Regreso

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Kuroo y Akaashi estaban en el mismo sitio que hace un mes y medio, de pie, mirando fijamente a la puerta por donde se habían ido, esperando a que regresaran.

El alfa no podía evitar sonreír, estaba con los brazos cruzados, impaciente porque salieran, su vuelo había aterrizado ya en Japón hace varios minutos, tenían que estar a salir.

Akaashi en cambio se mantenía serio, estaba nervioso, deseaba volver a estar en brazos de el albino por muy cursi que eso sonara.

Concentrados ambos, miraban fijamente a la puerta y de vez en cuando salía alguien, pero no eran ellos.

-Kuro, ¿qué haces aquí?

El pelinegro dio un respingo al oír la voz del omega detrás suya, se giró y se lo encontró allí, a escasos centímetros de él sonriendo levemente. Kuroo amplió enormemente la sonrisa y lo abrazó con fuerza.

No había notado su presencia, había mucha gente en el aeropuerto y además -olió el pelo de Kenma- casi no se notaba su olor, estaba enmascarado por olor a alfa.

Aquello le molestó, Kenma no había hecho nada, no necesitaba si quiera comprobar si aun no estaba marcado, Kuroo confiaba plenamente en él, probablemente se le hubiera quedado ese olor después de pasar tanto tiempo rodeado de alfas así que no le dio importancia.

Akaashi había sentido como unos fuertes brazos lo abrazaban por detrás segundos antes de que el teñido se pronunciara y no podía haber sido otro que Bokuto.

El pelinegro se giró y respondió al fuerte abrazo.

-¿No era aquí?- Preguntó Kuroo confundido.

Kenma rió levemente.

-No, era esa.- Dijo señalando una puerta exactamente igual contigua a la que estaban viendo ellos.

Salieron del aeropuerto y volvieron a casa en el coche de Kuroo.

El pelinegro había aprobado el carnet de conducir hace un año, al igual que Bokuto, y sus padres aprovecharon para comprar un coche nuevo y dejarle el antiguo a el. Kenma y Akaashi lo aprobaron unos meses atrás.

Fue un viaje rápido, Bokuto no paraba de hablar emocionado de todo lo que les habia pasado, de los partidos, de la gente famosa que conocieron, de la comida que probaron y sitios que visitaron. Akaashi no paraba de pensar en lo adorable que se veía el alfa, parecía un niño pequeño e inocente.

Llegaron al edificio y montaron en el ascensor, Kenma era el mas cercano a los botones y presionó el piso de los alfas pero también el suyo. En la primera parada, Kuroo y Kenma bajaron y se despidieron de los dos búhos, no sin antes Kuroo guiñarle un ojo a Bokuto que le devolvió una sonrisa pícara.

Entraron y Kenma echó un vistazo, el piso estaba tal y como lo habían dejado, definitivamente no habían vivido allí, sin embargo no estaba sucio.

-¿Limpiaste...? - Preguntó en bajo.

-Hum. - Asintió Kuroo.- Por si querías venir, también compré comida.

Kenma se giró y le sonrió, Kuroo siempre estaba en todo. Pasaron a la habitación y el menor dejó la maleta en una esquina para después quedarse frente al pelinegro mirando fijamente esos orbes felinos.

Kuroo tomó su cara con las manos y acarició la mejilla. 

-Eres el mejor.- Susurró antes de que el otro lo callara con un beso. 

Bebieron cada uno de la boca del otro como si de dos náufragos sedientos de amor se tratase. había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que probó esos labios con sabor  vainilla.

Todo Capitán Necesita Su Armador [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora