Soñaba con conocerte de la manera en la que nunca me pasó con nadie más, hablaba contigo sin saber lo que llegarías a ser para mí. Entre memes y bromas surgió una chispa, que se vio atacada por una relación tormentosa en la que tú te encontrabas. Saliste de ahí, fui egoísta, pero me alegré, me alegré de ver como salías de ese pozo al alguien anteriormente llamó amor, me alegré de verte feliz, de verte reír, de verte bailar, de descubrir esa maravillosa voz que tenías al cantar. La primera vez que quedé contigo, los nervios invadían mi cuerpo, aún hoy, eso sigue ocurriendo, me abrazaste, sentí tu calor, desde entonces supe que algo especial había entre nosotros dos. La chispa crecía y se convertía en llama, la cual ardía con más fuerza cada vez que tus labios me besaban, cada vez que tus manos me acariciaban, tus uñas recorriendo mi espalda hacían a mi corazón latir queriendo salirse de mi pecho. Lo teníamos todo, amor lo llamábamos, tú decías que notabas amor en mis ojos al mirarte, yo lo sentía arder en mi interior, pero tus monstruos pudieron con eso, pudieron con todo, la llama se vio afectada por ello hasta que decidiste pisarla y apagarla, llevándote con ello parte de mi corazón, parte de mí. Ahora no hay calor, me congelo, me gusta el frío, pero me estoy muriendo si no te tengo a mi lado con tu abrigo...