Capítulo I

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Bien, este es mi primer escrito

oficial y solo me queda desearles

que lo disfruten.


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La vida era bastante buena hasta cierto punto, mi señor iba y venía de un lado a otro cumpliendo su trabajo y admiraba su determinación a pesar de que todos le temieran e hirieron. A veces cuando el escapaba con el dios dador de vida tomaba su lugar ayudando con su ardua tarea recolectar las almas para enviarlas a ser juzgadas, mi vida como dije era tranquila, hasta que lo conocí a él, uno de los sirvientes de el dios creador.

Un día en el que debía recolectar el alma de un pequeño que no había logrado sobrevivir a el parto fue el primer encuentro con él y uno no muy bueno, el había ido a recibir a los pequeños topandose con la noticia de que solo uno había sobrevivido desatando su enojo contra mi. Solo tome el alma del pequeño poniendo la marca a la pequeña polilla y enviándole a su destino para poder regresar sin problema a una nueva vida. Pensé me dejaría tranquilo pero eso no pasó, siguió detrás de mi comenzando a irritame, suspiré para tratar de calmarme. No era ni el lugar ni el momento para desatar una pelea, eso no iba conmigo.

A: - ¿Eres sordo? Te estoy hablando.. Regresa al pequeño ahora.. Aun no es tiempo de que parta.. Tú.. Pajarraco -

Me había dicho pajarraco cosa que me hizo reír, me gire encarando a este y baje la mirada un poco ya que era más bajo que yo, ladee la cabeza observando a este de pies a cabeza.

R: - Si alguien aquí es un pajarraco... Ese eres tú, tienes alas y plumas y eres una molestia para poder cumplir con mi trabajo, has el tuyo y no me molestes -

Le di la espalda y me transporté a la habitación donde una mujer estaba por partir de ese plano existencial, odiaba verlos sufrir, ya que nadie merecía eso, sin embargo, todo era parte de todo y no podía intervenir, la voz de esta me hizo mirarla ya que sentía mi presencia cosa que al principio me alarmó.

Mujer: - ¿Ya ha llegado mi tiempo? Hubiera deseado poder esperar ver a mis hijos.. Dijeron que no tardaban en llegar.. Después de mucho al fin vendrían -

Suspiré y me acerque a esta para tomar su mano con suavidad viendo el cansancio en sus ojos, poco a poco el tiempo iba acortandose para ella, pude sentir la esencia de sus hijos y la desesperación por llegar a ella, cerré los ojos usando el don que el señor Ithis me había dado al ser creado dándole un poco más de tiempo a esta.

R: - Podrás verlos y despedirte de ellos.. Pero después de hacerlo deberás partir sin oponerte.. Es un trato justo ¿No crees? -

Mujer: - Si.. Uno muy justo... Gracias -

Solté su mano para darle espacio a estos para despedirse de su madre, observaba curioso el actuar de estos para con ella, una vez terminó su tiempo me acerque a esta al notar como habia cerrado sus ojos, su alma se desprendió del cuerpo transformandose en una palomilla la cual acabé enviándole a Ithis para que pudiera reencarnar en su siguiente vida. Al salir de la habitación acabe topadome con quien menos quería por suerte no me había visto o eso creí por lo que me fragmente lejos de su alcance, pero logré escuchar mi nombre antes de desaparecer del hospital, según su tono de voz debería estar más que furioso como su señor cuando mi amo realizaba su trabajo.

Ahora estaba a las afueras de la ciudad en busca del siguiente en la lista, un pequeño oso que no lograría terminar satisfactoriamente su crecimiento, odiaba esto pero debía cumplir con mi misión. Me senté a la espera de su aparición con su madre cosa que no tardó en pasar, ahora ambos estaban en la orilla y el pequeño se veía mal, observaba a la madre intentar pescar algo para el pequeño mientras esté se había recostado en la orilla, suspiré levantandome de mi lugar y caminé hasta donde el menor se hallaba acariciando su cabeza.

El destino cruza caminosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora