-Me quedé todo el día en mi habitación sin quejarme ni decir una sola palabra... Juan al parecer trajo a una chica ya que abajo se escuchaba a una mujer hablar, así que decidir bajar y ver que pasaba en mi propia casa-
Juan: Oye... -le guiñó el ojo- ¿Cómo sos en la cama?
XX: Con los que me acosté, ninguno de ellos se quejó, al contrario -sonrió-
Juan: Que bueno, me gustaría ser uno de ellos -mordio sus labios-
XX: Perfecto -comenzó a sacarse solamente sus pantalones y desabrochar su camisa-
Juan: -frotó sus manos-
XX: ¿Te gusta? -dijo mientras se sacaba su corpiño y bajé casi gritando-
Diana: ¿Que mierda hace esta put* en mi propia casa?
Juan: -se puso nervioso y comenzó a tapar a la chica-
XX: ¿A quien llamas put* vos? Mocosa
Diana: A vos -dije enojada mientras me acercaba a ella desafiante-
Juan: Por favor no -me agarró del brazo y su mirada lo dijo todo- Te podés retirar -le dijo a la chica sin despegar su mirada de la mia-
XX: Está bien -agrego mientras agarraba su abrigo- En otra ocasión será... -le dió un beso en la mejilla y salió por la puerta de la cocina-
Diana: ¿Que te pasa? Traes a una put* barata a mi casa
Juan: No quiero discutir con vos, ya estoy cansado de hacerlo -decía mientras se sentaba en el sillón con su mirada baja-
Diana: Eres un desastre, perdón que te lo diga, pero es lo que pienso en el momento
Juan: -agarro su cabeza-
Diana: Sos una pesadilla desde el primer día en el que llegaste
Juan: Cierra tu boca de una vez por todas -furioso se levantó del sillón y me señaló con su dedo índice- Vos sos la pesadilla, me parece que te gusta arruinar las vidas de los demás, desde que llegué a esta maldita casa para cuidarte me vives diciendo miles de cosas, te caigo mal y lo sé, pero a veces exageras
Diana: -me quedé callada-
Juan: Mejor... hagamos de cuenta que nada de esto sucedió, ve a tu habitación y duerme un poco, yo también lo haré -suspiró profundo y se acostó en el sillón-
