Encuentro

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Por qué no me fije en el clima antes de salir? - Dije leve seguido de hacer un puchero.

El viento azotaba los costados del barco mientras la lluvia torrencial me impedía una vista clara.

Qué podría salir peor? - fue lo único que logré articular antes de que el barco impacta se con una ola gigante, provocando que la inercia me lleve hacia adelante y mi cabeza chocase fuertemente con el tablero, dejándome inconsciente. Que suerte la mía.

...

Comencé a removerme lentamente mientras me ponía en pie. Mi cabeza palpitaba del dolor, pero le reste importancia al ponerme al tanto de la situación y recordar lo sucedido. Con suerte logré pasar la tormenta y no me encontraba perdido como pensaba que iba a estar, eso es un gran punto a favor. Aún dormido era bueno guiando el barco.
Algo mareado decidí bajar a la cocina a buscar algo con que saciar mi hambre. Por más poco que parezca el tiempo en el que estuve inconsciente el manto oscuro ya cubría el cielo, junto a sus tan característicos puntos brillantes.
El transcurso fue algo agotador, la comida estaba agotandonse más rápido de lo planeado, lo cual me llevó a reducir la cantidad y calcular para que alcance hasta llegar a la isla. Que para eso no faltaba mucho.
Los días transcurrían lentamente, cada tanto intentaba pescar algo con mi preciada caña de pescar, pero como siempre, no lograba mi objetivo. Diablos, era un completo fracaso en eso y que llevaba desde pequeño intentándolo.

Unas horas más tarde, mientras repasaba por milésima vez el mapa, noté que pronto estaría pisando esa preciada tierra, con la que soñe por muchos años y me impulsó a tomar aquella tan alocada aventura. De la cual, no me arrepentía para nada.
A paso veloz fui hacia me recamara y comencé a empacar en un bolso todo lo que creía necesario, tal vez encuentre una que otra fruta en la isla, lo cual sería de mucha ayuda.
Una vez armado el bolso, lo dejé preparado a un costado del timón mientras frotaba mis manos, tratando de calmar mi ansiedad, cosa que no ayudó mucho. Ya que a lo lejos lograba divisar un pedazo de tierra que mientras más me acercaba ésta más se agrandaba.

Es enorme - Logré susurrar para mí mismo. Aparte del gran tamaño que ésta tenía, miles de plantas y palmeras la decoraban con hermosos y brillantes colores, aún así, a pesar de ser de noche, Aquellas hermosas plantas parecían brillar bajo la misma oscuridad.
No lograba articular palabra alguna luego del maravilloso encuentro. Aunque no serviría de mucho tampoco, después de todo estaba solo.
Solo. Esa palabra se repitió en mi cabeza lo cual me hizo levantar mi vista al cielo  - Estoy cumpliendo con nuestra promesa abuelo. Me haces mucha falta viejo... Lamento que no estés aquí, pero disfrutare al máximo por los dos. - Logré decir notando como mis ojos comenzaban a picar. - No tengo tiempo de llorar - Choqué mis manos seguido de frotar las y decir - A primera hora de la mañana voy a  desembarcar para de una vez por todas poder recorrer la isla.

Con toda la emoción del mundo me tape hasta la cabeza con las frazadas. Si fuese por mí ya estaría pisando la caliente arena y estaría adentrandome en el verde de la isla, buscando señales de vida en aquel lugar. Pero la noche me lo impedía y una linterna de mucho no serviría, si es que hubiese traído alguna conmigo, Quiznak, para la próxima salgo bien preparado.
Quizá el cansancio se mezcló con la emoción, porque cuando menos lo esperaba ya había caído en los brazos de morfeo.

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Las horas transcurrieron lentamente, el sol ya se estaba asomando y los pájaros se encontraban cantado. Uno, dos, tres chapoteos despertaron al moreno. Esos no eran sonidos de olas, eran... Algo peculiares, que llevó al moreno a asomarse al borde del barco y ver como algo se escondía bajo el agua. ¿Un pez? Pensó, más muchas vueltas no le dio y del cómodo colchón se reincorporó.
Una vez listo, con ropa adecuada a la expedición y su bolsa colgando, descendió del barco y suavemente la arena pisó. Cerrando sus ojos para sentir más la cálida brisa que le brindaba el clima, a paso lento comenzó a recorrer la isla.

...

Estoy agotado - Susurró a la nada mientras se sentaba en el suelo, apoyando su espalda contra un árbol. Pequeñas gotas de sudor adornaban su frente, el sol estaba en su punto más alto y aún no lograba dar con nada. "Debería adentrarme más", pensó seguido de ponerse de pie y continuar con su camino. Minutos después logró dar con un hermoso río, aguas cristalinas, al punto de parecer mágicas y cascadas a lo lejos. "Un baño no estaría mal" volvió a pensar. Y acto seguido se encontraba despojando se de sus vestimentas, dejándolo ordenadamente a un costado. Una vez luciendo únicamente sus apretados bóxers y su peculiar collar decidió tomar una liana, balancearse y caer en el medio de las aguas.

¿¡Pero qué demonios?! - Logró articular, viéndose envuelto en una brubujeante espuma. Su collar se había iluminado, tal como aquellas plantas al anochecer. La única diferencia era que estaba a plena luz del día y una cola de pez adornaba desde su cintura hacia abajo, de un tono azul marino con destellos plateados, remplazando sus atléticas piernas - ¿cómo...? - Quedó a medio decir cuando alguien le interrumpió.

Llegaste - Una voz cálida inundó sus oídos.

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Bueno People. Hasta aquí llego hoy. Espero que lo estén disfrutando al igual que yo.
No planeo hacerlo muy largo, siquiera sé si llegaré al décimo capítulo, pero daré mi esfuerzo para que queden satisfechos.
Lamento si encuentran errores.
Les quiero mucho, gracias por apoyar la historia <3

Número de palabras : 963

Bajo el Agua [Klance] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora