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Ahí estaba la pequeña Natalia, su bicicleta, su bolso y su vestido rosa. Pedaleaba hacia la casa de Laura, estaba más cerca de la suya, esa había sido la excusa de Mayden para enviarla a tal humillante situación.
En su pequeña bolsa estaba esa carta con garabatos nerviosos y apenas entendibles de Mayden, confesandole todo lo que sentía a Laura.
Natalia no dejaba de pensar en que debía romperla... Pero sabía que no era lo correcto, sabía que para Mayden significó un esfuerzo enorme decidirse a escribirlo y confiarselo a ella. No podría impedir que Laura lo viese.

Laura, por su parte, se alegró mucho por recibir visitas ya que había estado castigada y sus padres no le daban permiso de salir de nuevo hasta que iniciaran las clases ni de ir de viaje con ellos.
—Y me castigaron— dijo negligente al lado de Natalia en el jardín. Natalia aún sostenía firmemente su bolsa, como un preciado tesoro... O una caja de pandora. —pero vale, no es tan importante, ¡tengo la play y muchos juegos increíbles de mis primos!—

Natalia introdujo su mano en su bolsa y tocó la carta unos segundos mientras oía a Laura hablar.
—... Y además, ¿ya viste a esa guapete de Kirsch? ¿El hermano de William? ¡Ya quisiera yo tener bicicleta para llevársela!— exclamó riendo tontamente.

—Es muy agradable, sí... — coincidió sin pensar lo que decía y entonces pensó que debería hacer lo que Mayden le indicó que hiciera —¿Y que piensas de... Mayden?—

Laura se extrañó por lo visto pues alzó una ceja.
—¿de... De Mayden?— Natalia captó ese deje de nerviosismo que era el mismo que le acontecía a su amigo cuando pensaba precisamente en esa rubia.

—sí... ¿No es también él muy mono?— pensó que estaba atreviéndose demasiado, pero eran justo las palabras que su amigo le había indicado decir.

Laura la miró para ver si hablaba en serio y Natalia mantuvo su carita sería, a pesar de estar aún más nerviosa que la rubia.
—sí es lindo, es muy mono— dijo al fin, Natalia anotó mentalmente cada sílaba, porque aunque le ardiera el corazón no podía fallarle a Mayden —Pero es un poco rarito, no?—Laura estalló en risas y Natalia solo se quedó boquiabierta. —aquí entre nos, es un chico fantástico, de la ostia... Pero creo que... No, no es mi tipo—

Natalia se aferró a la carta aún dentro de su bolsa. ¿Ahora que haría con ella? No podía dársela a Laura así no más si había dicho que no le interesaba.
—Pero tú le diste un beso en la mejilla una vez...— dijo atropelladamente.

—¿Nos espiabais?— inquirió riendo —si es cierto, lo admito, porque el me dijo algo muy bello ¿sabéis? "Eres la luz de mi camino" me dijo el muy carabotella, si te dicen eso es difícil saber como responder he?—

A Natalia se le cayó el alma a los pies. Entonces no se equivocó al pensar que Mayden se lo recitaba a alguien más cuando lo había dicho la otra vez. Quizá se le había ocurrido en el momento y había pensado en voz alta.

Ahora si que se sintió terrible, pero como acostumbraba hacer últimamente, no dijo nada. La conversación transcurrió como siempre, pero con una Natalia más silenciosa de lo normal.

—Hey Laury— llamó la niña, que sabía que se iba arrepentir grandemente por seguir las instrucciones de su mejor amigo y volver a tocar el mismo tema, pero que de todos modos lo haría —y si... ¿Mayden sintiese algo por ti?—

La rubia pareció entender más allá de lo que estaba descubriendo la niña. Era de esperarse, ella también era muy inteligente.
—Sinceramente... Sospecho que tus palabras están ya predispuestas— la miró entrecerrando los ojos.

Natalia ya no estaba de humor para entrar en pánico por ver amenazada su misión. Estaba dolida, estaba muy mal y solo quería ir a su cuarto y esconder su rostro entre las almohadas, quizá oír su música favorita y ver algún partido de fútbol en la televisión. Pero no quería seguir escuchando esas dolorosas palabras. —¿te parece?— cuestionó ya sin mucho entusiasmo.

Laura rió de nuevo —es broma, es que todo esto parece muy como... Como planeado— le dio un ligero empujón mientras reía, mientras Natalia se mantenía con los labios apretados.

A la hora de irse, Natalia avanzó unos metros en la bicicleta hasta escuchar el sonido de la puerta cerrándose y descaminó el tramo recorrido. Se escondió bajo la ventana que sabía era la de Laura y esperó hasta oír sus pasos alejándose de la habitación, para deslizar la carta por la rendija de la ventana.

—Ya está.. — murmuró volviéndose inmediatamente a su casa. —Ahora, todo depende de Laura... ya cumplí con mi parte...—

Pero entonces un pensamiento la asaltó ¿que tal si Laura se burlaba de Mayden? había demostrado ser más inteligente de lo que demostraba en clase, vería la carta garabateada y llegaría a la conclusión de que Mayden había enviado a Natalia para hacer lo que él no pudo hacer, lo que no estaba lejos de la realidad. Tenía que recuperar esa carta lo antes posible. 

Entonces Natalia volvió a tramar algo por si en el momento de entrar en la habitación era pillada por la madre de Laura o por la misma Laura. La idea de la broma parecía la mejor opción a pesar de todo.

Levantó la ventana solo lo suficiente para poder pasar y entrar en la habitación. Una vez adentro debía encontrar la carta, pero era muy complicado ya que la luz estaba apagada y era casi de noche. Sabía que debía estar por el suelo, comenzó a palmotear el suelo aquí y allá hasta que la encontró a pocos centímetros de la cama.

Eureka! ahora solo debía irse por donde entró. Pero no contaba con que Laura regresara tan pronto, apenas y tuvo tiempo de meterse bajo la cama mientras se abría la puerta.

El problema fue que con el apuro, la carta se le deslizó de las sudorosas manos por los nervios, y que fue a caer directamente a los pies de Laura.

Juegos de Niños (#Maytalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora