Piano a cuatro manos

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¡Hola!

Soy Susana y en esta entrada quiero darles algunos tips para que la masturbación en pareja sea candente y placentera.

Primero, conceptos básicos. Bien sea que vayas a recibir, a dar o a compartir, deja los complejos fuera de la habitación. Problemas como rollitos, celulitis, pelos, olor, color, tamaño, etcétera, no hacen más que distraernos del fin último de lo que buscamos: placer.

Ya estás ahí, ya están prestos para intimar. Libera tu mente de lo que no puedes controlar. Ya para la próxima verás si te da tiempo de depilarte o de ponerte el boxer que te hace ver más delgado. Ya está. Disfruta de las cosas como están servidas.

Otra cosa, estás guías existen básicamente para generar nuevas y buenas prácticas en el acto sexual. Quizás tienes experiencia y sabes qué te gusta, pero quizás no.

Sé humilde. Lee y aprende, te aseguro que algo nuevo vas a sacar. Deja de hacerte el macho que todo lo sabe, o que por ser chica y tener lo mismo, crees que va a funcionar la misma técnica en ti y en otra chica. No. Cada persona es un mundo y necesita una técnica diferente. Cada vez que vayas a intimar con alguien es un capítulo diferente porque esa persona es diferente y porque tú eres diferente a lo que fuiste en la relación pasada. 

Así que experimenta, pregunta y guía.

¿No te gusta lo que esa persona te está haciendo? Pon tus manos sobre las suyas y haz que te acaricie del modo en que tú lo harías. Y no te ofendas si esa persona hace lo mismo contigo. Estamos todos aprendiendo.

Además, estás técnicas son unisex en el sentido de que hay una parte que está dedicada a cómo darle placer a un hombre y otra a como darle placer a una mujer. Pero el proveedor de ese placer no tiene género. Habrán momentos que me dirija al sexo opuesto porque asumo que desconocen por tener una anatomía diferente. Pero bien podrían tratarse de parejas LGBT+.

Entonces, empecemos por ellos y acabemos con eso de primero las damas, porque en este post vamos ser menos "damas" que nunca. Menos mal.

Vayamos a lo básico. Bajamos el calzoncillo y ¡bum!, una polla en nuestra cara. Hey, es un pene. No es una araña atacándonos, ni es veneno. Es una parte más del cuerpo de ese chico, como si le acariciaras un brazo o le besaras el cuello. No le tengas asco ni miedo. Es algo que sale del cuerpo del tipo que te gusta. Tócalo con gusto, con curiosidad, con placer.

En esto, la actitud es el 50% del trabajo. Si arrugamos la cara o lo agarramos con dos deditos, no funciona. Es una polla, un pene, su pene. Disfrútalo.

Eso sí, no es como vemos en la literatura erótica. Tocarlo no es algo que nos genere placer físico a nosotras. Es más mental, el juego de poderes, la satisfacción que da generar placer en el otro.

La lubricación es muy, MUY importante. Si lo combinas con sexo oral puedes usar la saliva, pero como hoy sólo vamos a usar las manitos, lubricante o un aceite para masajes sirve también si es apto para el área genital. Usa suficiente cantidad, que resbale. Lo aplicamos en nuestros dedos y lo calentamos un poquito en nuestras manos, luego tomamos el pene desde la base y lo vamos untando con un masaje de mano entera. Es decir, palma abierta que rodee el cuerpo del pene, y subimos y bajamos sin ejercer mucha presión. La otra mano la pasamos por el escroto y lo lubricamos también. Suave, sin presión.

La técnica básica es con una mano, mover el codo para que el antebrazo completo se mueva hacia arriba y hacia abajo, haciendo que el prepucio (si tiene) suba y baje. Cuando quieras acelerar, mueve sólo la muñeca. Varía con otros movimientos porque es cansador.

Puedes usar sólo el pulgar y el índice y hacer presión recorriendo el cuerpo del pene, o formar un anillo con estos dedos y deslizar el pene por ahí.

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