Cuarentena IV

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Kuroo de levantó aquella mañana de sábado, algo cansado, como si no hubiese dormido lo suficiente y su cabeza pesase más de los normal. Encendió la cafetera y presionó el botón dejando que el café cayera en la taza. Aún estaba somnoliento pero algo le llamó la atención. El olor del café, que normalmente inundaba su cocina por la mañana era inexistente hoy. Dejó que terminará de caer y acercó la taza a su nariz inspirando con fuera esperando olerlo pero no fue así. Un escalofrío recorrió su espalda. Rápidamente abrió la nevera y encontró lo que buscaba: el bote de salsa picante. Vertió un poco en una cucharita de café, y armandose de valor la introdujo en su boca. Lo que pasó fue una sensación peor que la del picante en su garganta.
Se puso una mascarilla y fue hasta el dormitorio.

Meneó suavemente el hombro del omega para despertarlo. 

-Kenma, Kenma.- Lo llamó con suavidad.

El teñido murmuró algo inteligible.

-Tengo coronavirus.

El teñido abrió los ojos con sorpresa.

-Qué dices?- Preguntó alarmado.

-Tengo síntomas, voy a llamar para que nos hagan una prueba.

-Estas seguro? No será un catarro normal.- Dijo con cara de desconfianza.

-No. Estoy seguro.-

Kuroo llamó, el servicio estaba colapsado pero al llamar desde su número profesional le cogieron en seguida. Vinieron horas después a hacerles la prueba. A los tres. Akira lloró con fuerza tras la prueba y Kenma la consoló.

Aguardaron el día con las mascarillas puestas en todo momento. Después de comer Kuroo se sentía peor y tenía fiebre. Kenma desinfectó las manillas de las puertas ya que eran las cosas que más tocaban con las manos y a las 7 de la tarde llegaron los resultados.

Kuroo dio positivo.

Kenma preparó la bolsa de Akira. Fue hasta la habitación para despedirse de Kuroo.

-Voy a llevar a Akira a casa de tus padres. 

-Y tu? 

-Yo me quedaré aquí, cuidándote. 

-No.- Negó rotundo.- Tienes que irte, que pasa si lo coges tu también? Nos morimos los dos y Akira se quedará huérfana.- Dramatizó el pelinegro. 

Kenma rodó los ojos. Salió de la estancia y llevó a Akira a casa de sus abuelos. Regresó a casa y fue a la habitación a ponerse el pijama.

-Kenma.- Lo llamó Kuroo desde la cama. -Ve a un hotel. 

El teñido guardó silencio. 

Se giró hacia él y lo miró fijamente. 

-Como te mueras.- Amenazó. - te revivo y te mato de nuevo, ¿está claro?.- Respondió con rabia.

Kuroo sonrió ante la respuesta pero Kenma sintió como los ojos se le humedecían.

-Ni se te ocurra dejarme solo.- Añadió esta vez con la voz algo temblorosa. 

El teñido hacia videollamada varias veces al día para ver a su pequeña. Kenma se encargaba de llevarle la comida a Kuroo todos los días así como de hacerle compañía durante unas horas. Desinfectaba siempre todo, incluso dormía en el sofá e iba al baño de invitados. Habían pasado tres días y los síntomas de Kuro comenzaban a remitir.
Kenma estaba en el sofá viendo una serie cuando empezó a marearse, su estómago se empezó a sentir mal y pronto tuvo que correr al baño.
Kuroo oyó aquello y se levantó para ayudarlo. Kenma estaba pálido. Una vez terminó, Kuroo lo guió hasta la cama y el teñido se tumbó.

Todo Capitán Necesita Su Armador [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora