Amar duele

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Dicen que para superar algo primero se debe aceptar la pérdida. Y Alexy sabía que él estaba derrotado. Él lo sabía pero dolía aceptarlo.

Pero el dolor del alma no es cómo el del cuerpo, las heridas del espíritu no se sanan con pastillas o sueros. Y el tiempo no es capaz de sanarlas sino se acepta la herida. El problema es que aveces el aceptar algo lo vuelve real, y la realidad duele.

Arlett tenía razón, evitando la confrontación solo se postergaba el dolor pero no se desvanecia. Nunca lo haría. No mientras el tuviera una pequeña esperanza con Kentin.

Su amigo. Su ojiverde. Su galleta castaña. Su Kentin debía herirlo para salvarlo, la única forma en que podía ayudarle era precisamente rechazandolo, quitándole de una vez por todas la maldita esperanza.

"Esto es ridículo" pensó el peliazul antes de reir nervioso. Estaba sentado sobre un pupitre vacío esperando a Kentin. Le había citado allí para hablar a solas "absolutamente ridículo".

Quiso salir corriendo por un momento, luego podría disculparse con Kentin, sonreír e inventar una excusa. Después de todo ya había agarrado práctica en eso de mentir. Pero antes de huir de aquella aula que en ese momento consideraba su matadero, Kentin cuál salvador y verdugo a la vez, entró al lugar.

Por unos segundos no se dijeron nada, solo se observaron en silencio.

Alexy sabía en su interior que Kentin lo sabía pero el saberlo no bastaba. Porque ante su muda confesión siempre recibiría una respuesta igual de silenciosa. Y él no ocupaba silencio. Necesitaba palabras, aunque estas dolieran.

— Hola— finalmente habló el castaño sonriendo de manera triste.

— Hola— respondió Alexy con una sonrisa similar.

— Supongo... que debemos hablar ¿No?— comentó el ojiverde acercándose hasta donde estaba el otro chico, luego sin más se sentó sobre el pupitre junto al suyo.

— Bueno, siempre hablamos— intentó aligerar el ambiente el ojirosa pero no pareció funcionar.

— Si, pero esta vez es distinto— confirmo el ex militar mirando a la pared del frente, sin atreverse a mirar a su amigo.

— Lo es— acepto sin más Al.

De nuevo guardaron silencio, un silencio lleno de todo y a la vez de nada.

— Me hubiera gustado ser una chica— confesó Alex luego de unos minutos con una sonrisa tonta.

— ¿Una chica?— el castaño indago con genuina curiosidad.

— Si, así podría hacer lo que quisiera. Vestir como quisiera sin que me juzguen. Poder demostrar más mis emociones talvez. Talvez así no hubieramos atravesado tanto acoso Armin y yo. Así podría amar a quién quisiera— reveló sin mirar al otro a los ojos, era la primera vez que confesaba aquéllo.

Kentin se cruzo de brazos y fruncio el seño.

— Umm... entonces tu no quieres realmente ser una chica— concluyó buscando los ojos rosas del otro— solo quieres ser libre, sin que te juzguen. Pero para eso Alex no necesitas ser una chica, eres perfecto tal cuál eres.

— Eso es una tontería, soy un asco— expresó el peliazul sonriendo pero tenía la voz quebrada y sus ojos que aún se negaban a ver al otro se encontraban llorosos.

— No, no lo eres. Eres enérgico, creativo y amable, siempre estás allí para subirle el ánimo a la gente, a mi me ayudas constantemente. Eres perfecto Alexy, nadie puede juzgarte por como actues vistas o ames. No necesitas ser una chica para ser feliz, solo dejar de prestarle atención a lo que dice la gente y serlo. Además lo que les paso a ti y a tu hermano no se hubiera solucionado así ¿Verdad? Digo Armin sale con Lysandro... aunque no sé siquiera si Lysandro entra en la categoría de humano, él es de otro mundo ¿No?— el castaño supo que había logrado su objetivo cuando escuchó reir a su amigo, de una forma en que no lo había hecho en mucho tiempo, con una alegría sincera. Una que le dolía tener que romper— Eres genial como eres Alex, aunque siempre diga que eres una molestia sabes que eres mi mejor amigo y te quiero. Te quiero demasiado.

