Why do you have to sell me to those mean old men?
They cut me up in places I don't even understand.
~
¿Por qué tuviste que venderme a esos hombres malos?
Me cortaron en lugares que ni siquiera entiendo.—¿Mamá?—el menor sacudió a su madre del hombro, con cuidado de no tocar sus heridas en su intento por despertarla.—Vamos, mamá, es tarde.
La angustia llenaba su pequeño cuerpo, su padre llegaría en cualquier momento y comenzaría a maltratar a su madre si la hallaba sobre el colchón, aún si era porque sus heridas no le permitían ponerse en pie. La omega había sido golpeada toda la noche frente al cachorro hecho un ovillo en el sillón.
El sol estaba por ocultarse y Louis no había tenido el valor de despertarla, rara vez dormía y su respiración era pesada. Era triste que aún cuando la mujer estaba sumida en sueño, su semblante era perturbado y doloroso, como si tuviese miedo de que el hombre se adentrase a su mente para apuñalar sus pensamientos.
Su madre era arte, recordaba cuando las cosas estaban bien y no importaba el lugar en el que vivían o si faltaban condimentos para la cena, eran felices y nada más importaba. Pero su padre la había dejado fuera y la lluvia había empapado el fino lienzo haciendo la pintura correr desastrosamente en líneas dolorosas y desordenadas, había convertido una obra de arte en un triste revoltijo de sufrimiento.
Era sábado y las labores del hogar le tocaban ese día a su madre según el rol que habían hecho sobre una hoja rehusada y amarillenta que se sostenía de un imán gastado sobre el refrigerador, balanceándose tristemente con el aire proveniente de la única ventana. Aún si no era su turno, el menor se había encargado de dejar la casa impecable y usar los últimos alimentos en casa para hacerle de comer a su madre, aún si eso implicaba que él no tuviese nada en el estómago.
—Mami, arriba.—aulló el cachorro sacudiendo a su madre un poco más.
La omega se removió un poco antes de sonreír al menor y apartar el flequillo de sus azules fanales.—Hola, Lou.
Las cortinas agujeradas de encaje viejo guiaban los últimos rayos de sol hasta la marca verdosa y violácea en la nariz de la omega, esa marca que llevaba meses ahí, su padre nisiquera dejaba el cardenal desaparecer antes de acertar otro golpe. La mujer trató de incorporarse antes de mirar bien el rostro de su cachorro y luego tomarlo entre sus manos con desespero.
—¿Te golpeó, Louis?—pasó su delicado dedo con suavidad sobre el pómulo rojizo y dañado de su bebé.—¡¿Se atrevió?!
Louis bajó su mirada, posándola en el suelo con vergüenza. Había estado tan asustado la noche anterior cuando su madre perdió el conocimiento en medio de la paliza, él realmente no quería hacerlo, no fue su intención. Simplemente estaba aterrado y el cálido líquido había invadido sus pantalones claros con rapidez.
Su padre le propició un buen golpe repitiendo una y otra vez que los hombres no lloraban ni se orinaban encima, que a ese paso se convertiría en un estúpido omega.
No quería ser débil, el debía ser un alfa y proteger a su madre.
Debía ser un alfa.
Louis se las arregló para sonreír mostrando la ventana dejada por el diente que acababa de perder, el ratón de los dientes debía ser tan pobre como Louis pues sólo le había dejado un caramelo caducado de naranja a cambio de su incisivo.—No duele, mamá.—Su herida punzó recordándolo cuán débil era, pero la mentira se deslizó con facilidad por sus labios.
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Don't hurt me. (L.S) Omegaverse
FanfictionLouis simplemente quiere dejar de llorar, dejar de temer y ser amado tan sólo un poco. Conocer ese sentimiento que se le había negado por años. O dónde Louis es un omega lastimado y menesteroso de cariño y Harry un alfa protector. -Soy Harry. No...