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Narración en tercera persona
Domingo en la mañana, la nariz de Hoseok estaba cubierta del aroma del cabello de Taehyung, lo abrazaba como a un osito o a una almohada, se sentía tan en paz en ese momento, que deseo que el tiempo se congelara un buen rato y poder sentir al chico en todos los aspectos, lo quería, mucho.
El amanecer estaba cerca y el único ruido era el del aire acondicionado y un reloj tic tac que estaba en la mesilla de la habitación de hotel.
Tenían unas horas de haber llegado a Tokio y todos automáticamente se fueron a dormir, Hoseok quería seguir durmiendo abrazado a Taehyung, pero quería seguir despierto para seguir disfrutando de su aroma.
Besó su cabeza dulcemente, acarició sus manos, sus brazos, su cintura, le subió la pierna como un koala y sin saber cómo, ya se encontraba sonriendo, al mismo tiempo que salía el sol.
Taehyung comenzó a moverse y a acomodarse a su cuerpo, a tomar sus manos dulcemente, Hoseok podía imaginarlo con una sonrisa, con los ojos cerrados medio dormido y con el cabello rubio alborotado y se sintió feliz.
--Duerme-- le dijo con voz baja, no era su intención despertarlo. El rubio lo abrazó más fuerte, llevó sus manos hacia su boca y comenzó a darles besitos. Hoseok sintió cosquillas en las manos y comenzó a reír.
Tae se acomodó boca arriba y se estiro, quitándose las sábanas blancas de seda poco a poco, dejando a Hoseok con la vista más bonita de todos los tiempos, el pecho del chico subía y bajaba al compás de su respiración y Hoseok comenzó a tocarlo con la yema de sus dedos, absorto en su piel dorada.
El rubio cerró los ojos, disfrutando de las sutiles caricias, poco a poco sintió la piel de gallina, y tomó la mano del castaño para que se detuviera. Le lanzó una mirada traviesa.
--¿Me das un beso?-- le preguntó tiernamente.
-- Nos huele la boca -- dijo el castaño juguetón.
Taehyung hizo un puchero y se escondió bajo las sábanas.
--Hey, ven aquí-- dijo Hoseok.
Bajo las sábanas, Taehyung se veía muy tierno y puro, pero había algo más en él, su mirada siempre era diferente, esta vez lo estaba provocando.
Se acercó a él poco a poco, lo miró atentamente, admirando su belleza, el rubio sonrio de medio lado y repentimamente lo besó, descubriendo que su sabor era a gloria.
Los besos eran tiernos, pero también salvajes, las caricias eran suaves pero también provocativas. Sus respiraciones agitadas acompañaban el sonido del reloj tic tac de la habitación.
Y cada uno sabía que hacer, como por inercia, como en modo automático. Hoseok se posó sobre el rubio y abrió sus piernas poco a poco.
Sin quitarse la ropa se rozaron, solo probandose.
Las caderas del castaño tenían un movimiento lento pero intenso, Taehyung metió sus manos bajo su playera, enterrando sus largos dedos en su espalda. No podía contenerse, no podía morderse los labios y dejar marcas o cicatrices, así que abrió la boca, dejando escapar los sonidos que a Hoseok tanto le gustaban. Después de eso, el castaño tampoco pudo contenerse y la habitación estaba más viva, solo ellos dos y el reloj.
Se acercó al cuello del rubio, dejando besos, escuchando más de cerca el placer que le daba y se movió más rápido, dolía, y a Taehyung también, pero no podían ir más allá, hoy no.
De un solo movimiento lo puso de espaldas, con la ropa puesta siguió rozandolo, apresuradamente metió su mano a su ropa interior para masturbarlo, Taehyung arqueo más la espalda. Estaba muy despierto ahora, pronunciando Hoseok hyung cada que podía hablar.
La habitación ahora estaba más viva, con los primeros rayos del sol y con los sonidos cada vez más animales de los dos amantes, el reloj tic tac no se podía escuchar más. A ninguno le importaba callarse ahora, porque aunque tenían algo de cordura aún, se estaban entregando completamente.
La mano de Hoseok estaba llena de la escencia de Taehyung, poco a poco el rubio se dio la vuelta y besando a su pareja metió la mano en su pantalón.
Hoseok lo disfrutaba, y gemía su nombre y sin ser consciente le pedía más y más. Lo acostó en la cama y dirigió su boca a la erección del castaño, besandolo primero, jugando con él.
--Hazlo ya, duele -- su hyung pedía con apenas un hilo de voz y las manos temblorosas.
Y como buen dongsaeng obedeció.
Hoseok nunca se contenía y movía las caderas, Taehyung lo escuchaba y se exitaba más y más.
El sabor de su hyung era dulce y amargo al mismo tiempo, se llenó la boca de el hasta que fue un desastre.
El reloj tic tac se escuchó de nuevo, acompañado del ruido matinal de la gran ciudad.
Ambos se dieron cuenta de que así querían despertar todas las mañanas.
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Han pasado 84 años haha
He estado muy ocupada, no les prometo un gran regreso, por que muchas veces no tengo inspiración, pero al menos, no es una despedida.
Siempre leo sus comentarios, gracias por leer y votar 💜
