Me encontraba en clase de Deportes en el entrenamiento de fútbol gracias al cielo ya era mi última clase, cuando miré que se acercaba mi mejor amigo.
— Hola Codec. — Saludó Nate
—¿Qué hay, Codec? — Dije mientras reía.
"Compañeros de Crímen" Nos habíamos puesto ese apodo cuándo estabamos en quinto grado, era algo muy tonto pero queríamos una palabra para avisarnos cuándo se nos ocurría una buena idea, ya después se nos quedó y comenzamos a llamarnos así. En realidad fuimos muy traviesos de pequeños, nos encantaba meternos al jardín de la señora Patterson para sacar gusanos y ponerlos en el tapete de su entrada.
— ¿Cómo te fue con tú castigo? — Preguntó.
— Pues no fue tan malo como pensaba, la pase bien. — Le conté muy animado.
— Qué bueno amigo, me alegro por ti. Ojalá y se pase rápido. —
— Gracias, iré a los vestidores. ¿Vas o qué? — Pregunté mientras caminaba hacía allá.
— Claro. — Me siguió.
Cuándo llegamos a los vestidores decidí darme una ducha, había sudado mucho durante el entrenamiento y en realidad no me sentía agusto. Me cambié y me encontré con Nate en la puerta de salida.
— ¿Qué harás hoy? — Preguntó.
— No tengo nada planeado. — Contesté alzando los hombros.
Decidimos ir a dar la vuelta un rato, pasamos por una heladería ya que hacía demasiado calor y se nos había antojado un helado.
Cuándo salimos de ahí, volví a ver a la chica de la parada. Iba saliendo de una tienda con una bolsa.
— Mira a esa chica. — Llamé la atención de Nate qué iba mirando su teléfono.
— ¿Qué pasa? — Volteó.
Ella siguió caminando y yo caminé más rápido para tratar de alcanzarla pero antes llego a un coche dónde la esperaba un hombre y la subió bruscamente. Me quede viendo por donde se habían ido hasta que Nate tocó mi hombro.
— ¿Quién era ella? — Preguntó confundido.
— Tropecé el otro día con ella mientras corría hacía el autobus. Ni siquiera le pregunté su nombre. — Contesté.
— Se veía un poco rara, tal vez y esta casada con ese tipo y tú ya quieres ligartela. — Se rió.
— No me la quiero ligar, estúpido. — Lo golpee. —¿Si estuviera casada crees que vendería periódicos en cualquier parada? —
— A lo mejor es su papá o su hermano, yo que sé. — Dijo.
Seguimos caminando y nos olvidamos de lo que había pasado, en realidad había sido raro.
Después fuimos a casa de Nate, había hablado su mamá diciendo que nos estaba esperando con la comida lista.
— Hola cariño, ¿cómo están tú y tu madre? — Saludó.
— Muy bien gracias y usted? —
— Qué bueno, muy bien hijo. Ya tenía mucho que no pasabas por aquí. — Dijo mientras pasabamos al comedor.
— Ya lo sé, una disculpa. Hemos tenido muchos tarea últimamente. — Contesté.
— Sí, Nate me lo dijo. — Rió. — Bueno, todos a comer, provecho.
Seguimos platicando durante la comida, cuando terminamos ayudamos a recoger la mesa y después fuimos arriba al cuarto de Nate para platicar y jugar xbox.
— Quiero invitar a salir a Sophie. — Habló Nate.
— ¡Oh por dios! Por fin te decidiste. — Me sorprendí. Ella le había gustado desde la primaria, pero el nunca se había atrevido a decirle.
— Si, bueno. He hablado con ella y creo que le caigo bien. —
— Claro que le caes bien. — Me reí. — En realidad estoy feliz por ti, espero que todo salga bien. —
— Yo también amigo. — Contestó.
Pasaron las horas entre pláticas y juegos hasta qué llegó la hora de volver a casa, pasé por una parada de autobús y no pude evitar recordar cuándo choque contra aquella chica. Ni siquiera sabía cómo se llamaba, me sentía tonto porque debí preguntarle su nombre.
Seguí caminando hasta llegar a casa, en realidad me sentía cansado. Saludé a mamá y subí a darme una ducha. Cuándo baje estaba preparando la cena y me puse a ayudarle mientras platicabamos.
— ¿Cómo te fue hoy? — Preguntó mamá.
— Muy bien y ¿a ti? —
— Pues ya sabes, igual que siempre. Mi jefe se pone cada vez mas insoportable, nadie lo quiere ahí. — Bufó.
— Deberías buscar otro trabajo que sí te guste y dónde no haya ese tipo de personas. — Sugerí.
— No es tan fácil, pero bueno. Ya no entraste en detalles sobre como te fue el sábado, anda cuéntame. — Dijo mamá.
— Pues estuvo mejor de lo que pensaba. Conocí a una señora llamada Alice, me contó cosas sobre su vida y me dijo que ya era cómo su nieto. — Me reí.
— Me alegro que puedas convivir con personas mayores, vas a ver que aprenderas muchas cosas. — Contestó.
— Ojalá y sí. —
Empezamos a comer y después limpiamos y lavamos los platos. No quise quedarme más rato con mamá porque ya tenia sueño, así que decidí subir a mi cuarto para acostarme.
Cuando traté de dormir me llegó un mensaje de un número desconocido, decidí abrirlo y no podía creer lo que estaba viendo.

ESTÁS LEYENDO
YELLOW
Fiksi Remaja《 Mi madre me dijo una vez que cuando te enamoras te cambia la vida para siempre. 》