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✨...él es el mayor pero yo el senpai. ✨

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[...]

Sus ojos se humedecieron, ¿qué era aquello que le dijeron hace menos de dos minutos? Estaba despedido.

Salió como bala de esa sala, se quitó el saco de vestir y aflojó el nudo de la corbata. Desordenó sus cabellos y guardó en su maletín todo lo suyo y lo que no tambien. Esta bien, ni siquiera quería ese empleo, solo iba para impresionar a su padre difunto hace más de seis meses. Ya no podía más con toda esa farsa y la verdad, estaba cansado.

El ámbito económico en empresas no era lo suyo. Tampoco era una gran ofensa no seguir la carrera, pero Changbin quería que su padre estuviera orgulloso de él.

A sus 28 años no había podido cumplir sus deseos. Sus estudios no obtuvieron punto final y lo que realmente quería ser se veía afectado por su edad. Nadie aceptaría a un rapero/cantante de 28 años como solista debutante ó siendo parte de un grupo. Debería haberlo hecho antes, cuando tuvo tantas oportunidades que, por querer hacer feliz a su padre, dejó de lado y rechazó.

Salió del gran edificio con una sonrisa en el rostro, al fin y al cabo le pagarían por echarlo.

Caminó por la vereda pensando en que haría ahora. Estaba acomodado, tenía dinero ya que su padre le dejó toda su fortuna a él y a su madre por ser su única familia y amarlos tanto. No podía quejarse, pero tampoco le gustaba ser tan dependiente y mantenido, esos no eran pensamientos de un leonino hecho y derecho.

De pequeño su madre le había predicho su futuro. Además de ser astrologa, saturarle la cabeza a su hijo con el horoscopo - de buena manera- , tirar las cartas, ella sabe leer manos.

Su futuro tenía varias fases, pero las que su madre siempre recalcaba eran dos.

• la adolescencia llena de cambios tantos fisicos, mentales y hormonales, tal vez eso explique su orientación sexual que su madre había leído pero no dicho.

• la adultez , al principio no sería feliz pero con el tiempo encontraría a la persona indicada que lo llevaría a cumplir todo eso que siempre quiso.

Su madre había pasado por alto el hecho de que su marido iba a morir en una edad joven de Changbin solo para no hacerlo sentir mal, algunas cosas pueden alterar hasta el más minimo detalle.

La calle en diagonal terminaba con una cafetería en la esquina, decidió entrar y tomar asiento en una mesa pequeña frente a la barra. Nada le gustaba más que estar lejos de las ventanas, la gente que pasaba miraba y lo hacía sentir incomodo.

—buenas tardes, ¿en qué lo puedo ayudar?—un jóven de linda sonrisa le preguntó detrás de la barra, tenía en sus manos una libretita y una lapicera con un osito en la tapita.

—umh, ¿qué me recomendarías? Acaban de despedirme pero realmente no me siento tan mal por eso.

El chico pensó por unos segundos y sonrió. —tengo algo perfecto para usted. ¿desea algo para acompañar?

—un cupcake de chocolate no me vendría nada mal, muchas gracias.

El contrario, Woojin, así decía en el bordado de su camiseta, giró para preparar un par de cosas. Changbin desbloqueó su celular, para perder el tiempo jugaría al candy crush.

—Woojin hyung, lo buscan en la cocina. —dijo otro chico más alto que Changbin no notó por estar concentrado en el jueguito.

—de acuerdo, ¿puedes cumplir esta orden? Es para el chico de allí—señaló a Changbin y Hyunjin le asintió con una sonrisa.

Woojin palmeó su hombro y se adentró a la cocina. Hyunjin siguió preparando el pedido mientras miraba el lugar, no había tanta gente y sus compañeros atendían entre charlas. Volvió la vista a lo que preparaba. ¿por qué había pedido café irlandes aquel chico? Estaría triste tal vez ó necesitaría una empujadita para poder seguir con energía el día. Miró la libreta "algo para que no me importe haber sido despedido y seguir sonriendo." café irlandes. Hyunjin solo podía decir que su compañero de trabajo era un genio para deducir toques de felicidad.

Cuando por fin lo terminó, tomó un cupcake de chocolate del mostrador y lo arregló muy lindo sobre un platito junto al café.

—orden lista. —posó todo sobre la mesa y Changbin levantó la mirada.

—gracias, uh, pensé que eras el chico de recién—sonrió algo apenado ya que iba a agradecerle por su nombre, menos mal que no lo hizo.

Woojin salía justo de la cocina y en seguida fue interceptado por otro compañero para pasarle la orden siguiente.

—lo siento, estaba ocupado y tomé su lugar. Pensé que tal vez te gustaría más ser atendido por mí, dicen que soy el más bien parecido entre todos aquí adentro.

Changbin sonrió. —bueno, Don Juan, lamento decirte esto pero, Woojin realmente tiene linda sonrisa.

Hyunjin notó ese brillo peligroso en los ojos del más bajito y su piel era parecida a la de un pollo.

—lo sé. Pero tengo otros encantos escondidos que muy pocos tienen el privilegio de conocer.

—serán afortunados entonces.

—disfrute de su café irlandes. —le guiñó un ojo y se posó tras la barra de nuevo , dejando a Changbin con una sensación rara pero agradable en el cuerpo.

—¿lo habías visto por aquí antes?—le preguntó a Woojin.

—¿a quién?

—a ese chico. —susurró para que no pudiera oírlos.

—sí, vino unas cuantas veces, siempre se sienta allí pero mayormente es atendido por Hwiyoung o Rowoon. ¿por qué?

—me parece lindo, es todo.

Woojin lo miró no tan sorprendido. Hyunjin, Don Juan. Nada más que esta vez el alto estaba seguro que quería a ese chico rendido a sus pies aunque eso implicara caer primero.

senpaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora