yoongi se acurrucó para poder mostrarle a su hermano que iría a dormirse, y en cuanto este se fue, se destapó y gateó hasta quedar frente a su ventana. Abrió las cortinas y miró hacia afuera. Cruzó sus brazos sobre el marco de la misma, y recostó su cabeza en ellos. Ansiaba que llegara un nuevo día para volver a ver al niño de brillantes cabellos.
***********
Tres días habían pasado, y no había podido encontrar a Jimin. Yoongi incluso creyó que había sido un sueño. Sin embargo, no quería dejar de intentarlo. En su joven mente de nueve años, el chiquito pensó en que si se caía de nuevo, podría invocarlo. Por eso, corrió hasta quedar cerca de un árbol, se tiró al suelo, y tiró un par de hojas sobre su cabello para darle un aspecto más realístico al supuesto accidente. Aclaró su garganta.
—¡AYUDAAAAAAAAA! ¡AYÚDENME, POR FAVOR!
Nada. Frunció sus cejas. No se daría por vencido.
—¡AYUDAAAAAAAA!
Esto se repitió cinco, seis, siete veces sin obtener ningún resultado. El niño sorbió por la nariz y se abrazó a sus rodillas. Sus lágrimas amenazaban con salir, pero logró calmarse tras haber escuchado un ruido. Al ver hacia el frente pudo ver a quien estaba buscando. El más chico se acercó a pasos lentos con sus manos juntas, y sus deditos entrelazados entre ellos. Sonrió ampliamente.
—¡Jiminnie! ¡Sí viniste!
—Te escuché desde casa, ¿Estás bien?
—Sí, muy b-- estoy muy mal —suspiró—. Volví a caerme, y me duele mucho.
—¿Qué te duele? — se sentó junto a él.
—Mi tobillo. Creo que se torció.
—Déjame ver.
—¡Jimin! —hizo un puchero— ¿Acaso no me crees?
—Sí te creo.
—Entonces, ¿Podrías cantar esa bonita canción otra vez?
Jimin se acercó un poco más a él y se quitó su gorro de lana. Miró al piso y mordisqueó su labio inferior.
—¿Qué sucede?
—Yoongi... mamá y papá no me dejan usar mis poderes porque temen que algún día venga alguien y quiera llevarme.
—¿Crees que soy un ladrón?
—No.
—Ya te dije que yo jamás te haría daño. Y si viene alguien, lo golpearé si intenta llevarte.
Jimin se carcajeó ante la imagen de su amigo apretando sus puños. Tomó una de sus manos y la colocó sobre su cabeza como la vez pasada. Yoongi disimuladamente movía sus deditos en un intento de acariciar la rubia cabellera del menor, y se alocó por dentro en cuanto este empezó a cantar su canción. Esta vez la escuchó mejor y la pudo disfrutar más. Deseaba que Jimin estuviera en su casa cada noche, así podría cantarle un par de estrofas antes de dormir. Pensó que seguramente, con una voz tan bonita, ahuyentaría a todas las pesadillas que quisieran molestarlo.
Cuando Jimin terminó de cantar, se separó de él.
—¿Estás mejor?
—¡Mucho mejor, gracias! ¡Mi brazo ya no me duele!
—Dijiste que había sido tu tobillo.
—Ah... sí, también eso.
Yoongi comenzó a jugar con los bordes de su camiseta, y luego miró de vuelta a Jimin.
—No viniste los otros días. Te estuve esperando.
—Lo lamento. Mamá y papá no me dejan salir casi nunca.
—¿Es por lo de tu cabello?
—Sí, bueno... quieren protegerme. No puedo salir, ni hablar con nadie, ni tener amigos, mucho menos mostrar mis poderes.
—¿No... puedes tener amigos?
Después de que el más chiquito haya negado con la cabeza, el otro suspiró con pesar.
—¿Qué sucede?
—Yo en serio quería ser tu amigo.
—También yo.
—Tú... cuando nos conocimos, me preguntaste si podía guardar un secreto ¿Puedes guardarlo tú?
—Claro.
—Entonces, no le digas a tus papás sobre mí. No... les digas que tienes un amigo.
—¿Entonces lo somos?
—Si eso quieres.
—¡Por supuesto que sí!
Yoongi, más que emocionado, se abalanzó sobre Jimin, dándole un muy fuerte abrazo. El otro niño se emocionó. Nunca había recibido alguna muestra de afecto de alguien que no fuera uno de sus padres, y el hecho de que el pelinegro lo estuviera haciendo, hacía que su corazón enloqueciera y se sintiera tranquilo al mismo tiempo.
De nuevo, no pasó mucho tiempo hasta que se oyó la voz de la señora Park llamando a su hijito. Luego de haber arreglado un horario aproximado y un punto de encuentro para verse nuevamente, los dos amigos se despidieron con una sonrisa. Fue Yoongi quien se quedó allí por un rato más, y observó feliz todo lo que lo rodeaba. Quería que Jimin pudiera ir siempre a su encuentro en ese mismo lugar, y que nada nunca pudiera impedirles que estuvieran juntos.
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Salió rarito... de nuevo ahre
Ese Yoongi es todo un loquito haciéndose el que le duele algo para que Jimin le cante... same ahre ¿¡QUIÉN NO LO HARÍA EN SU LUGAR!?
Ya falta poquito para lo bueno, y también para que termine. Les dije que esta vez me creyeran 😎 ajsjajajaj
Espero que les haya gustado 💕 un abrazo
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The light on you [Yoonmin] ©
FanficDentro de Jimin vivía uno de los más grandes milagros y el más importante secreto de todo el mundo, y nadie podía saber de ello... aunque a veces las cosas no salen como uno espera.