~ Final ~

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Un día más de trabajo agotador en las oficinas de las agencias, donde te encuentras desde los detectives que acosan la máquina del café para no caer rendidos en sus escritorios de madera decente, hasta los investigadores que ejercen profesión dentro de la criminología. Ahora mismo una joven de cabellos desordenados acude a la oficina de sus colegas para seguir atendiendo algunos de los casos que llegaron recientemente, la actividad que se ve a su alrededor cargada de prisas y alguna que otra maldición es algo a lo que ya se ha ido acostumbrando.

-- Hasta que te dignas a aparecer, unos minutos más tarde y ya pegaba tu rostro en los avisos de buscados.

La voz de un joven policía hace que TN sonría y levante la ceja en gesto de recibir una ofensa, observa de pies a cabeza al chico en frente suyo con el uniforme recién planchado con los botones un tanto desgastados y esos dientes casi perfectos, debajo de las leves ojeras que acompañan sus ojos color limón.

-- ¿Me extrañaste? No sabía que te tenía tan a mis pies, Clem.

-- Pues parece que tengo competencia, porque Hat bondadoso quiere vernos -ambos comenzaron a caminar por las casi estrechos pasillos del edificio, bajo la luz de las lámparas que parecían grandes caramelos de menta pegados en el techo- justo ahora que hemos tenido mucho trabajo por aquí.

Se detuvieron frente a la sala de juntas que tenía las placa de varias instituciones y nombres de jefes corporativos. Ver aquella puerta de roble bastante refinado hizo que TN pudiera recordar sus días en que casi se orinaba encima para presentar sus trabajos en la universidad ante los jueces de la escuela, con mucho esfuerzo logró ascender en el mundo que sigue criminales y caminos color carmesí. Ahora no era una estudiante más sino una investigadora que iba cada vez más hacia una oportunidad mejor que la anterior, logró hacerse varios amigos y enemigos en las oficinas pero eso era lo de menos en ese momento, era su gran momento.

Un par de toques son suficientes para demostrar algo de educación formal antes de entrar a la sala, el aroma a libros y muebles casi nuevos inunda la nariz de la investigadora para comenzar su vista rápida hacia lo que encierra esas cuatro paredes con algunos azulejos. El hombre de rasgos casi anormalmente jóvenes para su edad se encuentra ordenando un par de fólders de un color grisáceo junto a un par de personas a su lado.

-- Me alegro que ya hayan llegado, tengo algunos informes que les serán buenos.

 Los fólders que tenía en sus manos pasan a su escritorio con algo de rapidez, el oficial abre uno de ellos y lo cierra en casi ese mismo momento, algo se traía en manos aquel hombre de sombrero blanco y corbata azul pastel.

-- Disculpen si fue muy precipitado mi llamado pero estaba realizando algunos ajustes de dictámenes con estos caballeros y el tiempo se hizo cenizas, lo que tienen son los reportes que faltaban para llenar el caso anterior de la calle 32.

-- ¿El asesinato del joven vendedor de artesanías? Pensé que jamás llegaría, lo revisaremos lo más pronto posible. 

El chico uniformado asintió a lo que había dicho su compañera sin dejar de mirar los ventanales detrás del escritorio de su superior.

 -- Necesitaré su reporte y los progresos que hayan obtenido en estos días, los conozco y sé que lo harán bien - dice con una leve sonrisa y recargándose en su sillón color crema- deberán de irse por ahora, algunos de los forenses querrán respuestas inmediatas tanto como yo.

Después de una despedida formal volvieron al mundo de la investigación criminal con ambos fólders en sus manos.

-- ¿Crees lo mismo que yo?

-- Ni de broma, yo pagué tu almuerzo la última vez, ahora es tu turno, señorita. 

No perdieron más tiempo y caminaron hacia la oficina de la agente, bastaron unos cuantos pasillos para llegar a su destino y acomodarse en los pequeños sillones color azabaches en casi el centro. El estilo de su lugar de trabajo era con algunas decoraciones de tonos claros entre la burocracía que rondaba en algunas áreas, un leve recuerdo de sus gustos en el trabajo.

Al abrir ambos fólders se encontraron con papeles de algunos departamentos judiciales y de los laboratorios del área forense, entre sellos y fotografías de varias áreas se notaba el juego que había en sus manos.

-- No son para nada esos informes que tanto decía -resopló y siguió revisando el contenido de los papeles- esto es muy extraño, ¿en serio quiere que nos encarguemos de algo que parece "confidencial"?, que lo jodan.

-- Vienen algunas cartas con una letra muy definida, si lo ha dado sin precaución no creo que sea algo con los que no deba contar nuestras huellas -la chica habló sosteniendo una hoja doblada en seis partes- debo admitir que sabe cómo poner este tipo de cosas en secreto.

Siguieron leyendo aquellas cartas y observando las fotografías de lugares conocidos en la ciudad.

-- Se trata de algo que ha salido de las manos sin dudas.

Y el joven peliazul con rizos rosas pastel tenía razón.

" Todos al final tendrán una nota más que cantar, no me es posible contener esta curiosidad de saber lo que la policía y el estudio puede hacer con el arte. Es algo tan subjetivo y sublime que no es fácil de tragar, pero no imposible.

Sus oportunidades de seguir a las mariposas serán de acuerdo a vuestra voluntad, en esta época es fácil quebrantar a los débiles pero ¿cuál sería el propósito de que todos caigan al mismo tiempo?

Los sacrificios siempre serán bienvenidos de aquellos que quieran seguir adelante y librarse de sus propios sufrimientos con la humanidad."

Ese era el último párrafo de una carta con los nombres de las personas que están en la ciudad, las asociaciones tanto de héroes, villanos y agencias policíacas. El teléfono celular del joven oficial notificó un mensaje con varios códigos de la policía, lo atendió con rapidez y suspiró levemente.

-- No somos los únicos que reciben estas cosas.

Aquella notificación llevaba un singular apellido que revolvería un poco más la situación.

| Bajo el logo de un sombrero negro. |





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