El Delegado Y El Guitarrista

El dilema del señorito Castiel

Hay momentos en la vida en los que uno se percata de que ya todo esta perdido, que ya no hay opciones, que el barco esta completamente hundido. Esos momentos en los que la desesperación y el arrepentimiento inunda todo tu ser y solo quedan preguntas como: ¿Y si yo hubiera...? ¿Por qué no...?

Pero el tiempo no retrocede y cuando alguien esta condenado a la perdición no hay manera de escapar, solo queda la angustia de esperar lo inevitable, angustia que Castiel sentía frente al examen que estaba "realizando" en ese momento.

Y es que de verdad era desesperante, regularmente aunque el pelirrojo se ausentaba unos días sabia algo de los temas porque, aunque fingiera que no, prestaba atención los días en que si iba al instituto, así que siempre podía contestar por lo menos medio examen. Sin embargo amigos mios, aquello era una trampa mortal perfectamente organizada para acabar con el guitarrista.

- Tck- mascullo molesto revisando por décima vez el examen pero aun seguía sin entender ni una palabra, luego de escribir su nombre en aquel papel no había vuelto a utilizar el bolígrafo y tristemente estaba seguro de que así se quedaría.

Y ni siquiera le quedaba la opción de poner cualquier cosa o batear como se le conoce vulgarmente, porque hasta para eso se tiene que entender más o menos lo que se le pregunta a uno y él en su examen de física-matemática solo veía palitos en cruz y números.

"Tal ves me equivoque de clase" pensó decaído "tal ves me metí en calculo avanzado para genios" intento consolarse pero al mirar alrededor comprobó que no era así.

Ahí estaban sus compañeros de siempre, Sucrette desde su escritorio se veía tensa pero aun así continuaba la lucha escribiendo de vez en cuando en el examen, el novio de esta, el niño militar, a pesar de tener fruncido el ceño parecía estar respondiendo la prueba a un buen ritmo, Violeta se mordía el labio nerviosa y temblaba un poco pero aun así parecía estar contestando bien, Lysandro por su parte hacia el examen con la elegancia de un calígrafo.

"Seguro que su examen sera muy victoriano" pensó el pelirrojo divertido para luego observar al novio de su amigo que estaba tirando sobre su escritorio un lápiz que tenía los números del 1 al 4 escritos a los lados del mismo "pero si este examen ni siquiera tiene marque con X", reflexionó Castiel clasificándolo como un caso perdido, "pero al menos el esta respondiendo algo" le recordó una vocesilla maliciosa en su cabeza.

Ignorando a su conciencia por completo ahora se dedico a observar a Nathaniel, le sorprendió no ver al rubio escribiendo pero al notar que este revisaba el examen una y otra vez como en busca de errores lo comprendió, el delegado ya había terminado su examen y solo se aseguraba de no dejar nada sin responder.

- Idiota rubia nerd- murmuró entre dientes algo envidioso por la inteligencia del otro.

Aquello era casi traición, como osaba el rubio haber terminado ya cuando el no había pasado del nombre.

Suspirando resignado se cruzo de brazos y espero su fin, su destino estaba sellado, era el Santiago de su propia crónica de una muerte anunciada.

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- Señorito Castiel podría esperar un momento a que sus compañeros terminen- le dijo la profesora cuando le entregó el examen en blanco y aunque ya lo esperaba aun así le resultaba molesto.

"¿Por que tiene esa manía de llamarnos señoritos? Aun peor ¿No podría decirlo un poco más alto? Creo que el niño arcoiris que esta en el ultimo pupitre no escuchó y con lo chismoso que es el pobre puede morir de curiosidad" caviló el pelirrojo enfurruñado.

Tuvo que esperar alrededor de una hora a que todos terminaran y salieran del aula para ingresar a hablar con la profesora.

- Me imagino que ya sabe por que quiero charlar usted señorito Castiel- fue lo primero que le dijo la docente cuando le vio entrar, pero el guitarrista lo tradujo en su mente como: "Bienvenido al matadero, cerdo".

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Un 9, la profesora le había ofrecido la oportunidad de repetir el examen pero debía sacarse por lo menos un 9.

- ¿Y como diablos logro eso?- se quejó en medio pasillo el pelirrojo aunque nadie le estuviera escuchando.

Pensó en sus opciones y esto lo hizo desesperarse aun más, podía pedirle ayuda a Sucrette pero esta parecía estar muy confundida en el examen y pedirle ayuda al novio de esta no estaba a discusión. Pedirle tutoría a Lysandro no era buena idea tampoco, la última vez el albino extravío sus libros y no tuvieron como estudiar, Sucrette le había comentado que el albino había mejorado porque una vez ella le pidió ayuda y todo había salido relativamente bien, sin embargo, prefería no arriesgarse.

Estaba por resignarse a perder el curso cuando de manera milagrosa la solución apareció frente a él.

- ¿Qué quería hablar la profesora contigo?- preguntó Nathaniel que se acercó a él curioso.

Castiel sonrió entonces, había encontrado la solución a sus problemas, bueno en realidad esta había caminado sola hasta él.