La risa de Alexy se apago hasta volverse una mueca triste.

— Pero no tanto como yo a ti ¿Verdad?— dejo salir el ojirosa la pregunta finalmente mirando los verdes ojos de su amigo.

Kentin no contesto, no quería hacerlo, no quería lastimar más al otro. Alexy sin embargo no cedió, sabía que estaba siendo cruel al forzar al otro a dañarlo pero lo necesitaba. Necesitaba romperse para volver algún día a estar completo de nuevo.

El castaño también lo entendía. Entendía lo que su amigo le pedía pero eso no lo hacía menos doloroso. Rechazar a alguien que quieres aveces puede doler igual o más que ser rechazado.

— No Al, no te quiero de esa manera,— le dijo sin desviar la mirada, aunque le mataba ver sus ojos rosas llenos de pena. Se lo dijo así porque era la única manera de librarle, de quitarle las esperanzas, de sanarle— y lo siento, realmente lo siento.

Alex fue quien rompió el contacto visual al final, luego se levantó y salió del aula sin más. Ya no había nada que decir. No quedaba nada por hacer.

Kentin lo vio marcharse con pesar, quiso consolarle como el peliazul tantas veces había hecho con él pero sabía que esta vez no debía. No podía de hecho. Y se sintió inútil. Tremendamente inútil.

— Ken,— escuchó la voz suave de Sucrette llamarlo desde la puerta, al levantar la mirada la vio allí observandolo con preocupación— lo siento, vi a Alex salir corriendo de aquí y... yo solo... ¿Estás bien?— le preguntó esta acercándose con cautela.

Kentin camino hacía ella desapareciendo la distancia que los separaba para abrazarla con fuerza. La necesitaba. La amaba. Y le dolía pensar que algo que se sentía tan bien para él le hiciera tanto daño a alguien más.

— Tuve que rechazarlo Su, tuve que hacerlo,— le explicó casi sollozando— pero me siento mal ¿Soy una basura por no poder quererle?

La chica le devolvió el abrazo con fuerza mientras retenia sus propias lágrimas, ella amaba a Kentin pero también adoraba a Alexy como a un hermano.

— No Ken, no eres una basura, eres una buena persona. Una dulce y gentil persona, es por eso que te duele.

El chico no le respondió nada, simplemente se aferró a ella con más fuerza permitiéndose finalmente llorar. Herir a un amigo que amas realmente duele.

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Saben, algo que siempre llama mi atención son las escenas de rechazo, no negaré que he llorado por la persona rechazada y he maldecido a quien la rechazo a veces. Pero en algunos casos me he puesto a pensar, diablos rechazar a alguien que quieres, que realmente quieres debe doler.
Hace algunos años vi un anime llamado True Tears, sin hacer mucho spoiler al final el protagonista rechaza a la chica, pero llora. La primera vez que lo vi pensé "idiota ¿Por qué lloras? Simplemente quedate con ella". Fue doloroso, aún lo es. Pero con los años (cofcofancianacofcof) y las experiencias uno ve las cosas distinto. Él la quería, la amaba para ser precisos, por eso lloró, porque le amaba. Pero no la amaba con un amor de amante como a la otra chica. La amaba con una cosa que es difícil de explicar, de esa forma en que uno solo llega a amar a pocas personas en la vida. De ese amor que solo la amistad verdadera puede brindar y es difícil ver.
Ahora entiendo porque lloraba y lo difícil que debe ser. Amar a alguien pero no de la manera en que este espera.

El Delegado Y El GuitarristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora