¿Cita?

7 2 0
                                    

Nuestras cejas habían comenzado a crecer por un aceite mágico que mi mamá nos dio. La demostración de amistad de ellos, a pesar de ser muy significativa y tierna trajo consecuencias, pero gracias a mi madre, no estábamos tan mal.

Está claro que nos ganamos muchas miradas raras estas semanas de parte de nuestra querida población estudiantil, y varias personas de la calle.

Antonella por su parte no había recibido su castigo, pero he de suponer que el karma se encargará de ella, y  es que he comprobado que existe por mis constantes desgracias.

Los chicos me habían dejado sola el día de hoy, el aburrimiento estaba haciendo estragos en mí, porque todos tenían algún compromiso, menos yo.

Me tiré en mi cama y tomé mi teléfono que sonó avisando que un nuevo mensaje había llegado, que extraño.

Allan:

¿Cuales son los planes de hoy?

Bufé al recodar que no tenía nada que hacer y le respondí el mensaje.

Nada de nada, nuestros queridos amigos nos han abandonado por los compromisos.

El chico rápidamente leyó el mensaje y el signo de "Escribiendo" apareció en mi pantalla.

Allan: ¿Que te parece si vamos a comer helados? 

Sonreí y le contesté.

¡Genial! 

No iba a hacerme de rogar, el aburrimiento me estaba consumiendo, y como Star Butterlfy (Si, veo esa serie) he prometido nunca ser vencida por el aburrimiento, okay, no es para tanto, pero enserio no quería quedarme aquí sin hacer nada.

Una idea cruzó por mi mente y le escribí en modo de broma.

Sería como...¿una cita? 

Me reí y esperé su respuesta.

Allan:

Iba a pedirlo yo, pero creo que te adelantaste.

Mi corazón empezó a latir a una velocidad anormal, y las palmas me empezaron a sudar, no me dio oportunidad de decirle que era solo un juego porque el chico me había dicho que pasaría por mi a las 5 eran las 4:30, salí disparada a ducharme.

Me puse una ropa cómoda, un pantalón y una camisa blanca con unos zapatos deportivos, intenté arreglar mi cabello, pero como sabrán, no es del todo posible, así que no me esforzaré en explicar algo que ni yo entiendo, algo de maquillaje y listo.

  — Vane, Allan te espera afuera— Antonella asomó su cabeza por la puerta para darme el recado y se fue sin darme oportunidad a responder.

Me dirigí a el pasillo y abrí la puerta.

¿Sabes ese momento cuando ves a tu crush y sientes que se te cae la baba? Bueno, así fue esto, Allan estaba vestido de forma casual, pero se veía completamente hermoso, o bueno, creo que no había notado realmente cuan guapo es hasta ahora.

— Holi— Tomé una carterita y salí de mi casa.

— Estás bonita— Le arqueé una ceja.

— Aquí entre nos, no me esforcé— El chico río y nos dirigimos a la heladería caminando y hablando.

Llegamos y pedimos los helados, por mi parte escogí uno de chocolate y él uno de menta, cuando iba a pagar el mío, me interpuse y pagué yo, el rodó los ojos pero lo aceptó.

Salimos de la heladería y nos sentamos en una plaza que estaba algo vacía, no se veían muchas personas.

— Bueno, tengo que decirte algo antes de que ocurra algo cliché y nos interrumpan  — Lo miré confundida comiendo mi helado, el chico había acabado el suyo y ahora me miraba nervioso.

  — Adelante...

— Vane, me gustas y solo quiero que lo sepas, no es que quiero que te declares o que me digas algo parecido solo creí correcto decírtelo antes de que alguien más te diga— Hablaba a la velocidad de la luz y luego de lo que acababa de soltar estaba estupefacta, le hice una seña con la mano de que parara y así no hizo.

Procesé la información y cuando terminé por entender lo que acababa de decir solté sin querer.

Naweboná— Si, no fue lo mejor que pude haber dicho, el me miró confundido— Oh, lo siento, quiero decir...Allan, mierda, no sé que decir.

El chico desde un principio había llamado la atención, es decir, sus ojos y su forma de actuar, el era muy lindo. Me siento atraída por el, eso está más que claro, pero no sé si me guste.

  — Esto...Es muy raro somos amigos ¿no?— Me miró decepcionado y rápidamente enmendé— No te estoy mandando a la friendzone— Suspiró aliviado— Solo...Me parece muy pronto.

El arqueó una ceja 

— ¿Pronto? Vane me gustas desde que te vi en esa clase, luego me saludaste y tu personalidad BOOM— Alzó sus manos exageradamente y reí.

Pensé por un rato que decir, medité la situación y no era del todo imposible algo entre él y yo.

— Bien...Hazlo— Lo miré divertida.

— ¿Hacer qué?— Me miró fijamente a los ojos.

— Enamórame— Un brillo extraño surcó sus ojos claros y me sonrió, una sonrisa genuina.

 Dejamos atrás el tema y seguimos hablando, de todo y nada. 

  — Cuando era pequeño tenía un perrito, el cachorro estaba enfermo y murió, desde ese momento siempre me planteé ser veterinario, adoro los animales, y ayudarlos sería genial—El chico hablaba emocionado mientras caminaba y yo solo veía sus gestos y cada vez que sus ojos se achicaban cuando sonreía, que hablar de sus hoyuelos.

Por estar distraída tropecé y caí sobre mi tobillo, grité por el dolor y Allan me ayudó a levantarme.

  — Mierda, Vane, ¿Estás bien?—Lo miré con una mueca, mi tobillo dolía como el demonio.

  — Ehm si, no me pasó nada—Intenté dar un paso pero en ese momento sentí más dolor aún, maldición.

  —Yo no creo, ven—Me tomó por la cintura para ayudarme a caminar y casi me desmayo por la acción tan simple.

Llegamos  a mi casa, yo cojeando y el chico ayudándome.

Cuando estuve en la puerta llamé y mi mamá abrió.

  — ¡Vane por dios!¿Que te pasó muchacha?—Me miró alarmada y me encogí de hombros.

  — Pero es que tu ni en una cita dejas de ser torpe— ¿Y a esta quien le dijo?...—Ven.

Allan me ayudó a entrar y me dejó en el sillón de la sala.

  — Gracias muchacho—Allan miró a mi mamá con una sonrisa.

  — De nada,¿no necesitan algo?—Me miró preocupado.

  — No, esta niña siempre ha sido torpe, voy a buscar hielo—Mi mamá se dirigió hasta la cocina.

Allan se sentó a mi lado y acarició mi mejilla, cerré los ojos por el acto hasta que caí en cuenta de lo que hacía.

  — Bueno, ehm, gracias—Lo miré y el me sonrió.

  — No es nada, me voy entonces.

  — Allan...

 —¿Si?—Lo tomé por la camisa y lo abracé, no pregunten, yo no sé nada.

Después de soltarlo se dirigió hasta la puerta y escuché como se despedía de mi mamá.

¿QUE MIERDAS PASÓ HOY? 

Mi mamá regresó y me miró con una sonrisa pícara.

  — Aaay vale.

20 razones para no enamorarme de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora