Mi Poesía

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Desde pequeño escribía cortas frases unas bajo otras, sin tener una noción clara de lo que realmente estaba haciendo. Más tarde descubrí que se llamaban poemas, y dentro de ellos existían distintas figuras retóricas, además de estructuras tales como los sonetos con un número de versos limitados. De pronto encasillar mis frases no me pareció buena idea, ya que sólo me dedicaba a escribir mis emociones, pues dentro de mi círculo familiar, no era muy bien visto el andar llorando por ahí, así que aprendí a desahogarme de una manera un tanto peculiar.

Recuerdo uno de los primeros, en él me quejaba de como el perro de un primo había roto un juguete que me pertenecía. Pasé horas intentando arreglarlo, siendo descubierto por mi padre, que se enfado de sobremanera al ver el estado del plástico que me había regalado al día anterior y me tildó de mentiroso por haber culpado a la mascota ajena. No fue uno de mis mejores trabajos, si hiciera un libro recopilando todos mis escritos definitivamente no estaría ahí, pero las cortas frases sin mucha coherencia decían algo así:

"Su estúpido perro mi juguete rompió y me pagará todo lo valió, pues yo ya no podré jugar y él me las va a pagar."

En mi defensa, para mi corta edad de ocho años se oía muy genial.

Poco después de que se desencadenara el gran rumor entre los alumnos, debo confesar que aunque por fuera me mantuve estoico ante sus palabras y golpes, más de una vez caí en razonamientos que acababan en preguntas existenciales sin respuestas que, me destruían sin piedad con su incertidumbre. Mis frases para ese entonces tomaron un sentido y sentimiento mucho más profundo, ya incluso me atrevería a llamarlos poemas amateurs. En ellos dejaba todo lo que no era capaz de decir a viva voz, encondiéndome bajo un colchón hecho de género literario lírico

"¿Qué hacer?
Cuando ni tú te eres capaz de entender
¿Qué hacer?
Si sientes que aún te queda mucho por aprender
Por sentir, por amar
Por entregar
¿Qué hacer?
Si existe este vacío en mi pecho
Y no soy capaz de enfrentar lo hecho
Y por eso escondo mi delirio
En un silencioso martirio. "

Sin embargo, llegó el día en el que me propuse ya no esconderme más, las estrofas dejarían de ser la gran muralla que impedía a otros saber mis reales emociones. Tiré el papel y lápiz lejos de mi alcance, saliendo de mi zona de confort, lanzándome a un vacío que no estaba seguro si acabaría conmigo o no. Mi motivo para arriesgarme a tanto, fue un chico que conocí a mis 22, Soonyoung. Él me enseñó muchas cosas a lo largo de nuestra amistad, cada tarde que pasaba junto a él en los jardines de la universidad, era una nueva lección de vida digna de escribirse en un extenso libro, Soonyoung tenía su propia filosofía.

Pero él jamás se apoyó en nadie, nunca escuchó lo que le enseñaba a los demás y su hipocresía le arrojó de un edificio a la caja de madera bajo la tierra, mientras buscaba el sentido de la vida.

Hoshi, donde sea que estés, sólo quiero decir que, te extraño.

Y desde ese entonces, no callé absolutamente nada, quizás fue un tanto extremista, quizás me trajera dolor y decepciones, pero para mí sonaba como un nuevo comienzo. A pesar de las veces que me topé con personas que no valían la pena, pero me esforcé en no generalizar y me permití continuar conociendo. Así, fui rodeándome poco a poco de personas maravillosas, incluso dentro de la empresa ya he logrado entablar amistades, Jeonghan y Minghao.

Hasta ahora los poemas ya no eran parte de mi cotidiano, ni tampoco planeaba que así fuera, pero este sentimiento que día a día crece en mi pecho, me está ahogando, no soy capaz de mirarle a los ojos como lo hacía antes, el ir a su oficina es algo que evito a toda costa y cada vez que envío a Seungkwan a entregarle algún documento ruego que no se de cuenta de mis reales intenciones. Hasta el pasarle llamadas desde el teléfono me descoloca, sólo basta un mínimo gesto de él que se oiga para sentir mi corazón en el cuello.

Un golpe en la puerta de mi oficina me despertó y sólo atiné a responder un rápido "Pase", volviendo mi vista hacia un corto poema que escribí en una hoja en blanco, lo escondí  rápidamente en medio de unos documentos de contabilidad, pues escucho unos lentos pasos aproximándose al escritorio.

— Necesito hablar contigo.

Tiemblo al distinguir ese timbre de voz que a través del teléfono se oye mucho más vacío, más lejano y ronco, ésa voz que he evitado a toda costa oír en persona. Me perturbo al tomar conciencia de que no puedo simplemente pasar la llamada o cortar, aquí no tengo como escapar, esta situación no esta ocurriendo dentro de un libro que puedo cerrar y tomar una pausa para digerir lo que está ocurriendo, ¿Qué se supone que viene a decirme? ¿Me despedirá por no entregarle las cosas personalmente? No, eso sería absurdo.

Entonces, ¿Qué quiere?

— ¿Qué quiero?

Mierda, ¿Hablé en voz alta?

Hola preciosuras, sé que me desaparecí por un buen rato, pero es que mi cabeza ha estado en blanco este último tiempo y siempre me ha gustado traerles lo mejor de lo mejor.
En fin, espero lo disfruten y que mañana quienes tengan colegio, liceo, universidad o trabajo, les vaya muy bien.
Baibai.

The writter. [Jicheol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora