Una tarde

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Una tarde de primavera, caminando por la orilla de la playa, cuando el sol nos deja ver sus últimos rayos, te veo a la distancia.
  Mi corazón se acelera, amenaza con salirse del pecho, mi respiración se agita, el mar mismo siente nuestro deseo y apenado nos deja ver sus olas, yo corro a tus brazos cual adolescente enamorada, pero con la madurez de mis años.
  Llego a ti me abrazo a tu cuerpo fuerte muy fuerte, te doy un largo beso lleno de esa pasión que solo tú supiste despertar, después cual serpiente escurridiza bajo mi mano, suave, cálida abro tu cremallera, y acaricio lo que tienes ahí,  con la firmeza que te dieron mis caricias, me levantas, yo abrazada a tu cuello abro mis piernas para abrazarte con ellas, y así permitir entrar todo sin importar que, sintiendo el calor del mar, el fuego que emana de los dos.
Cuando la negra noche permite pasar la primera luz de la tímida luna, en un lugar más íntimo, así abrazada a ti, beso tú boca, esa boca que me excita tanto, seguir por tu cuello dasabotonando tu camisa besando cada parte que vaya descubriendo sin prisa, recuperando el tiempo, te tumbo en la cama, te saco el cinturón, desabotonando tu pantalón y sigo besando cada parte que descubro, empezando por la punta, pasando mis labios húmedos, recorriendo a tres por fuera con el calor de mi lengua, justo en la cima entre abro mi boca mostrando el placer que me causa sentir como entra, sin prisa resbalando.  Así rígido cómo esta te monto arriba, abajo hasta oírte gritar de placer y yo contigo igual.
  Más tarde cuando la noche está más obscura, en la hora tuya y mía, me despojas lentamente de mi vestido negro, dejando al descubierto mi ropa interior, negra que resalta mi figura, empiezas por abrir cada uno de los broches del sostén, sin prisa besándome despacito, mientras susurras frases que me excitan aún mas, y me besas cada parte de mi, partes que se ponen duras, tomas tu tiempo, y sigues por mi vientre, llegando a mi tanga de encaje, con toda la ternura me despojas de ella, acaricias besas, tu lengua juguetea entrando y saliendo sintiendo toda mi humedad, mientras bajas mis medias de encaje ajustadas a mi piel, y por fin en un instante me haces ver las estrellas, cuando los primeros rayos del sol se asoman por la ventana, terminamos cansados, agotados, y con el arrullo del mar seguimos abrazos.
  Que maravillosos son los sueños pues en ellos llego al clímax, y me despierto sudando sonriendo con mi mano entre las piernas.
MaJu

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