Nunca creí que existieran las conversaciones completamente ausentes de habla y señas. Leí alguna vez sobre ellas dentro de las obras de mi querido autor, pero para mí aquello era un suceso que sólo podría darse dentro del maravilloso mundo literario o al menos con alguien que conocieras a profundidad, no como mi caso, jamás había tenido una conversación que superara los temas laborales con éste hombre, ¿Por qué puede leerme con tanta facilidad?
Continuaban nuestras intensas miradas cómplices.
Ninguno cedía ni por un segundo.
Sentí su mano apoyarse en mi hombro y no tardó en volverse cada vez más fuerte el agarre, sus ojos poco a poco perdieron el brillo así como sus párpados se fueron cerrando paulatinamente…
Y cayó.
Su peso muerto fue a parar a mi pecho, haciéndome perder el equilibrio y cerré mis ojos, apretando mis párpados fuertemente esperando el impacto contra las oscuras baldosas. Mi corta caída libre tuvo como irremediable desenlace el golpe en mi cabeza, que no fue tan fuerte como esperé, quizás producto de los papeles aglomerados que me recibieron o de los labios que acunaron los míos al llegar al suelo, no estoy seguro.
El sentimiento que llen mi pecho en este momento es indescriptible, hace ya mucho tiempo no besaba a alguien y hacerlo con él, despertó en mi deseos que no sabía que existían. Mis labios no quieren dejar de rozarse con los suyos, aunque este sea un tacto casi infantil. Mi cuerpo no quiere quitarle de encima, es más, desea acurrucarse en el calor que este le brinda.
Incluso mi corazón respondió golpeando rápidamente desde mi interior, queriendo aparentemente provocarme un infarto, sacudiendo mis pensamientos y aún más importante, mis emociones.¿Por qué todo esto por él?
Abro mis ojos con un amargo sabor de boca e ignorando mis reales anhelos tomo su rostro por ambas mejillas, separando nuestros labios y dirigiendo su cabeza hacia un costado de la mía con cuidado, escondiéndole en mi cuello. Miré el cuerpo que tenía sobre mí mientras llevaba mi mano a mi cabeza para acariciarla, de alguna forma agradeciéndole el no haber perdido la conciencia, pues es un momento crucial, ya parece que he perdido el control de mis pensamientos, lo que menos necesito es que todo se vuelva negro.
Noté que Seungcheol respiraba tranquilamente por como todo el aire que exhalaba terminaba sobre la piel de mi cuello, dándome constantes escalofríos, distrayéndome. Es increíble la capacidad que posee este hombre de confundirme con cada mínima acción estando inconsciente. Porque eso es lo que sentí, nada más que una confusión, ¿no?
Exhalé, concentrándome una vez más, haciendo caso omiso a su pasiva actividad y me pongo una meta fija: Quitarle de encima e ir a buscar ayuda.
En un primer intento, posiciono mis manos en sus hombros empujando con todas mis fuerzas hacia arriba, no funcionó.
Intento ahora levantarme solo, apoyando mis manos en la cerámica y vuelvo a fallar.
Mi tic del ojo hizo acto de presencia.
— ¿Qué comes? — le pregunté sabiendo que no obtendría respuesta, golpeando con mi mano uno de sus hombros. Me fijé en como había logrado moverlo levemente y vi la evidente respuesta ante mis ojos.— Tenemos que girar. — susurro dejando escapar una sonrisa, ahora si que ganaría contra la fuerza de gravedad.
De inmediato me pongo en acción y abracé el cuerpo de Seungcheol, empujando con mi pierna desde un costado, logrando así que ambos nos ladearamos, quedando uno de mis brazos aprisionado esta vez, mientras el resto de mi cuerpo parecía volver a su lugar. Me detengo a pensar bien en mi siguiente movimiento, cambiando así la posición de mi mano libre, llevándola a la cabeza ajena, protegiéndola así de cualquier golpe a posteriori de lo que fuese a hacer. Una vez seguro de que no dañaría en lo absoluto a mi contrario, terminé mi maniobra tal como la imaginé, con los dos intactos.
Ahora me siento como si estuviese dentro de un libro y las hojas estuvieran arrancándose una a una, dejándome sin un final concreto, pues salí fuera de esas cuatro paredes, dándome cuenta de que no quedaba nadie en el octavo piso, bajé y me encontré con los cubículos desolados, ni un alma rodaba el lugar, ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de que los teléfonos de este piso sólo sean para comunicarse entre ellos? Sin perder más tiempo, continuo mi búsqueda, pensando en que el recepcionista aún debería encontrarse en su puesto y si al menos sino lo está, allí tiene un teléfono útil. Al llegar, me crucé con sus amables ojos y solté el aire que llevaba aguantando desde el séptimo piso.
— Jeonghan, necesito que llames una ambulancia, Seungcheol se desmayó en su oficina. — Al oírme, su apacible mirada se perturbó y de inmediato sus manos se dirigieron al teléfono, marcando rápidamente.
Pasados unos minutos, cortó la llamada volviendo sus ojos hacia mí y diciéndome que ya puedo retirarme tranquilo del edificio, pues los médicos personales de la empresa vienen en camino y ellos se harán cargo de todo. Le respondo con una mirada dudosa por los fuertes reclamos de mi corazón diciéndome que no debo irme por ningún motivo mientras mi razón grita en su contra, dejándome en un serio conflicto.
¿Volver a la oficina a su lado o no?
— De todas formas, no lo recordará. — Oí de mis latidos.
— Piensa bien tus acciones, todo trae concecuencias. — respondió la razón.
Aquí un nuevo capítulo para sus preciosos ojitos, espero que les guste mucho y que haya sido un lindo ratito de lectura. ✨
Nos vemos durante la semana, baibai.
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The writter. [Jicheol]
FanfictionLa relación profesional que tienen Seungcheol y Jihoon parece inquebrantable. Exacto, parece. Mientras Seungcheol marca las distancias, Jihoon se embeleza cada vez más por un seductor escritor.