El Delegado Y El Guitarrista

Esto tiene que terminar

Arlett miró a Alexy con tristeza, el peliazul se veía incluso más pequeño que él acurrucado en aquella banca. El ojirosa tenía la mirada pérdida y suspiraba de vez en cuando, como si trozos de su alma escaparan a ratos.

Se acercó hasta sentarse junto a él en la banca y luego de unos minutos en completo silencio decidió que ya estaba cansado de ver sufrir al peliazul.

— Esto tiene que terminar Alexy— soltó de repente logrando que el más alto lo mirará sorprendido como si hasta ese momento notará que estaba allí.

— Arlett tu no lo entien...— intentó excusarse él pero el pelimorado no lo dejó terminar.

— ¿Qué no entiendo? Que estas perdidamente enamorado de un imposible y eres un terco que finge que estad bien— habló el menor mirándolo con rudeza.

Alexy se sintió dolido por el tono frío que uso el otro así que desvió la mirada con ganas de llorar.

Arlett por su parte se sintió mal por tratar así al chico pero sabía que era lo que necesitaba el peliazul. No ocupaba más miradas de lástima y abrazos de consuelo. Necesitaba una patada de la realidad que le hiciera afrontar la situación y tal vez así superarla.

— Yo no quiero sentir esto,— sollozo de repente el ojirosa ocultando su cara entre sus piernas que tenía rodeadas con sus brazos para mantenerlas junto a su pecho— siempre le causo problemas a los demás por ser como soy, Kentin merece un amigo de verdad no alguien como yo.

Arlett con suavidad acarició la espalda del chico hasta que este dejó de gimotear y todo quedo de nuevo en silencio.

— Te prometo que pasará, en esta vida todo pasa— fueron las únicas palabras de consuelo que encontró Arlett en ese momento.

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Nathaniel sabía que estaba en problemas, su padre regularmente no le golpeaba de manera tan fuerte pero el día anterior no había medido para nada su fuerza y le había golpeado el pecho sin medida. Fue por una tontería claro esta, una acusación de Amber de que él no le había recordado hacer la tarea y por eso le habían hecho un reporte. Una excusa muy patética de parte de su hermana para evitar problemas pero una muy validad desde el punto de vista de su padre para volver a desquitarse la furia con él.

El problema radicaba en que el golpe en el pecho le dolía demasiado, al punto de no poder respirar y estaba comenzando a dificultarsele caminar.

En ese momento caminaba por uno de los más solitarios pasillos del colegio con una carpeta llena de informes para entregarle a la directora pero algo en su interior le decía que aquella tarea no podría finalizarla.

De repente sintió como si todo el aire de su cuerpo huyera de él, la vista se le nublo por un segundo y perdió el control se sus extremidades. Estaba preparado para chocar contra el suelo y probablemente añadir otro golpe a los que ya tenía pero sintió unos brazos fuertes detener su caída.

— ¡Hey chaval! ¿Estás bien?— fue lo último que escuchó antes de perder el conocimiento.

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A ver, a ver.... y no al cine... ok no XD, ya enserio ¿Quién creen que ayudó a nuestro delegado?

Gracias por leer y comentar...